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El Banco de España alerta: “los efectos de la crisis en la banca distan de haber desaparecido”

Los cinco grandes bancos acaparan ya el 70% del negocio en España. En 2008 era del 49% El supervisor avisa sobre la competencia de las tecnológicas y el avance de la desintermediación financiera

Reloj situado en la fachada del Banco de España
Reloj situado en la fachada del Banco de EspañaPablo Monge

La banca europea en general, y la española en particular, sigue enfrentándose a “restos significativos”, pese a que se ha logrado avances “importantes” en los últimos años, explica el Banco de España.

El supervisor nacional, de hecho, mantiene que los efectos de la crisis iniciada en 2008 sobre la posición financiera de las entidades “distan de haber desaparecido completamente”. La rentabilidad, la morosidad o los nuevos cambios regulatorios, forman parte de los restos que deben aún sortear el sector financiero.

El Banco de España pone el acento en la aún baja rentabilidad como uno de los principales retos actuales. “La rentabilidad permanece por debajo de los niveles de referencia a medio y largo plazo y las entidades se enfrentan a un nuevo marco regulatorio y competitivo más exigente”, explica la institución que encabeza Luis María Linde. Pese a la alta concentración que ha sufrido el sector en una década, periodo en el que se ha pasado de 122 a 65 entidades a finales de 2017, el Banco de España mantiene que la economía española está muy bancarizada, y la superación de los retos mencionados “es importante para situar al sector bancario en una posición de fortaleza suficiente desde la que contribuir al crecimiento económico y la creación de empleo”.

En el Informe Anual del Banco de España correspondiente al ejercicio 2017, la institución alerta del todavía alto volumen de activos bancarios deteriorados, aunque reconoce que han “descendido significativamente desde sus máximos”. Y, aunque considera que en los próximos años seguirá su descenso, “al ritmo de caída actual, los ratios de dudosos seguirán siendo relativamente elevadas a finales de 2020”, lo que está motivando un especial interés de las autoridades supervisoras en que las entidades aborden “con prontitud este reto”.

De momento, en España estos activos adjudicados han pasado de los 80.000 millones de valor contable bruto en 2013 a 58.000 millones en la actualidad. Mientras que la morosidad llegó a sumar 200.000 millones hace cinco años, ocho veces más que en la crisis de 1994, y que a finales de 2017 se habían reducido a los 100.000 millones de euros.

En este informe se alerta de que la baja rentabilidad sobre recursos propios (ROE) “permanece reducida en términos históricos y las cotizaciones en Bolsa de los bancos españoles (y europeos en general) continúan reflejando unas expectativas inciertas de los inversores sobre la evolución futura del negocio bancario”.

El supervisor también hace hincapié en la fuerte competitividad en el sector, pese a que los cinco mayores bancos (Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia y Sabadell) han pasado a representar el 70% de los activos totales del negocio en España (81,5% si se incluyen sus filiales extranjeras), frente al 49% que sumaban antes de la crisis. Ante ello, sigue recomendando una mejora de la eficiencia, con recorte de gastos de explotación. Alerta, de hecho, en que el mayor reto a medio plazo procede “del nuevo marco competitivo derivado de las nuevas tecnologías y del avance de la desintermediación financiera”.

Cabe esperar, según asegura el Banco de España, un aumento de la competencia en determinados segmentos y ciertos cambios en la demanda y en la forma de proveer los servicios bancarios, “que obligarán a las entidades a un proceso de anticipación y adaptación”. Advierte de que la penetración de las nuevas tecnologías en España “es limitada y la incertidumbre sobre sus efector finales, alta, aunque podría ser potencialmente muy importante”.

Aleta de que los retos a los que todavía se enfrenta el sector bancario “podrían tener implicaciones macroeconómicas”. Argumenta que algunos de estos retos están asociados a la situación coyuntural, mientras que otros constituyen desafíos de medio y largo plazo. “En la economía muy bancarizada, como la española, la superación de estos retos es clave para que el sector bancario alcance un grado de fortaleza suficiente para contribuir al crecimiento económico y la creación de empleo, realizando eficazmente su labor de intermediación financiera”. Y añade, que la “experiencia de la última crisis ilustra cómo la debilidad de los sistemas bancarios contribuyó en algunos países a aumentar la intensidad de la crisis”.

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