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Eysa prepara el salto del 'carsharing' y el parking colaborativo a toda España

La gestora del estacionamiento regulado de Madrid y promotora de Emov empieza a conectar a particulares en la capital para la oferta y demanda de plazas de aparcamiento La compañía ultima una compra en el área de Nueva York para asentarse en EE UU y participa en concursos en Francia

Javier Delgado e Iván Pérez, consejero delegado y director general de Eysa, respectivamente.
Javier Delgado e Iván Pérez, consejero delegado y director general de Eysa, respectivamente.

No es una de esas empresas conocidas por el gran público, pero Eysa se ha propuesto cambiar los hábitos de miles de personas en las grandes ciudades. Se trata de una de las tres compañías que gestiona el aparcamiento regulado en superficie de Madrid; la que ha puesto en sus calles medio millar de coches eléctricos en alquiler por minutos (servicio Emov), en alianza con el grupo PSA, y la firma que acaba de incluir en su plataforma de búsqueda de aparcamiento regulado y público, Elparking.com, un servicio de alquiler de plazas de garaje entre particulares o colaborativo.

Eysa se ha abierto a propietarios de aparcamientos dispuestos a optimizar su uso cuando los tienen vacíos. El usuario que demanda una plaza para su coche paga a la plataforma y Eysa se queda una comisión del 10%, entregando el resto al propietario. La empresa recomienda las tarifas, en función del precio medio de estacionar en cada zona de la ciudad, pero no los impone. Es el arrendador el que decide cuánto cobra. “Estamos incluyendo plazas de particulares en Elparking.com, pero también nos hemos abierto a promotoras inmobiliarias, hoteles o edificios de oficinas”, explica el consejero delegado de Eysa, Javier Delgado.

La novedad del parking colaborativo, lanzado este mes de mayo por Eysa en Madrid, promete llegar a las 60 ciudades españolas en que gestiona hasta 140.000 plazas de la ORA (ordenanza reguladora del aparcamiento). A su vez, en esos puntos del país ha implantado ya Elparking.com, con 420.000 usuarios registrados. La estimación de la firma es mover 20 millones anuales en ingresos por estacionamientos gestionados a través de la web o la app, principalmente por el servicio regulado en superficie.

“Estamos incluyendo plazas de particulares en Elparking.com, pero también nos hemos abierto a promotoras inmobiliarias, hoteles o edificios de oficinas”

 Javier Delgado, consejero delegado de Eysa.

Además de conectar particulares en el canal virtual, la compañía ha desarrollado su propia tecnología, Parkingdoor, para que el móvil del conductor pueda comunicarse por Bluetooth con la barrera o puerta del garaje de la persona o empresa que alquila. La tecnología, a la venta en canales como Amazon, posibilita permisos de entrada y salida permanentes o establecidos por horas, días o semanas (se adapta al tipo de alquiler). Parkingdoor ha salido de los centros de desarrollo que Eysa tiene en Salamanca, Valencia y Madrid.

Elparking.com, por su parte, sale del compromiso con los ayuntamientos de habilitar el pago por móvil, ampliamente superado con el avance de los smartphones.

Una antigua filial de FCC

Eysa nace en 1976 en el seno del grupo FCC, que se la vendió en 2011 a N+1. La renovación del contrato del estacionamiento regulado con la ciudad de Madrid se produjo en 2013, por 12 años más un prórroga de cuatro, y en 2014 la empresa vuelve a cambiar de manos, siendo adquirida por el fondo español Portobello (51%), PGGM, Capital Dynamics, CNP Assurances y el equipo directivo.

Tras el cambio cultural que ha supuesto pasar de firma de aparcamientos a proveedora de soluciones de movilidad, y de estar centrada en las administraciones a su apertura a empresas y particulares, Eysa está potenciando sus servicios más innovadores y se encuentra en pleno lanzamiento internacional. El objetivo es que un tercio de los ingresos lleguen del exterior en dos años.

Radiografía de una empresa de los setenta en continua renovación

- Eysa emplea a 1.630 trabajadores, factura 90 millones y prevé ganar este año entre 2 y 3 millones antes de impuestos. Algunas de sus tecnologías más destacadas son el sensor de vehículos bajo asfalto SmartNet; parquímetros para bicicletas o la tecnología de reconocimiento automático de matrículas.

- La compañía tiene entre sus servicios la construcción y explotación de aparcamientos subterráneos, contando con 7.500 plazas a la venta o en gestión de rotación.

- Otra línea de negocio es el mantenimiento y conservación de la señalización horizontal y vertical en grandes urbes. Solo en Madrid se ocupa de las señales de la mitad de la ciudad.

- SCI es la filial para la gestión tributaria y catastral, inspección, recaudación y multas. La empresa se ofrece a las administraciones para mejorar la gestión de cobro. Otra de las filiales del grupo, Eysa Automatic Sanctions, diseña e instala sistemas de sanción automática, como el desarrollo para la sanción por semáforo en rojo o los radares de control de velocidad.

- La compañía que ha promovido el lanzamiento de Emov en Madrid también implementa plataformas de gestión de denuncias de la Policía; gestiona servicios de grúa, o tiene avanzadas aplicaciones de seguridad en túneles.

