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Tribuna
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La hora del capitalismo global interactivo

La Gran Recesión constituye una gran oportunidad para depurar y cambiar el modelo económico actual

Thinkstock

En el momento presente, casi desearía ser joven de nuevo”, escribió a un amigo en 1517 el erudito holandés Erasmo de Rotterdam, no por otra razón que la siguiente: “Anticipo que está a punto de iniciarse una edad de oro que todo lo levanta”. “Una marea creciente levanta todos los barcos”, dijo John Fitzgerald Kennedy, trigésimo quinto presidente de EE UU. La marea creciente que levanta todos los barcos es el capitalismo global interactivo.

Propongo una profunda y sincera reflexión sobre lo que llamo capitalismo global interactivo. Mi hipótesis es que el mundo, sumido en una inédita crisis bautizada como la Gran Recesión, de inusitada dureza, complejidad y alargamiento en su resolución integral, es fuente de un profundo y amplio malestar, inestabilidad e incertidumbre, pero que paradójicamente ofrece una nueva oportunidad para la reinvención del capitalismo.

La crisis y la oportunidad que nuevamente ofrece para la reinvención del capitalismo es el Zeitgeist o espíritu del tiempo que nos hace ver “que alrededor de la crisis se está produciendo una transformación mucho más profunda y compleja e impensable, que actúa como acelerador de un cambio no pensado ni planeado, pues las causas que la produjeron no estaban en el mapa de los legisladores ni de los reguladores ni de los economistas.

Los cambios que se han producido están trastocando el orden económico mundial, provocando nuevos movimientos políticos, nuevas formas de organización económica, nuevas formas de relaciones sociales y culturales, lo cual indica que el capitalismo ya nunca será el mismo. Todos somos conscientes de ello, de que dejamos atrás un mundo que ya no estará y que otro está surgiendo aunque lo nuevo no acaba de nacer y lo viejo no acaba de morir. Por tanto, no se trata de una crisis meramente económica, sino que es un proceso de cambio profundo, y aunque no se ha sentido de igual manera en todos los países, tendrá implicaciones de primera magnitud sobre la vida y sobre las posibilidades de progreso de las personas.

Desde una revisión histórica de las etapas del capitalismo, haciendo una revisión crítica, sobresalen las dificultades para hacer partícipes del desarrollo y del progreso a todos los países, a todas las personas. Pero las cuatro fuerzas propulsoras del capitalismo global interactivo: la globalización, las empresas multinacionales, las tecnologías de la información y el conocimiento, mediante su interacción, alumbran un fenómeno imparable que despejará el camino hacia un progreso de todos los países y de todas las personas.

El capitalismo global interactivo cruza una nueva frontera, que nos sitúa ante una nueva dimensión, no solo mejor, sino más solidaria y más humana, donde surgen nuevas oportunidades, nuevas posibilidades y nuevas ideas en las que no se habían pensado antes. Estas desencadenan tiempos de cambio y transición. Los tiempos de cambio y transición agudizan nuestra sensibilidad, fortaleza e invención. Los tiempos de cambio y transición vienen cargados de incertidumbre, pero también de esperanza: no vemos volar al búho de Minerva bajo la luz del anochecer, entre las ruinas de la contemplación, lo vemos volar hacia la rosada aurora de un nuevo día de esperanza al que nadie puede volverle la espalda.

Además de todo esto, cabe preguntarse si el capitalismo global interactivo continuará siendo manejado por la mano invisible de Adam Smith o los espíritus animales de John M. Keynes. La mano invisible y los espíritus animales serán superados por nuevas formas de pensar. Porque toda la estructura del sistema de pensamiento es la que se halla trastornada, es toda una enorme estructura de ideas la que colapsa. Este cambio invita a ver el mundo con otros ojos, pero sobre todo, abre la puerta a escenarios más amplios, cargados de mejores posibilidades para los países, las empresas y las personas.

El capitalismo global interactivo, es el paso evolutivo que reclama social y culturalmente la economía de mercado, y en este paso, además de las cuatro fuerzas propulsoras, se encuentra la ecología, que se interpone ante el fatídico colapso de los ecosistemas, que marcan la vida del planeta, cuyos habitantes reclaman, no continuar poniendo a prueba la resilencia económica del ser humano, y definitivamente erradicar la pobreza que en el siglo XXI, carece absolutamente de sentido.

Ramón Casilda Béjar es autor de Crisis y reinvención del capitalismo. Editorial Tecnos, 2015.

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