El Louvre de Abu Dabi, construido por San José, abre sus puertas
Las obras, por 565 millones, han precisado cuatro años El edificio ya es un iconode la arquitectura moderna
Acaba de iniciar su andadura y el nuevo museo del Louvre en Abu Dabi, diseñado por el Premio Pritzker Jean Nouvel y construido por la española San José en alianza con Arabtec, ya se ha convertido en un referente de la arquitectura y edificación moderna. La instalación abrió sus puertas el sábado, diez años después del acuerdo para su construcción entre Francia y Abu Dabi, como una ciudad flotante que une la tradición local con una arquitectura vanguardista. El contrato fue adjudicado en 2013 por 660 millones de dólares (565 millones de euros).
De la estructura destaca la cúpula de aluminio y acero inoxidable, que se ha convertido en el símbolo de la institución y que fue todo un desafío para la constructora “tanto por su tamaño como por su compleja ejecución”, destaca San José.
La citada cúpula, elemento árabe tradicional utilizado para suavizar las condiciones climáticas de la región, tiene 180 metros de diámetro, 36 metros de altura en su punto más alto y aproximadamente 7.500 toneladas de acero –igualando prácticamente a la Torre Eiffel– que se soportan solo en cuatro puntos de apoyo. Estos se han ocultado en el interior de los edificios del museo, “creando la ilusión de que todo el domo está suspendido en el aire”, describe la empresa.
La estructura está compuesta por ocho capas superpuestas de encajes geométricos que se asemejan a una red o tejido, por donde entra la luz del sol generando un efecto similar a los rayos que se filtran por las hojas de las palmeras. Para conseguir este espectacular efecto que inunda todo el recinto y que Jean Nouvel ha denominado “lluvia de luz” se han utilizado unas 8.000 piezas conocidas como estrellas. Solo en el revestimiento exterior se han instalado 4.680 de esas estrellas, de las que 3.821 son únicas en forma y tamaño.
La cúpula cubre más de 64.000 metros cuadrados de superficie construida entre la arena y el mar. Un complejo compuesto por 55 edificios geométricos de baja altura, pabellones, plazas, pasillos y canales cubiertos que transporta al visitante a una antigua ciudad árabe. En el recorrido pueden transitarse 9.200 metros cuadrados de galerías de arte.
Distintas soluciones de sostenibilidad, eficiencia energética y construcción han buscado la protección de la estructura, la estabilidad de condiciones medioambientales, control de luz, humedad y temperatura, lo que debería permitir “una conservación óptima de las obras de arte y favorecer el bienestar del visitante”.
Las 23 galerías ofrecen ocasionalmente ventanas al mar, al cielo y a los patios exteriores. Además, el museo dispone de un espacio para exposiciones temporales, un museo interactivo para niños, un auditorio de 200 plazas, un restaurante, una cafetería y un espacio comercial.
En su interior se muestran desde piezas de origen prehistórico a obras de arte contemporáneas. Según ha expresado su director, Manuel Rabaté, se “permite a los visitantes caminar en el tiempo”, y “conectar las obras y hacer hincapié en nuestros valores comunes. De ahí la idea de ser el primer museo universal”.