Los mercados objetivo son Estados Unidos, México, Colombia, Brasil y Francia. Según el CEO de Eysa, la compañía ultima una pequeña adquisición en el área de Nueva York para jugar como local en las licitaciones de aparcamiento regulado en las grandes ciudades de la Costa Este. “Estados Unidos es pionero en estacionamiento regulado, pero carece de tecnología para su gestión”, explica Javier Delgado, “creo que podemos aportar mucho en la transición hacia la smart city”.

Otra oportunidad que ya trata de aprovechar el grupo español es la despenalización de las multas de aparcamiento en Francia.

La iniciativa de coche compartido Emov, por su parte, ha captado 120.000 usuarios registrados en medio año. “Emov pasará en Madrid del medio millar de vehículos a 750 antes de que concluya el año, con la intención de dar el salto de la M-30 hacia barrios periféricos”, explica el director de desarrollo corporativo de Eysa, Iván Pérez. Ya se han abierto contactos con los ayuntamientos de Barcelona, Bilbao, Málaga o Lisboa para ofrecer sus Citroën C-Zero, cuyo alquiler se gestiona online.

La aplicación localiza los coches disponibles en el área del cliente, estacionados en zonas de aparcamiento regulados (no pagan al ser 100% eléctricos);permite su alquiler con tarificación por minutos (0,19 euros), y el conductor desbloquea las puertas y activa el coche desde el móvil.

Una realidad que supera ya a la ficción.

Uber, Car2Go y Bluemove ensayan nuevas formas de coche compartido

La premisa de la economía colaborativa es optimizar al máximo el uso de bienes privativos a los que sus dueños no les sacan partido al 100%. Al compartir este uso con otros usuarios, los bienes no están parados y tanto los dueños como los arrendatarios puntuales de ese bien reciben mejoras económicas a través del reparto de costes o de alquileres baratos.

Aplicado al vehículo privado, supone dividir el coste del vehículo entre varios usuarios y compartir su uso y sus viajes. Los ensayos que se están realizando abarcan todo tipo de perspectivas sobre el vehículo y las posibilidades son casi infinitas.

Además, todos estos servicios se miran con buenos ojos desde Administraciones municipales como Madrid, Barcelona, Londres o París, que quieren restringir el uso del coche privado en las almendras centrales para reducir contaminación y atascos en el centro de la ciudad.

La empresa española Eysa comenzó lanzando su aplicación para pagar los parquímetros desde el móvil (Elparking) pero desde 2016 saltaron a la economía colaborativa participando con la automovilística PSA en el lanzamiento en Madrid de su primer servicio de coches compartidos, Emov. Tienen el 51% de la compañía.

A través de la aplicación del móvil, se reserva uno de los 500 vehículos eléctricos de cuatro plazas aparcados en Madrid. Sin llave, solo a través de la app, se abre el vehículo, se conduce hasta el destino (siempre dentro de un área marcada por la compañía, que en este caso supera la M-30). Se cierra y paga a través de la app. Cuesta 0,19 euros el minuto. Un trayecto medio en Madrid no asciende a más de seis euros.

Emov comparte (porque la alta demanda existente en Madrid no permite decir que compiten, hay mercado para mucho más) su servicio con Car2Go, de la alemana Daimler, que mantiene 500 Smarts eléctricos en uso compartido con el mismo sistema por Madrid.

Desde este punto de vista de compartir el uso entre varios usuarios, la empresa Bluemove lanzó en 2014 su experiencia Community, un servicio que proponía a un cliente la compra de un coche a un precio más asequible a cambio de que lo pusiera a disposición, en las horas en las que estuviera parado, a otros usuarios en su mismo barrio, hasta un máximo de 40 vecinos por coche.

De este modo, el propietario pagaría entre 50 y 100 euros al mes de renting y tendría disponibles entre 50 y 100 horas de vehículo en ese periodo. El resto estaría disponible para los vecinos.

Desde Bluemove explican que la iniciativa, “en fase de pruebas”, se llevó a cabo en 2014 “con bastante buena acogida”. Desde finales de ese año está pausada pero no descartan retomar de nuevo esta actividad.

Otros sistemas de compartir coche es desde el punto de vista del viaje. Un ejemplo en el largo recorrido es BlaBlaCar, que pone en contacto a usuarios que quieran ir de Madrid a Málaga, por ejemplo, con un conductor que vaya a hacer ese trayecto. En principio, el propietario del vehículo no puede lucrarse con este servicio y solo puede cobrar lo que sería compartir gastos de gasolina, deterioro del vehículo, seguro, etc.

Uber tiene un sistema en funcionamiento en EE UU llamado UberPool que permite compartir trayectos dentro de la misma ciudad. El usuario publica el recorrido a realizar a través de la app y otros, que vayan por el mismo camino, suben y bajan durante el viaje, compartiendo el coste en esos tramos. En España, este servicio no se puede prestar aún porque las licencias VTC (de chófer profesional) que deben tener los conductores de Uber para cumplir la legalidad no les permiten recoger viajeros en la calle.

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