La X que lo cambia todo
Al marcar la casilla 105 de la declaración de la renta contribuye a financiar la labor social de la Iglesia Católica
En plena campaña de la Declaración de la Renta, es conveniente recordar que los contribuyentes tenemos la posibilidad de, con un simple gesto, decidir dónde queremos que vaya destinado una pequeña parte de nuestros impuestos; para ser exactos, el 0,7% de ellos –o el 1,4% en el caso de marcar las dos casillas, la número 105 de asignación a la Iglesia Católica y la número 106 de fines sociales–.
Y todo esto sin que nos suponga ningún desembolso económico e independientemente de si el resultado de la declaración es a pagar o a devolver. Una pequeña X que puede cambiar muchas cosas.
Vaya por delante que si no es usted el que realiza su declaración y lo hace un gestor, debe informarle y marcar la casilla de su elección, ya que se trata de una decisión libre y personal. También es posible no marcar ninguna casilla y, en ese caso, será el Estado quien decida.
Pero ¿dónde va a parar ese dinero? Al marcar la casilla número 105, de asignación a la Iglesia Católica, el 0,7% de sus impuestos se reparte –casi en su totalidad– entre las diferentes diócesis de España. En 2015, el total de la Asignación Tributaria de los contribuyentes fue de casi 250 millones de euros y el montante repartido supuso una media del 24% de los recursos disponibles de una diócesis.
El dinero no repartido entre diócesis se asigna a partidas como cotizaciones a la Seguridad Social del personal o aportaciones extraordinarias para Cáritas Diocesanas.
La Iglesia Católica y su incansable trabajo está presente en todos los ámbitos sociales y siempre del lado de los que más lo necesitan: mujeres maltratadas, trata de blancas, drogodependientes, inmigrantes o excluidos. También es indispensable en áreas como la educación, sanidad o cuidado de mayores. Se calcula que la suma de estos produce un ahorro de más de 2.000 millones de euros anuales al Estado.
La labor social de la Iglesia ahorra más de 2.000 millones de euros anuales al Estado
Según la consultora KPMG, el impacto de la Iglesia en actividades asistenciales “corresponde a casi 600 millones de euros, equivalente al tercer puesto en el ranking de comunidades autónomas que más gastan en asistencia”.
Destaca la labor de los 8.966 centros sociales de la Iglesia que atienden a más de 4,7 millones de personas necesitadas y que, durante los años más duros de la crisis, han sido el sustento y el refugio de los más perjudicados. Una etapa que, para los más débiles, aún no ha terminado.
Pero la ayuda no se traduce solamente de una manera material, sino también en el indispensable amparo y apoyo espiritual, psicológico y afectivo que todos necesitamos, pero que en los casos de exclusión social es más necesaria aún.
Vitales en educación
En España, un millón y medio de alumnos de educación Infantil, primaria, secundaria y bachillerato, se forman en colegios católicos concertados. Y esta cifra va en aumento. Otro estudio sobre su impacto concluye que “cada euro invertido en actividades educativas católicas en colegios, genera cinco euros de forma directa a la sociedad”. Y es que, ante los vacíos que en ocasiones se genera en la educación pública, la red de colegios católicos ofrece una alternativa.
Pero existe un ámbito social en el que la labor de la Iglesia Católica se torna imprescindible. Soporte y guía para los católicos, las cifras no engañan: solamente en el año 2015 se celebraron en España más de 230.000 bautizos, 51.000 matrimonios por la Iglesia, 115.000 confirmaciones y más de 240.000 niños celebraron su Primera Comunión.
En España se celebran más de 9,5 millones de Eucaristías al año y más de 10 millones de católicos acuden a misa periódicamente. Es indudable la magnitud de estas cifras y no deben pasar desapercibidas. Cada euro invertido en la Iglesia Católica rinde como 2,24 euros de servicio equivalente en el mercado.