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Euskadi aspira a recuperar durante 2018 los niveles de empleo pre crisis

La asignatura pendiente es la mejora de la calidad de los contratos laborales La inddustria sigue preocupada por el recorte de rentabilidad en las ventas

Euskadi se engancha en 2018 a su quinto ejercicio de crecimiento económico y esa positiva evolución también se nota en la creación de puestos de trabajo. Desde Confebask apuestan por una rebaja del paro al 8% durante el presente ejercicio, dos puntos menos que en 2017.

De acuerdo con esta evolución, el País Vasco consolidaría en 2019 los niveles de empleo previos a la pasada crisis económica, que en la comunidad autónoma comenzó a sentirse en el último trimestre de 2008. El objetivo del Gobierno vasco, de bajar el desempleo por debajo del 10% durante la pasada legislatura, parece por tanto al alcance de la mano.

De hecho, esta semana han trascendido los datos definitivos del cierre de 2017 en materia de ocupación laboral y están en línea con lo comentado. Euskadi sumaba 943.987 afiliados a la Seguridad Social al pasado 31 de diciembre, 18.696 más que el año anterior. En el lado contrario, el censo de parados contabilizaba 127.547 personas, 8.626 menos que al cierre de 2016. Destaca el número de titulados en Formación Profesional (FP) que han accedido al mercado laboral.

Pese a estas cifras, Beatriz Artolazabal, consejera de Empleo y Políticas Sociales, ha señalado que “queda mucho trabajo por delante” para consolidar un paro por debajo del 10% y sobre todo para generar empleo “de mayor calidad”. Muchos agentes sociales, y no solo los sindicatos, se quejan de la precariedad laboral. Hay muchos contratos temporales y con baja remuneración, lo que bloquea la emancipación de los jóvenes, según los citados colectivos.

El sueldo medio en Euskadi ronda los 2.200 euros brutos al mes, según Confebask. Por autonomías, solo Madrid está por detrás con 2.142 euros

Confebask prevé que la economía vasca crecerá un 2,9% este año, impulsada por la industria y los servicios

Desde Confebask argumentan que el ejercicio anterior se firmaron 74.000 contratos indefinidos en Euskadi, “la cifra más alta desde 2007 y equiparable por tanto a los que se suscribían antes de la crisis”. Los responsables de la patronal vasca añaden que más de 300.000 trabajadores vascos han firmado contratos indefinidos desde 2013. En esta línea, el empleo fijo creció en 2017 por segundo año consecutivo a un mayor ritmo que el temporal, un 12,8% frente a un 3,4%, respectivamente.

Sobre los salarios, Roberto Larrañaga, presidente de Confebask, ha asegurado que ya están subiendo. El incremento en los convenios firmados en 2017 ha sido del 1,6% “y crecerán más a medida que se afiance la recuperación”, en su opinión. Los sueldos de Euskadi, en base a los datos de Confebask, son los más altos del Estado, con unos ingresos medios de 2.200 euros al mes. Solo Madrid está por detrás con 2.142 euros. Las otras quince comunidades autónomas están por debajo del nivel de los 2.000 euros.

Roberto Larrañaga recomienda a las compañías que cada una aplique su propia estrategia de remuneración en base a la evolución prevista de su negocio para 2018.

Fuera del ámbito del empleo, el mundo empresarial afronta este año con optimismo. La inversión de las compañías y el consumo de las familias siguen al alza, al igual que la actividad industrial. De hecho, las fábricas trabajaron al máximo de capacidad en 2017 y esta tendencia se mantiene para este año. Las carteras de pedidos alcanzan, también en este ámbito, los niveles pre crisis.

Pero también hay problemas en la industria, que aporta casi el 25% del PIB vasco. La competencia internacional ha estrechado los márgenes de las operaciones comerciales. Confebask ha matizado que el nivel de rentabilidad ha caído del 7% de la facturación al 3%. Precisamente el desplome de los precios de venta ha sido el argumento de Siemens Gamesa para aplicar un plan de más de 6.000 despidos en todo el mundo.

El déficit de algunos perfiles profesionales, sobre todo relacionados con las tecnologías de la información, sigue preocupando a los empresarios. Faltan ingenieros de datos, pero también matriceros, que son claves en la industria de componentes de automoción.

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