La autocaravana manda en la Transpirenaica
Explore en vehículo de recreo este impresionante recorrido Montañas, lagos y volcanes desde el cabo de Creus a Roncesvalles
Viajar sin ataduras, sin reloj y, a veces, sin rumbo. Nos hemos acostumbrado tanto al avión, al tren y al hotel que nos hemos olvidado de la principal motivación de un viaje: la libertad. La autocaravana representa, como ningún otro medio, la libertad de ir, dormir y vivir donde, cuando y como se quiera.
Eso sí, con todas las comodidades. Para explicárselo mejor, hemos recurrido a unos especialistas en autocaravanas en Europa, Erwin Hymer Group, para recorrer una de las carreteras más emblemáticas: la Transpirenaica. Abróchese el cinturón porque vienen curvas.
415 km, desde el cabo de Creus a Roncesvalles, por una ruta que nace en el Mediterráneo y atraviesa lugares protegidos dibujados por volcanes, valles, lagos y prados nevados bajo altas cumbres donde asoman preciosos pueblos medievales.
Con pena dejamos el cabo de Creus, península escarpada por el mar, la roca y el viento. En el extremo oriental de la Costa Brava, los Pirineos caen en picado sobre el Mediterráneo formando acantilados y calas recónditas, ideales para pernoctar. Con unas vistas privilegiadas del amanecer, partimos rumbo oeste por la N-260 sin alejarnos de la cordillera.
El paisaje cambia a cada kilómetro que avanzamos. La llanura da paso a la montaña y en este tramo atravesamos un paraje volcánico, árido en algunas zonas y verde en otras. Estamos en el Parque Natural de la Garrotxa. Aquí las hayas brotan de inertes cráteres donde antes lo hacía el magma.
La N-260 asciende hasta la comarca del Ripollés, bajo las cumbres fronterizas con Francia. Con la sierra del Cadí a la izquierda y el Pirineo a la derecha, atravesamos la meseta hasta llegar al valle de la Cerdaña. Desde la carretera divisamos Bellver, en lo alto del cerro, rodeado por montañas, bosques de pinos y praderas nevadas.
En menos de media hora llegamos a La Seu d’Urgell, en el corazón del Pirineo, donde pasaremos la noche en su área de estacionamiento de autocaravanas, para vaciar depósitos y cargar baterías (2 euros). La catedral de Santa María destaca sobre el resto de edificios de la población.
En las tierras del Pallars Sobirà encontramos ermitas románicas y castillos medievales fundidos con este entorno protegido en el que las montañas se empinan para alcanzar las cotas más elevadas de Cataluña, con la Pica d’Estats (3.143 m) presidiendo el macizo.
Aparcamos la Hymer en Espot para explorar el Parque Nacional de Aigüestortes y Lago de San Mauricio, un paraíso de charcas de montaña, llanuras anegadas y riachuelos retorcidos. En el Valle de Arán descubrimos la meca de los deportes de invierno de España, en la cara más aislada del Pirineo, que ha dado lugar a una cultura e idioma propios, el aranés.
Guía del viajero
Correr y estacionar. La velocidad máxima a la que se puede circular en autocaravana es de 100 km/h en autopista y 90 km/h en carretera. Se puede aparcar en cualquier lugar preparado para estacionar un coche, pero a la hora de pernoctar es necesario buscar un área habilitada, donde descargar las aguas grises y recargar las baterías.
Erwin Hymer Group. Pioneros en autocaravanas y líderes del sector en Europa, facturan 2.100 millones de euros y venden 55.000 vehículos anuales. La sede española se encuentra en Vic (Barcelona), trabajan con modelos de las diferentes marcas del grupo: Hymer, Laika, Bürstner o Niesmann & Bischoff.
Alquiler. Es uno de los principales servicios que ofrece Hymer a través de la plataforma Rent-easy.eu. Los vehículos se pueden recoger en Málaga o Sevilla y el precio ronda los 1.000 euros a la semana.
Siguiendo la N-230, entramos en el Pirineo aragonés. En la ruta a Ainsa nos vigila el pico Aneto (3.404 m), la cumbre más elevada de la cordillera. Esta villa es una de las más emblemáticas del Pirineo por su conjunto histórico-artístico y por ser la puerta de entrada al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Camine por este entorno en busca del urogallo, el quebrantahuesos o el rebeco entre hayas y abetos, en el fondo de los cañones y en las afiladas crestas del macizo calcáreo más alto de Europa.
El resto de nuestro periplo discurre apaciblemente por bonitos pueblos y lugares emblemáticos como Sabiñánigo, Puente de la Reina de Jaca o el monasterio de Leire, hasta llegar a Roncesvalles por la Na-150. En el escenario de la famosa emboscada a Carlomagno, los Pirineos declinan su poder en la cordillera Cantábrica y usted se preguntará si le quedan fuerzas para empezar el Camino de Santiago.