24 horas en la piel de un bróker
Cuatro veteranos de BBVA muestran el día a día de su sala de tesorería Cada día se negocian contratos por 130.000 millones de euros
La vida de los bróker ya no es lo que era. Hollywood ha transmitido una imagen de máxima testosterona, griterío general, ambición desmedida y muy pocos escrúpulos. Películas como El Lobo de Wall Street han perpetuado esos clichés. Pero el día a día de un gran banco de inversión ha cambiado mucho. Todo es más aséptico. Más civilizado. Más regulado.
Lo más parecido que hay en España a las emblemáticas sedes de Goldman Sachs, JP Morgan o Morgan Stanley en Nueva York es la sala de tesorería de BBVA, en su nueva sede del barrio de Las Tablas (Madrid). En el banco todo el mundo lo llama la Sala. Allí, 400 trabajadores intervienen a diario en más de 10.000 operaciones financieras: compran acciones, emiten bonos, estructuran deuda, cubren exposiciones a monedas extranjeras... El importe total intermediado cada día por el equipo de trading es de 130.000 millones de euros. 5.416 millones cada hora. 90 millones de euros cada minuto.
El ritmo de trabajo es intenso, aunque no frenético. Predominan los hombres, pero hay una amplia representación de mujeres. Y el griterío ha dado paso a los más modernos sistemas de comunicación: chats privados (pero fiscalizados por los reguladores), pantallas gigantes para seguir los acontecimientos del mercado, altavoces con los que compartir conversaciones con los equipos gemelos de Nueva York o Londres. La edad media de los trabajadores de la Sala es de 36 años.
"A mí me han llegado a llamar a la tres de la mañana con algún problema en Hong Kong"
“La intensidad laboral tiene picos muy fuertes pero lo más complicado es desconectar cuando llegas a casa”, explica Francisco Javier Fernández, jefe de trading del equipo de divisas de BBVA. “A mí me han llegado a llamar a la tres de la mañana con algún problema en Hong Kong”.
Control de la huella dactilar
Las medidas de seguridad de la Sala son extremas. Al preceptivo control para el acceso a la sede del banco, se suma una segunda barrera que solo se puede franquear con un permiso adicional. Los trabajadores de la Sala acceden con el control de su huella dactilar. No se trata únicamente de evitar que acceda alguien ajeno a BBVA (una posibilidad casi remota), sino de mantener a salvo las murallas chinas.
Los grandes conglomerados financieros tienen departamentos que pueden tener conflictos de interés. Para evitarlos, la clave es que unos y otros profesionales no compartan información. “La obsesión por las murallas chinas es total”, explica Silvia Balanzategui, del departamento de estrategia de Global Markets. “No solo es que no comparten el mismo espacio de trabajo, es que ni siquiera comparten el baño o la cafetería”.
El batallón de brókers que trabaja en la Sala tiene una disposición matricial: un eje está marcado por la tipología de activos (acciones, bonos o divisas) y el otro eje por la actividad (venta, corretaje o análisis y soporte). En la primera línea del frente están los vendedores. Son el 52% del total y dan servicio a todo tipo de clientes: desde oficinas de BBVA a bancos de inversión o asesores financieros de ricos (family office). Si alguien quiere comprar yenes, vender bonos alemanes o alquilar acciones de Inditex, debe hablar con ellos.
Tras esta primera línea se sitúan los traders. Se encargan de gestionar los riesgos de cada operación y, sobre todo, buscar el mejor precio. Son el 39% de la Sala. Detrás de la primera línea del batallón de vendedores de bonos están instalados los traders de bonos, y detrás de los comerciales de acciones se encuentran los traders de acciones. “Es la mejor forma para agilizar la información, y así reaccionar rápido a los cambios del mercado”, explica Antonio Rosa del equipo de ventas de renta fija.
En la retaguardia de la Sala están los quants, un pequeño grupo de matemáticos, físicos e ingenieros encargado de estructurar productos derivados y ofrecer soporte técnico al resto de la tropa. Su nombre les viene del análisis cuantitativo: el uso de las matemáticas para el cálculos financieras.
- Vendedores.
- Traders.
- Quants.
- Vendedores.
- Traders.
