Liberty Media da un volantazo a la Fórmula 1
El grupo quiere una competición "más digital" y con más carreras
Hace tiempo que los bólidos de la Fórmula 1 superan los 200 kilómetros por hora al borde de la delgada línea entre el deporte y el negocio. La diferencia ahora está en quién se cuelga los millonarios laureles de los patrocinios deportivos y los derechos deportivos. Hasta hace una semana el honor recaía en el consorcio de inversores CVC Capital. Y ahora en el grupo de comunicación Liberty Media.
El holding estadounidense comenzó en septiembre su desembarco en la competición. Desembolsó entonces 693 millones por un 18% de la sociedad, que ha ampliado hace apenas una semana al 35% con el pago de 1.022 millones tras obtener el beneplácito de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA). En total, la inversión del grupo ha superado los 8.000 millones en efectivo, activos y deuda convertible.
El proceso no ha sido más que un adelantamiento por la chicane. La competición era hasta ahora controlada por el gestor de fondos CVC, que se hizo con el gran circo automovilístico en 2006. El interés de la firma británica fue decreciendo seis años más tarde, a medida que veía cómo se alejaba la posibilidad de sacar la lucrativa firma deportiva a cotizar en la Bolsa de Singapur. Los problemas del entonces capo, Bernie Ecclestone, con la Justicia y la inestabilidad de los mercados financieros frustraron la operación.
El último contratiempo que tuvo que afrontar CVC fue la caída en el número de televidentes pendientes de la competición que repercutió en una bajada en los ingresos publicitarios. Una de las claves de su negocio. En 2008 600 millones de espectadores seguían por televisión cómo el británico Lewis Hamilton ganaba su primer campeonato del mundo, mientras que Niko Rosberg hiciese lo propio el año pasado atrajo a 400 millones. Con el propósito de atajar una audiencia cada vez más digital acomete Liberty Media este cambio que tiene visos de revolución.
El consejero delegado del grupo, Greg Maffei, desgranó en una conferencia organizada por Morgan Stanley en Barcelona el rumbo que tomará la competición en los próximos años. Con los visos en sacar el mayor partido a esa audiencia web, preparan un desembarco en internet que supondrá la potenciación de, por ejemplo, la división de videojuegos. Y en cuanto a la decreciente televisión planean capear la caída publicitaria con que las cadenas que lo retransmitan dejen de hacerlo en abierto para pasar a modalidades de pay-per-view.
Para atraer a estos espectadores de pago, diseñan una competición que potencie la rivalidad entre las escuderías y los pilotos. Los proyectos pasan por ampliar el número de carreras –ahora son 21, 17 hace una década– y que estas estén más presentes en nuevos territorios. Fundamentalmente en EE UU, pero también en Asia. El Financial Times va más allá y anuncia unos Grandes Premios que se extenderán durante toda la semana.
Antes de que dé comienzo la primera carrera del año en Melbourne, los cambios en la Formula 1 ya han arrancado. Y son de calado. La primera decisión de calado ha sido sustituir a Ecclestone, patrón de las carreras desde hace casi 40 años. Tras intentar conformar al magnate de 89 años con un puesto de director honorífico, han situado al volante de la competición a Chase Carey, hasta ahora vicepresidente de la 21st Century Fox (una de las grandes productoras audiovisuales donde también tiene presencia el grupo). Carey hereda unas cuentas con un ebitda en torno a los 446 millones y un beneficio de 1.704 según los datos de julio de 2016 publicados por Liberty.