Bruselas da un giro histórico a su política comercial con la inclusión de cláusulas de género
La CE estrenará con Chile un capítulo para favorecer la participación de la mujer en el comercio internacional Europa se suma a una tendencia liderada por Michelle Bachelet y Pierre Trudeau
Por primera vez en la historia de su política comercial, la Unión Europea quiere incluir un capítulo sobre género en los acuerdos comerciales para favorecer la incorporación de la mujer al comercio internacional y potenciar la presencia de empresas controladas por mujeres.
La experiencia piloto se incluirá en el Acuerdo comercial que Bruselas va a negociar con Chile, país pionero en la inclusión de la perspectiva de género en sus relaciones comerciales. El histórico cambio ha sido anunciado hoy por la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, durante el Foro Internacional sobre Mujeres y Comercio celebrado en Bruselas.
"El comercio ha sido positivo para las mujeres en áreas de la exportación como la agricultura y ha favorecido el trabajo de la mujer en el sector servicios, pero nuestros acuerdos comerciales pueden hacer más para apoyar a la mujer", ha señalado Malmström en una cita promovida por la organización International Trade Centre (ITC).
La pinza Bachelet-Trudeau
La inesperada alianza entre la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, ha sido esencial, según las fuentes consultadas, para lograr que Bruselas acepte incorporar un capítulo de género en los acuerdos comerciales. Canadá y Chile ya lo han incluido en su acuerdo comercial bilateral y la UE temía quedar en evidencia ante ese liderazgo. La comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, liberal como el primer ministro canadiense, ha decidido sumarse a la tendencia.
El objetivo del nuevo planteamiento será contribuir a superar la llamada "brecha comercial", a la que se atribuye la escasa presencia de empresas de mujeres en el comercio internacional, en el que no llegan al 15% del total. La comisaria ha señalado que, en función de la experiencia con Chile, el capítulo sobre género podría trasladarse a otras negociaciones comerciales que mantiene la UE. Bruselas negocia en estos momentos acuerdos comerciales, entre otros, con EE UU, Mercosur, Japón y México, y aspira a lanzar las negociaciones con varios países asiáticos, India entre ellos.
"No se trata de fijar cuotas", señala la eurodiputada socialista Inmaculada Rodríguez-Piñero, una de las principales impulsoras de la incorporación del género a la política comercial.
"Se trata de dar preferencia a las empresas que sean propiedad de mujeres o que cumplan requisitos como la paridad en la dirección o políticas de conciliación para los empleados", añade Rogríguez-Piñero.
"Se trata de dar preferencia a las empresas que sean propiedad de mujeres o que cumplan requisitos como la paridad en la dirección o políticas de conciliación para los empleados", añade Rogríguez-Piñero.
La primera consecuencia será la realización de un estudio sobre la situación de la mujer en las partes firmantes del acuerdo comercial. "El diagnóstico es esencial", señala la eurodiputada, que no oculta su satisfacción por la decisión de la CE ni las dificultades que ha habido para lograr que el departamento de Malmström aceptase el cambio propuesto por la comisaria.
La dirección general de Comercio de la CE se había resistido a incluir el género en su política comercial y se considera a ese departamento como uno de los más reacios a valorar el impacto de sus políticas desde un punto de vista de género.
Empresas españolas en la zona
España es el segundo país inversor en Chile, solo por detrás de EE UU. Entre 1995 y 2015, la inversión española bruta en el país andino alcanzó los 18.235 millones de euros. Entre las empresas españolas presentes figuran GasNaturalFenosa, Red Eléctrica Española o Mutua Madrileña. La eurodiputada Inmaculada Rodríguez-Piñero asegura que "los inversores europeos no tienen nada que temer con la inclusión de cláusulas de género en los acuerdos comerciales porque se trata de derribar barreras, no de crearlas".
El departamento de Comercio se limitaba a calibrar de manera general el impacto de los acuerdos comerciales en las mujeres y los análisis específicos solo concernían a sectores con una alta tasa de empleo femenino como el textil o la agricultura.
Pero la presión del Parlamento Europeo y de organizaciones como ITC ha obligado a la Comisión a estrenar el nuevo concepto, más que nada, para no quedarse atrás en una tendencia que ya se ha abierto paso en Chile, Uruguay y Canadá. "Ha sido una demanda de largo recorrido y ha hecho falta convencer a muchos políticos y funcionarios de que no hay ninguna política neutral", señala la eurodiputada.
"La neutralidad de la política comercial no puede consistir en tratar igual a todo el mundo cuando el punto de partida es distinto", señala Arancha González, directora ejecutiva de ITC y una de las organizadoras del Foro celebrado hoy en Bruselas.
González, con una larga trayectoria en política comercial (fue jefe de gabinete del anterior director de OMC, Pascal Lamy), recuerda que "Europa ya hizo, por ejemplo, una excepción para favorecer la entrada de pequeñas y medianas empresas en licitaciones públicas. A partir de ahora, se pueden plantear las negociaciones comerciales tomando en cuenta la repercusión para la mujer en cada sector".
González tampoco oculta su entusiasmo por el giro de la Comisión hacia "una política comercial inclusiva". Y asegura que en gran parte del planeta se está dando un cambio de actitud ante la evidente necesidad de incorporar a la mujer a unas economías amenazadas por el envejecimiento y la caída en la tasa de actividad. "El interés se nota incluso en los países aparentemente más reacios a la presencia de la mujeres en el mercado laboral", señala González.
11 millones de europeas dependen de la exportación
El sesgo de género en la política comercial de la CE ha comenzado hoy mismo con la publicación del primer informe sobre el número de trabajadoras europeas cuyo empleo depende de la exportación. El documento arroja la cifra de 11,8 millones de trabajadoras en 2011. "Una de cada nueve trabajadoras depende de la exportación", ha señalado la comisaria de Comercio, Cecilia Malmström. "Es mucho, pero todavía hay una disparidad de género proque entre los hombres es uno de cada seis, un 50% más".