La nueva vida de la antigua base de Spanair arranca en un tribunal
El hangar se ha convertido en el único centro del país para pintar aviones Un socio clave en el origen del proyecto reclama el 60% del capital
El hangar SH-1 del aeropuerto Son Sant Joan de Palma, propiedad de Aena, busca una segunda oportunidad como punto estratégico para el sector aéreo. En otra vida fue base de mantenimiento para la flota de la malograda Spanair y,tras años de clausura, ha vuelto a abrir sus puertas como el único centro del país donde puede pintarse un avión. Un papel exclusivo después de que Iberia reconvirtiera las instalaciones de pintado de su base madrileña.
La paternidad del proyecto balear está siendo reclamada por el empresario del marketing y consultoría Eduardo Ferrer Puig, presidente de la pequeña empresa Nanocom, quien va a llevar el próximo martes a un acto de conciliación, fijado en un tribunal de Gijón, al empresario asturiano Félix Baragaño. Este último, propietario de la empresa de recubrimientos y metalización de superficies industriales SEM, se hizo en septiembre de 2016 con la concesión del hangar de 2.600 metros cuadrados en el aeropuerto mallorquín. ¿Por qué Ferrer le exige el 60% del proyecto ante un juez?
El demandante asegura que fue él quien detectó en 2011 “una oportunidad de negocio consistente en el mantenimiento y pintura de aviones tipo Airbus 320, Boeing 737 y otros superiores”. Con la idea en mente, el emprendedor argumenta que se dirigió a fabricantes aeronáuticos, aerolíneas, a la propia Aena y a distintos gobiernos autonómicos para sondear el interés en este tipo de servicios. Ferrer y Baragaño, este último presidente de la Cámara de Comercio de Gijón, se conocen en 2012 y un año más tarde firman un contrato: crearían una nueva empresa para lanzar el proyecto de pintado de aviones, de la que el padre intelectual tendría un 60% del capital y el industrial, un 40%.
Aena dio en concesión la instalación mallorquina, en 2016, a la empresa asturiana de recubrimientos SEM
El plan preveía la entrada de socios financieros, y ambos se diluirían en la misma proporción. Pero el chorro de liquidez, que fue buscado por Eduardo Ferrer, no llegó. El acuerdo entonces fue seguir adelante, concretando con Aena que había espacio disponible en Son Sant Joan: el antiguo hangar de Spanair.
En mayo de 2016, y parece que con acuerdo de las partes, fue SEM la que se presentó a la licitación de Aena, por su mayor solvencia técnica y económica, y se hizo con la concesión de la nave por 15 años. También ha sido la entidad del empresario asturiano la que ha invertido en la reforma y en la contratación de 40 profesionales.
El demandante Ferrer se sintió apartado del proyecto y estuvo a punto de alcanzar un acuerdo de salida del mismo con una compensación millonaria
El demandante Ferrer se sintió apartado del proyecto y estuvo a punto de alcanzar un acuerdo de salida del mismo con una compensación millonaria. Enfrentadas las posiciones, decidió días atrás acudir a la justicia. Félix Baragaño, contactado ayer por este periódico, ha eludido valorar el encontronazo.
La clave está en si el contrato privado de 2013, que contemplaba la creación de una Newco que se iba a subrogar la concesión y se haría cargo de los costes que había soportado SEM, tiene validez una vez que el proyecto tomó unos derroteros distintos a los prefijados, especialmente en su financiación.
Con las aerolíneas europeas acostumbradas a pintar en América o África, se da por descontado que el proyecto tendrá buena acogida comercial.