- Quants.
Domingo, 19 horas
Draghi, en versión ultrarrápida
Las ruedas de prensa de Mario Draghi se siguen en la sala de trading de BBVA con el mismo interés que la Liga de Campeones. Los especialistas analizan cada palabra, cada gesto, para tratar de anticipar cambios futuros en la política del Banco Central Europeo (BCE). Para poder reaccionar a cualquier anuncio a toda velocidad tienen contratado un servicio que les permite recibir la retransmisión con un segundo de antelación respecto a la señal normal de las televisiones. Los datos de empleo de Estados Unidos (que condicionan la política monetaria de la Reserva Federal) también son muy seguidos. “También vimos todos en directo el anuncio de Mariano Rajoy sobre la solicitud de una ayuda para recapitalizar el sector bancario”, explica un bróker.
“Para nosotros la semana no comienza el lunes, sino el domingo, cuando abre la Bolsa de Sidney”. Quien habla es Francisco Javier Fernandez, jefe de trading del equipo de divisas de BBVA. Todo el mundo le llama Chavi. Su departamento es el que tiene que hacer un seguimiento más exhaustivo del mercado. El mercado de moneda extranjera apenas cierra un puñado de días al año. “Solamente hay pleno descanso unas pocas horas de los fines de semana, y un par de fechas en que es festivo en todo el mundo. El resto del tiempo, siempre tiene que haber gente de guardia”, explica.
La ventaja que tiene BBVA en su operativa de valores es que el banco cuenta con filiales operativas tanto en América como en Asia. Los empleados que están de guardia el domingo por la tarde en la Sala de Madrid, a la una de la madrugada dan el relevo a sus compañeros de la sala de tesorería de Ciudad de México. A partir de entonces son ellos quienes se encargaran de “custodiar las operaciones abiertas” durante las siguientes horas. Después, es la mesa de tesorería de Hong Kong quien hará el seguimiento de los libros de operaciones.
“Cuando estamos operando como ‘traders’, realizamos compras o ventas de activos por cuenta de nuestros clientes”, explica Silvia Balanzetegui. “Algunas de estas operaciones se ejecutan a lo largo de varios días. Mientras esos riesgos están abiertos, es fundamental que hagamos un segumiento exahustivo del mercado en el que se intermedia el activo que estamos operando”.
Aunque traders, vendedores y quants trabajan codo con codo, no es muy habitual el intercambio de roles. Cada tipo de tarea necesita su especialización. Los traders son los que asumen mayores riesgos, y lo normal es que lleven más tiempo operando en el mercado. “Pero la tarea de los vendedores también es fundamental, y hay algunos veteranos cuyo papel es irremplazable”, explica ‘Chavi’ Fernández.
Para evitar riesgos, cada trader tiene un máximo de volumen que puede intermediar cada día, que puede ir de 50 a 300 millones de euros, en función de su veteranía. Además, hay unos topes de negociación mensual.
El auge de las divisas
Los expertos en divisas son los que más pronto llegan a trabajar a la Sala. Visten un chaleco con las letras FX (por foreign exchange, moneda extranjera). En el equipo de bonos lucen las palabras fixed income (renta fija, en inglés), y los expertos en Bolsa tienen chalecos con la palabra equities (acciones).
Tradicionalmente, el mayor peso lo llevaba la negociación de bonos y acciones, pero en los últimos años ha ido creciendo el peso que tiene la intermediación en divisas y ya representa el 35% del total. Otro 45% son bonos y el 20% acciones bursátiles. “Desde 2009 el banco decidió apostar con fuerza por la moneda extranjera, en una estrategia de volver a los negocios fundamentales, y por la importante franquicia en Latinoamérica que tiene el grupo”, explica Fernández.
Durante los últimos años, la crisis de Lehman Brothers, la crisis de la deuda europea o los referendums en Escocia, Italia o Reino Unido han dado lugar a numerosos “días especiales”. Para esas fechas en las que de antemano se sabe que el nivel de actividad del mercado va a ser muy alto, todas las divisiones refuerzan sus equipos.
