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El motor pone fecha al fin del uso de los combustibles fósiles

Las capitales europeas planean prohíbir el uso de estos fueles en sus perímetros Los fabricantes anuncian inversiones multimillonarias

Vehículos por tipo de combustible
Belén Trincado

Nadie se atrevía a poner una fecha y, de repente, dos noticias ponen el cronómetro en marcha para la cuenta atrás. Volvo anuncia, por un lado, que dejará de sacar nuevas motorizaciones basadas en combustibles fósiles en 2019 y que, a partir de entonces, todos sus modelos serán híbridos y eléctricos. Por su parte, Francia afirma que prohibirá la venta de vehículos gasolina y diésel en 2040. Detrás de estos comunicados, se hace patente una realidad: que el fin del uso de los combustibles fósiles en la automoción se acerca. Serán relegados en aras de una industria más limpia, menos contaminante.

La guerra contra estos carburantes se da en varios frentes y han hecho falta la conjunción de varios factores para, finalmente, doblar el brazo de la industria y conseguir que apuesten fuerte por los vehículos alternativos, aquellos propulsados en todo o en parte por energía eléctrica. Las capitales europeas quieren reducir la contaminación en las almendras centrales y por eso, han comenzado por vetar el uso del diésel. Londres impuso una tasa circulatoria hace más de cinco años que se encarece si el coche es más antiguo.

Los ayuntamientos alemanes de Berlín, Bremen, Dresde, Essen, Frankfurt, Hamburgo, Hannover y otros comenzarán a vetar la entrada de vehículos diésel en 2017; Barcelona seguiría la iniciativa en 2019; París, en 2020 y Madrid o México DF, en 2025 según el acuerdo firmado por sus ediles el año pasado.

Pero China va más allá. Según la Asociación China de Fabricantes de Automóviles, el año pasado se vendieron 507.000 vehículos enchufables en el país asiático. Supone un crecimiento interanual del 53% y supone el 46% de todos los vehículos limpios vendidos en el mundo. De hecho, casi un tercio de los más de dos millones de coches eléctricos en circulación en el mundo el año pasado lo hacían por China, unos 648.770 turismos según el informe de la Agencia Internacional de la Energía. Y el crecimiento será exponencial: el objetivo de China es que las ventas de vehículos limpios aumenten hasta los dos millones al año en 2020.

Ante esta estrategia gubernamental, la idea de Volvo cobra otro sentido. No en vano, la sueca es propiedad de la china Geely y el 43% de los vehículos alternativos que se venden en China son de empresas del país. Colocarse como marca de alta gama en ese mercado, compitiendo de frente con enseñas de alta calidad como Tesla, que solo fabrica vehículos eléctricos de lujo, le daría un espaldarazo importante.

Volvo ha puesto la fecha pero las inversiones de las automovilísticas para este campo ya están sobre la mesa. Tesla fue la primera (y de momento, la única) en apostar exclusivamente por los vehículos eléctricos y de alta gama. Su aparición y la expectación que causa cada uno de sus movimientos han funcionado también como detonante de estos planes hacia el vehículo eléctrico.

Y eso que sus ventas son limitadas: unas 47.100 unidades en lo que va de año de sus Model S o X mientras que Volkswagen, la primera automovilística mundial, comercializó casi 2,5 millones de unidades en el primer trimestre. La fiebre sobre Tesla entre los consumidores también ha motivado nuevos desarrollos eléctricos entre las marcas, como por ejemplo, los de Daimler, que destinará 10.000 millones de euros hasta 2022 para tener eléctricos en todas sus gamas de producto. Es más del triple de lo que invertirá en motores de combustión. Mercedes Benz tendrá diez modelos eléctricos en cinco años.

Volkswagen es el protagonista en último extremo del empujón definitivo para que las marcas de automóviles tengan que apostar por los vehículos alternativos sin remedio. El escándalo por la manipulación de las emisiones contaminantes de sus vehículos diesel, destapado en septiembre de 2015 y que afecta a 11 millones de vehículos en todo el mundo, ha motivado que tanto la primera automovilística mundial como sus competidoras redoblen sus esfuerzos hacia estas tecnologías.

El grupo invertirá 9.000 millones de euros en cinco años para tener 30 modelos eléctricos en 2025 y que el 25% de su negocio provendrá de esta división. Supondría vender 2,5 millones de eléctricos en esa fecha si VW mantiene al menos sus ventas de 2016.

BMW se ha puesto un objetivo más cercano aunque más modesto en esta línea. Se ha propuesto ser la primera automovilística en vender un millón de automóviles enchufables en un año y quiere cumplirlo en 2017. La clave de su plan estratégico para 2021 es su modelo iNext, su vehículo totalmente autónomo y eléctrico .

La clave, como remarca Renault, que no ha confirmado los rumores que apuntan que abandonará el diésel, es “ser flexible en las tecnologías disponibles”. El tiempo hasta que desaparezcan los combustibles fósiles puede ser muy largo y, hasta entonces, hay que tener pulmón suficiente para mantener los clásicos y apostar por el futuro.

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