La relación banca-pyme mejora, a pesar del aumento de comisiones
Un 26% de las pymes reconoce que negoció sus créditos con un alza de precios en los tipos de interés.
La relación financiera entre las pymes y la banca española, mejora. Es lo que se desprende del VIII Diagnóstico Financiero de la Empresa Española elaborado por Cepyme. No obstante, es destacable que si bien durante el pasado año los tipos de interés de referencia fueron negativos, un 26% de las pymes reconoce que negoció sus créditos con un alza de precios en los tipos de interés.
El origen de estos incrementos está en la disminución de los márgenes de intermediación de la banca debido a los bajos tipos de interés. De hecho, el 59% de los encuestados vieron aumentar en este pasado 2016 las comisiones bancarias cobradas por las entidades de crédito. El origen de estos incrementos está en la disminución de los márgenes de intermediación de la banca debido a los bajos tipos de interés.
En cuanto a las perspectivas de las pymes para 2017, el documento hace hincapié en que un 67% de las empresas encuestadas afrontan este ejercicio económico con mejores perspectivas respecto al año 2016. Este dato corrobora los signos de mejora experimentados el pasado año, como el incremento de ventas, el porcentaje mayor de empresas con beneficios o la subida de la rentabilidad económica.
Asimismo, desde Cepyme subrayan el cambio que se ha producido en el orden de preferencia a la hora de adoptar las medidas de gestión para este 2017. Así, la reducción de precios de venta y la disminución de costes de personal se situaban en el onceavo y noveno lugar, siendo tan solo una medida adoptada por el 12% y 15% respectivamente. Asimismo el 70% de las compañías centrará sus esfuerzos en la mejora de comercialización de sus productos y un 53% prevé mejoras en sus productos, servicios o líneas de negocio.
Sin embargo, a pesar de que la inercia del crecimiento económico es intensa y las condiciones de acceso al crédito han mejorado de forma significativa, variables como la inestabilidad política nacional e internacional o la incertidumbre empresarial ante posibles cambios legislativos en la puesta en marcha de reformas estructurales pueden ser malas consecuencias para la confianza inversora.