“Cuando se produjo el referéndum sobre la salida de Reino Unido de la Unión Europea casi todo el equipo estuvo aquí trabajando unas 36 horas consecutivas. Nos íbamos turnando para poder ir a casa a cambiarnos y a descansar un rato”, explica ‘Chavi’ Fernández.
Lunes, 7:00
Los primeros en llegar a la Sala son los traders del equipo de divisas. Los mercados de negociación de moneda extranjera nunca duermen. El soporte de México y Hong Kong permite cubrir las espaldas del banco durante la noche, pero al arrancar la semana toca coger las riendas.
Llegar hasta el barrio de Las Tablas no es fácil. El tráfico de la zona es infernal desde primeras horas de la mañana y hay mala comunicación en transporte público. Muchos de los empleados acuden en moto.
“Hay que tener en cuenta que, además de los compañeros que tienen que venir de guardia los domingos por la tarde, es frecuente que tengan que venir refuerzos durante el fin de semana porque haya elecciones, referéndums o algún otro evento importante”, explica ‘Chavi’ Fernández. El 10% de los domingos del año son movidos. “Incluso cuando Grecia votó sobre las condiciones del rescate, aplicamos un plan de contingencia”.
‘Morning meeting’
A esta hora tiene lugar la reunión de mañana de los jefes. Acuden responsables de bonos, de divisas, de Bolsa. Se comenta cómo han avanzado los mercados asiáticos y qué perspectivas hay para la jornada. El responsable de cada área explica al resto qué esperan de la sesión.
Hoy tendrá especial protagonismo el departamento de bonos y tipos de interés. La jornada se presenta intensa. El equipo de originación del banco tiene en marcha dos operaciones muy importantes. Por un lado, el propio BBVA quiere emitir deuda senior a cinco años. Al menos 1.000 millones de euros. Además, la Comunidad de Madrid quiere captar fondos con la colocación de su primer bono sostenible. La operación tendrá más de 500 millones de euros de volumen y el banco ha acompañado a los técnicos de la administración en una gira para promocionar la colocación y valorar el interés de los potenciales inversores.
“El mercado ha detectado una ventana de oportunidad”, explica Antonio Rosa del equipo de ventas de renta fija. “Percibe que es un momento de cierta calma, y los emisores se animan a captar fondos con colocaciones de bonos”. Es lunes 3 marzo y dentro de dos semanas será la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Francia y los agentes quieren evitar el riesgo de que un buen resultado de Marine Le Pen desate una tormenta financiera.
Hora punta
La actividad de la sala de trading tiene varios picos de actividad. “Entre las 10 de la mañana y la una del mediodía es el momento más frenético, cuando se van concretando las operaciones”, explica Rosa. Otro segundo momento álgido es entre las tres y las cinco de la tarde, porque se incorporan los intermediarios financieros de Estados Unidos, y coincide con el cierre de los mercados europeos.
El equipo de ventas y de trading de renta fija ya tiene la misma información sobre los dos bonos que está colocando el banco (la deuda senior de BBVA y el de la Comunidad de Madrid), que el resto de operadores del mercado.
Antonio Rosa se conecta con su equipo de Londres para saber cómo está siendo el proceso. A través de un chat interno que ofrece la firma Bloomberg y en el que participan todos los bancos colocadores, se entera de que la demanda está siendo alta. Los reguladores financieros tienen acceso directo a estas comunicaciones para evitar que los banqueros puedan pactar precios, como ocurría con el caso Líbor (la manipulación de la cotización del indicador crediticio de referencia en Reino Unido). Este delito se saldó con más de 10.000 millones de dólares en multas.
Los traders utilizan múltiples pantallas para tener un seguimiento instantáneo del mercado. Los que disponen de más monitores son los de divisas. Llegan a tener 8 pantallas. También tienen teléfonos fijos especiales (que graban sus conversaciones) y altavoces para poder tener conversaciones en grupo con equipos de otros países
12.30. Cerrando el trato
Un altavoz del puesto de Antonio Rosa comienza a sonar. El jefe del equipo de bonos de Londres está contando el resultado de la colocación del bono de BBVA. Ha sido un éxito. Aunque pensaban que la emisión sería de 1.000 millones de euros, el exceso de demanda ha hecho que el banco decidiera emitir 1.500 millones de euros. Dentro de unos minutos la noticia aparecerá en todos los boletines financieros.
