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La exportación de tomates toca fondo en Canarias

El sector reclama más de 26 millones de euros al gobierno español y a la UE

A principios del siglo XX, el tomate canario se exportaba a más de una veintena de países europeos y condicionó la geografía, la demografía y la sociedad del archipiélago. A finales de este siglo, un cúmulo de factores inició el declive de este sector. 

En 20 años, se ha perdido más de dos tercios de la superficie plantada, lo que ha supuesto la pérdida de más de 15.000 empleos, según datos recopilados por la Federación de Exportadores Hortofrutícolas de Las Palmas, FEDEX, y la Asociación de Cosecheros Exportadores de Tomates de Tenerife, ACETO.

Desde el año 2003, ha descendido en un 60% el traslado de tomates de Canarias a la Unión Europea y, a su vez, se ha producido un incremento del 27% desde la península y un 75% desde Marruecos.

Este descenso lo han provocado la llegada de plagas que se combaten con el cambio de estructuras y el cultivo de nuevas variedades, que han reducido la calidad y la cantidad. También ha influido la competencia de terceros países y acuerdos comerciales preferentes, además del aumento de los costes de producción derivados, principalmente, del incremento del transporte y la escalada del petróleo.

No solo no se ha resuelto el problema de la insularidad, sino que se han producido situaciones de desagravio y desequilibrio con los productores del continente, aseguran los productores. Todas estas circunstancias han provocado un endeudamiento imposible de resolver en tiempos de crisis.

Se han puesto en marcha una serie de medidas para invertir esta tendencia, pero muchas no se han completado. El sector calcula que el Estado y la UE le deben unos 26 millones de euros. Los productores demandan que la ayuda por hectárea alcance los 14.000 euros. Actualmente está en 7.000.

Vista de San Nicolás de Tolentino.
Vista de San Nicolás de Tolentino.Getty Images

El golpe más duro para el tomate canario fue el litigio por la compensación al transporte de 2002, que culminó en el febrero de 2016, en el caso de Las Palmas, y el pasado mes de julio, en el caso de Tenerife, con sentencias favorables al sector. “Esto supuso un varapalo porque hubo que devolver la compensación íntegra más intereses, incluida la partida de las empresas que ya no seguían exportando. El lastre económico unido a los incumplimientos del Plan Estratégico, produjo el abandono que trajo consigo la disminución de producción y superficie. Una vez se ganó, ya el daño estaba hecho y quienes tuvieron que abandonar, no se van a incorporar”, explican los productores.

A finales de 2015, solicitaron al Gobierno de Canarias un trasvase de la ayuda a la comercialización del tomate en el exterior del POSEI, el Programa Comunitario de Apoyo a las Producciones Agrarias. Tras consultar a Bruselas, la Dirección General de Agricultura dio su visto bueno condicionado a dos años… aún están esperando una respuesta.

Este periodo 2016/17, se exportaron 55.062 toneladas de tomates, el 79% procedía de Gran Canaria y Fuerteventura, el resto de Tenerife. Son 6.688 toneladas menos que la operativa del ejercicio anterior. Supone un descenso del 8,2% de la producción, porque hay menor superficie destinada. “Ya hemos tocado fondo en cuanto al descenso porque se ha estabilizado la superficie”, afirma Gustavo Rodríguez, responsable de comunicación de FEDEX.

En esta última campaña, han decidido además cambiar el sistema de transporte y optar por el envío de la fruta en contenedores, en lugar de en los buques frigoríficos que venían utilizando habitualmente.

“El cambio del sistema de transporte está condicionado por el volumen”, explica Gustavo Rodríguez. “Hasta la fecha utilizábamos los buques frigoríficos, reefers, pero el coste de los mismos es igual lo llenes o lo lleves a la mitad. Para que sea rentable, la ocupación debe ser del 55% y en las últimas campañas estamos por debajo del 50% de ocupación”.

“Los contenedores abaratan el transporte sin duda, pero nos condiciona mucho las entregas”, añade Rodríguez. “Este servicio es de línea regular y el tiempo que emplea es mayor, así como las descargas. Los reefers nos permitían adaptar las salidas y la rotación. El ejemplo más claro para comparar es el taxi y la guagua. El primero está a tu entera disposición (lógicamente es más caro), el segundo tiene unos horarios, mayor duración y regularidad”.

Fuera de Canarias se utiliza la nomenclatura “tipo canario” para referirse al tomate pequeño, carnoso, jugoso, dulce y sabroso, pero genera confusión e incluso fraude en el mercado, por lo que los productores canarios han decidido amparar su producto bajo una IGP, Indicación Geográfica Protegida. Ya han iniciado el procedimiento con el Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria. El tomate canario se diferencia de otras zonas productivas de Europa porque no necesita ninguna técnica de calefacción artificial, ningún elemento de alteración del medio, ni sistemas de control climático monitorizado, tampoco aporte de CO2, ni iluminación adicional.

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