S&P espera fusiones en la banca mediana para crear firmas de 100.000 millones
La rentabilidad de la banca no cubre aún el coste de capital, que es del 8% La agencia de calificación alerta al sector de sus “muy elevados” niveles de activos improductivos aún
Los expertos no se ponen de acuerdo. Mientras que los responsables de los bancos españoles han coincidido en las últimas presentaciones de resultados en que ya no se necesitan más fusiones bancarias en España, la agencia de calificación S&P cree que sigue habiendo posibilidades de consolidación en el sector.
Mantiene que aún hay espacio para un proceso que tendría como protagonista a la banca mediana. La agencia de calificaciones S&P publicó ayer un informe sobre las perspectivas de la banca española para el presente ejercicio. En este análisis explica que la banca mediana, aquella que tiene de media unos 50.000 millones de euros en activos, podría ver este proceso de consolidación como una oportunidad para ganar tamaño, fortalecer y diversificar su franquicia, mejorar en rentabilidad, y acceder a los mercados más fácilmente.
Estas fusiones, derivadas de una mayor presión por parte de los mercados, podrían crear entidades superiores a los 100.000 millones de euros, explica la analista de S&P Elena Iparraguirre.
El escollo, según esta experta, es que la estructura de propiedad de algunos bancos puede ser una traba en este proceso, ya que algunas entidades siguen teniendo como accionista principal, con un alto porcentaje a las fundaciones de las antiguas cajas. Este hecho, puede frenar estas operaciones ya que se presupone que son menos exigentes que los inversores institucionales.
Pese a estar a favor de nuevas integraciones para conseguir mejores rentabilidades por parte de estas entidades medianas, los analistas de S&P mantienen que “ningún país ha realizado tantas fusiones en tan poco tiempo y de forma tan efectiva”.
Las fusiones transfronterizas, sin embargo, tendrán que esperar, pese a la insistencia cada vez mayor de los reguladores europeos, como el BCE o la EBA. Iparraguirre considera que la creación de un fondo de garantía de los depósitos europeo sería un “gran avance” para incentivar estas integraciones transfronterizas.
“Todo el mundo tiene la visión de que las va a haber, el cuándo es la gran duda”, señala la analista de S&P. Considera, también al contrario que otros expertos, que la capacidad para extraer sinergias en Europa es “bastante grande”, razón por la que mantiene que al final, y pese a que no esté completa la Unión Bancaria Europea, este tipo de operaciones “tiene que ocurrir”.
También reconoce que este tipo de fusiones cuenta con el apoyo político, más que del propio sistema financiero, y más que el de los bancos centrales nacionales.
La agencia alerta sobre el aún elevado volumen de activos improductivos de la banca española, que en 2017 se acercaban a los 170.000 millones, una cifra muy similar a la de 2010, por lo que reclama al sector que acelere la venta de ladrillo, algo que asegura que también está reclamando el mercado y los reguladores.
Considera que este año seguirán en niveles “muy elevados” si solo se reducen de forma orgánica. Por ello, recomienda a las entidades a desinvertir mediante operaciones similares a las que ejecutaron Santander y BBVA, con Blackstone y Cerberus, respectivamente, en 2017.
Prevé que la banca reducirá de forma orgánica unos 20.000 millones de euros sus activos problemáticos este año, y otros tantos en 2019. De esta forma, podrían quedar en dos ejercicios en unos 125.000 millones de euros. Todas estas cifras no recogen, no obstante, las ventas de Santander y BBVA, que también meten presión al sector.
S&P considera que el peso óptimo de estos activos porblemáticos sobre la cartera total de préstamos es del 3%, frente al 11,5% actual del conjunto de la banca nacional. “Llegar a estos niveles (3% al 4%) de forma orgánica requiere muchos años”, subraya la firma estadounidense.
Este recorte del peso del ladrillo en sus balances supondría rebajar las provisiones y mejorar los beneficios, y por lo tanto la rentabilidad, la asignatura pendiente de la banca, ya que la banca tiene poca capacidad para aumentar sus ingresos todavía, y más con tipos de interés aún bajos.
La rentabilidad sobre recursos propios (ROE) del sector no cubre aún el coste del capital, que de media se sitúa en el 8%, aunque luego depende de cada entidad.
Pese a ello, S&P destaca las positivas perspectivas de la banca española para este año, y ha recordado que de los 15 bancos que califica, 13 están en perspectiva positiva. Esto podría hacer que este año mejoren sus calificaciones, gracias al crecimiento que está experimentado la economía española y a la mejora del mercado inmobiliario, lo que influye directamente en el fortalecimiento del sector.
Estos dos hechos están ayudando a que la banca española mejore en el fortalecimiento de su balance y su capital, explica la agencia.
S&P asegura que el principal factor de riesgo que puede afectar a estas positivas expectativas es el posible impacto negativo de la crisis de Cataluña, que se sumaría a los retos de mejorar su rentabilidad y la de reducción de los activos problemáticos.
CaixaBank y Banco Sabadell son, según S&P, las dos entidades más afectadas por las incertidumbres en Cataluña, pese a que ambas han cambiado su sede social y fiscal, ya que considera que su crecimiento puede ralentizarse.
La firma estadounidense no da por cerrado el ajuste del sector, con el cierre de más oficinas y reducción de plantilla.
También considera que las entidades se beneficiarán este año de unas condiciones de financiación favorables, en la que la emisión de deuda senior no preferente (emisiones anticrisis que sirven para cubrir pérdidas) puede convertirse en el protagonista de la financiación en el mercado. El volumen de estas emisiones podría ascender entre 17.000 millones y 20.000 millones de euros.