En este tipo de emisiones hay un banco colocador líder, y un grupo de bancos de apoyo (normalmente, diversificados por países) que facilitan a la entidad que busca financiación el acceso a inversores de otros países. Siempre hay entidades japonesas (como Nomura), suizas (como UBS o Credit Suisse) y norteamericanas (como JP Morgan). “Nosotros vamos viendo las peticiones que van entrando. Es frecuente que la demanda supere al volumen total que se va a colocar.
“La forma de operar en el mercado de Bolsa ha cambiado por completo en los últimos 10 años"
Finalmente, es el cliente y sus asesores en la colocación quienes ajustan el precio final y deciden cómo asignar los títulos. A veces se diversifica por tipo de inversor, para que compren el bono fondos de inversión, aseguradoras, bancos centrales... También se tiene en cuenta su procedencia, y se suele preferir que sea lo más diversificada que sea posible”, apunta Antonio Luna, uno de los jefes de trading de renta variable.
La comida
Mejor no seguir en casa
La mayor parte de los bróker no invierten de forma particular. Primero, porque tienen importantes limitaciones por posibles conflictos de interés. Segundo, porque bastante tienen con pasar 10 horas al día monitorizando los mercados financieros. “Cuando entra algún joven siempre les desaconsejo que operen en casa. Si ya es difícil desconectar, olvidarte por un momento de las cotizaciones, más aún si estás jugándote tu dinero”, comenta ‘Chavi’ Fernández, del equipo de divisas.
A partir de esta hora, los equipos de ventas y de trading empiezan a comer. Lo hacen por turnos, para que siempre haya ojos encima de todos los mercados. Casi todos los trabajadores comen dentro de las instalaciones de BBVA. Cuando la jornada es tranquila, muchos aprovechan para acercarse al gimnasio. El Centro B-Well cuenta con 5.000 metros cuadrados de instalaciones, utilizadas fundamentalmente por empleados del banco.
Cuando la jornada es intensa, como la de hoy, la mayoría tiene que comer delante del ordenador. Sandwiches y ensaladas son el menú más frecuente.
Despierta Wall Street
No hay ningún jugador tan poderoso en los mercados financieros como los bancos y las gestoras norteamericanos. Sus fondos de inversión mueven unas cantidades tan ingentes de fondos, que el arranque de la jornada de Wall Street, a las 15.30 españolas, suelen condicionar el cierre de las Bolsas europeas. Un buen tono del mercado americano puede corregir una jornada de pérdidas, y viceversa.
“La forma de operar en el mercado de Bolsa ha cambiado por completo en los últimos 10 años. El grado de automatización que hay hoy en día es enorme”, explica Luna. Su equipo da servicio a grandes clientes corporativados, como gestoras de fondos, bancos privados, planes de pensiones. Su especialidad son operaciones grandes (compras o desinversiones de acciones que se producen a lo largo de varios días) u operaciones con coberturas.
Tras el cierre de los mercados, a las cinco de la tarde, la actividad empieza a tranquilizarse. La mayoría de los trabajadores de la Sala termina su jornada sobre las seis de la tarde, aunque a veces aún queda pendiente trabajo y reuniones para la siguiente jornada.
A partir de las siete, la sala de tesorería de México toma el relevo. Aunque el griterío hace tiempo que desapareció, el estrés siempre está presente. “Hay jornadas en que llegas a casa y te duele todo el cuerpo”, reconoce ‘Chavi’ Fernández.
Los quants luchan contra los algoritmos
La negociación de contratos bursátiles a la velocidad de la luz es uno de los factores que más ha cambiado la industria. De hecho, los reguladores han tenido que adoptar medidas que limiten el conocido como high frecueny trading (HFT). Hay fondos alternativos cuya única actividad es tratar de adelantarse unos milisegundos a las grandes compras. “Si un cliente nos pide que adquiramos un paquete grande de acciones, nuestros quants diseñan programas para que esas operaciones no sean detectadas. Vamos cambiando los importes, los intervalos de compra, los rangos de precio, para tratar de pasar desapercibidos a los algoritmos”, explica Antonio Luna, veterano trader de Bolsa.