Chase Carey: El chico de la tele, al frente de la Fórmula 1
El sustituto de Ecclestone tendrá que relanzar la competición ante la caída de audiencia
Jugó al rugby en su época universitaria, pero su éxito definitivo le ha llegado en el mundo del motor. Chase Carey, con una larga trayectoria en News Corporation, lanzando canales de televisión como Fox Sports, es el nuevo CEO de la Fórmula 1, en sustitución del veterano Bernie Ecclestone. Su experiencia en el mundo del espectáculo y del entretenimiento debería servirle para relanzar un deporte que muestra signos de agotamiento televisivo.
El cambio es consecuencia de la llegada de un nuevo dueño al circo del motor: el holding de medios Liberty Media, con sede en Colorado (EE UU), compró en verano la F1 al capital riesgo CVC Capital Partners, con un acuerdo que sitúa el valor de la F1 en 7.500 millones de euros. Carey fue nombrado inmediatamente presidente. Antes ya había trabajado en el grupo Liberty entre 2006 y 2009, como CEO de la TV por satélite DirecTV.
El reto para Carey es compensar la caída de la audiencia de TV (600 millones en 2008, 400 millones en 2016) potenciando el pago en detrimento del abierto, visión, y ganando audiencia por internet, así como potenciando la división de videojuegos.
Nacido en 1954, estudió matemáticas y economía en la Universidad Colgate (Nueva York) y un MBA en Harvard. Empezó trabajando en la productora de cine Paramount y en 1988 entró en el grupo News Corporation, en concreto en Fox, donde llegó a ser consejero delegado, y lanzó canales como Fox Sports y Fox News. De la línea editorial de este canal dijo hace pocos años que le parecía “justa y equilibrada”, aunque no se conocen sus opiniones políticas concretas.
También fue clave en la compra de los derechos de la NFL (fútbol americano) en 1993. Como buen neoyorkino, Carey es seguidor de los Giants de football, y de los Yankees de béisbol (llegó a instalar en su despacho asientos de su demolido estadio). Precisamente, yendo a un partido, tuvo un accidente de tráfico que le dejó una cicatriz, escondida tras el bigote.
Mano derecha de Rupert Murdoch, iba a ser el heredero del magnate como CEO, pero al final el puesto fue para el hijo de este
Ahora se acerca al mundo de los coches desde el punto de vista del conductor ejecutivo. En el comunicado oficial de su nombramiento, Chase Carey declaró sentirse “emocionado” y afirmó que la Fórmula 1 “tiene un enorme potencial con múltiples oportunidades sin explotar. He disfrutado escuchando las ideas de los fans, los equipos, la Federación Internacional de Automovilismo (FIA), y los patrocinadores. Trabajaremos con todos ellos para mejorar”.
Ecclestone, de 86 años, será “presidente honorífico” –cargo que ni él mismo tiene muy claro en qué consistirá– después de casi 40 años al frente de la F1. “Me gustaría agradecer a Bernie su liderazgo durante décadas”, ha dicho Carey, que también ha subrayado el carácter de “dictador, reconocido por él mismo” de Ecclestone. “Este deporte necesita una mirada nueva, consensuaremos las decisiones con los equipos y la FIA”.
Planea un nuevo reparto económico entre las escuderías, entre otros cambios. Para llevarlos a cabo ha fichado a Sean Bratches, experto en ventas y marketing televisivo, como director de operaciones comerciales, y a Ross Brawn, exitoso ex director técnico de Bennetton, Ferrari y Mercedes, como director deportivo de la F1.
Como máximo ejecutivo de DirecTV (2003-2009) –primero en manos de Murdoch, que luego se la vendió a Liberty– Carey captó 1 millón de nuevos suscriptores en los seis años que estuvo en el cargo, devolviendo la empresa a la rentabilidad.
Luego volvió a News Corporation como presidente y director de operaciones, y en 2011, Murdoch, que lo definió como “uno de sus consejeros y amigos más cercanos”, le designó su sucesor como CEO, cargo que finalmente fue para el hijo del magnate, James, sin que se redujera la fidelidad de Carey a Murdoch. En julio del año pasado el nuevo directivo de la F1 dejó sus cargos ejecutivos, y quedó como vicepresidente del consejo de administración y consultor.
Charles S. Carey, que prefiere el apodo de Chase, “es muy modesto”, según lo describe Marty Pompadur, otro colaborador de Murdoch. “No usa palabrería, responde con un sí o un no”, añade. “Y si le preguntas cuál es su comida favorita, dirá que hamburguesa con patatas”, como buen american.
También cuentan que cuando era ejecutivo de Fox, ganando unos 25 millones de euros al año, se bebía una cerveza en el trayecto de tren entre Manhattan y New Canaan (Connecticut), donde vivía con su mujer Wendy –con la que tiene dos hijos–. Ahora se ha trasladado a Londres, a las oficinas centrales de la F1 –sobre las que vive Ecclestone–, de las que se mudarán pronto a otras más grandes, siempre dentro del Reino Unido.
Además tendrá que viajar por todo el mundo a los Grandes Premios, que han aumentado de 17 a 21 en la última década, y que aún serán más si se cumplen los deseos de Liberty. “Queremos que la gente acuda a cada prueba como si fuera una Super Bowl, que sea el motivo de su estancia en la ciudad”. En concreto, pretende celebrar al menos uno en una gran urbe de EE UU, como Los Ángeles, Miami, Las Vegas o su Nueva York natal.