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Voces a favor y en contra

Apple Pay y pagos desde el móvil, ¿un avance incompleto?

Apple Pay

Apple Pay ha llegado a España y lo ha hecho, de momento con mucho ruido mediático y como ha ocurrido en otros países sin que se perciban muchas ventajas más allá de pequeños cambios en comodidad y seguridad. Es más, se percibe más como un reclamo de algunas tarjetas más que como un medio de pago alternativo. Así, en este arranque, en España lo podemos utilizar con las tarjetas bancarias de Banco Santander, American Express y Carrefour Pass además del sistema de pago con tarjeta de Ticket Restaurant, lo que les confiere a estos productos un atractivo añadido frente a otras tarjetas.

El funcionamiento es sencillo. Vinculamos una de las tarjetas válidas a nuestro dispositivo móvil (teléfono Apple desde el modelo SE en adelante, iPad mini 3 en adelante o Air 2 o superior, Apple Watch y para compras online el modelo MacBook Pro con touch id o conectado con un iPhone o Apple Watch que lo soporte) y una vez añadida podremos pagar en los terminales de comercio donde lo permitan verificando nuestra identidad con nuestra huella dactilar a través del “touch ID” del terminal.

¿Qué ganamos con Apple Pay? En primer lugar, una forma nueva de pago con algunas ventajas en comodidad y seguridad. No se sustituye la tarjeta, ya que debemos tenerla para usarla, pero si nos permite no llevarla o utilizarla y poder pagar con nuestro móvil con la seguridad de que verificamos nuestra identidad con nuestra huella dactilar, imposible de suplantar.

Pero en el fondo las diferencias no son tan grandes con las últimas tarjetas con tecnología de contacto, que también se puede pagar con acercarlas al terminal, y que tiene un sistema de seguridad PIN que bien custodiado y cuidando no ser copiado nos confiere un nivel de seguridad, algo más bajo, pero también elevado. Todo ello teniendo en cuenta que, de momento, son pocos los comercios y casi todos de grandes compañías los que nos permiten el pago con Apple Pay y otros sistemas similares como el de Samsung, mientras que la cobertura con tarjetas es prácticamente universal.

De momento, Apple y la banca tradicional van de la mano en Apple Pay. Algo lógico pero que debe no producirse siempre si queremos ver una verdadera alternativa a los medios de pago, en el que no todo debe ser mejorar algo en comodidad y seguridad.

El tener que vincularnos a una tarjeta nos obliga a aceptar sus condiciones para poder usar este sistema de pago: comisiones de emisión, renovación, condiciones de financiación, tipos de interés, etc. Lo que al final nos sigue encorsetando en ese producto. Por ello, el primer paso es que se universalicen las tarjetas en las que se permite el uso de Apple Pay y otros sistemas similares, para poder optar y mejorar las condiciones. De momento, las tarjetas adheridas no están precisamente ni entre las más económicas del mercado ni las más flexibles en su contratación.

Pero lo importante es que en el medio plazo Apple y otras compañías de dispositivos móviles se independicen y ofrezcan opciones independientes de pago. Es decir, que den el paso de ser meros proveedores de soluciones tecnológicas a ofrecer sistemas de pago de forma integral compitiendo con los bancos. Sobre esto, se ha escrito y seguirá escribiendo cientos de páginas. Hay muchos analistas incluyendo de los propios bancos que estiman que nuevos agentes financieros como medios sociales o las propias compañías de telecomunicación se harán con buena parte del negocio financiero, especialmente en medios de pago.

Será entonces, cuando ofrezcan condiciones distintas y nuevas ventajas (límites de crédito, financiación) cuando nos encontremos con una verdadera revolución en los medios de pago. De momento, lo que tenemos, es un nuevo sistema tecnológico en evolución con la pesada ancla de seguir dependiendo de bancos y emisores de tarjetas.

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