España necesita un plan energético nacional a largo plazo
Con el real decreto enviado por parte del Ministerio de Energía a la CNMC mediante el que autoriza que el Gobierno pueda establecer un régimen retributivo específico para fomentar la producción a partir de fuentes de energía renovables, se fijan las condiciones para una subasta de 3.000 nuevos megavatios para incorporar a nuestro peculiar sistema eléctrico.
Digo peculiar porque tenemos mayor capacidad de producción per cápita que Alemania, el país que más ha apostado por las inevitablemente intermitentes energías renovables.
¿Quién entiende que después de la impresionante apuesta en la pasada década por el gas como fuente de suministro, alcanzando los casi 25 gigavatios, (casi un 25% de la capacidad total), este haya contribuido tan solo al 10,5% de la electricidad generada en 2016? Y no es intermitente.
Sí que lo es la eólica, que a pesar de los pesares, con menos capacidad instalada, 23 gigavatios, ha inyectado en nuestro sistema casi el doble que el gas: 48.507 TWh, quedando tan solo detrás de lo generado por la nuclear, 55.546 TWh.
“Es posible alcanzar el 100% de la energía con renovables en 2050. Alemania es el ejemplo a seguir”
Pero aún me cuesta mucho más entender, y cómo justificar ante la sociedad, la aberrante cifra del carbón: con solo 9,5 gigavatios ha generado 34.740 TWh, es decir, con el 38% de la potencia del gas ha generado un 32% más que las plantas de ciclo combinado, otrora la gran esperanza del sistema eléctrico español. Sin el carbón, las emisiones de CO2 en generación eléctrica ¡bajarían a la mitad!
Omitiré la pregunta de a quién beneficia esta absurda situación porque la respuesta es muy delicada. Y poco tiene que ver con la supersubvencionada minería del carbón y sus muy pocos miles de empleos.
El hecho es que la subasta llega como una gran esperanza para parte del sector de las energías renovables, muy necesitado de buenas noticias, pero me temo que no significará, ni mucho menos, un paso en firme hacia un sistema más sostenible. Supongo que, incluso, se podrá aprovechar para seguir demonizando a las energías renovables.
“Ciudadanos y empresas deben producir y gestionar la energía de forma eficiente, promoviendo el autoconsumo”
La empresa en la que viví el desarrollo de la energía solar fotovoltaica se llamaba Isofoton. Fue una compañía pionera en el mundo, pionera investigando, desarrollando una industria desde 1982, exportando y creando muchos puestos de trabajo. Como muchas otras que nacieron después y contribuyeron a ese avance. Y todas o casi todas desaparecieron por una errónea legislación. De acuerdo. Pero de ese sacrificio, y de muchos otros en numerosos países europeos, Alemania incluida, ha podido llegar la situación actual. Donde, principalmente, la eólica y la fotovoltaica compiten de tú a tú, pero ganando, con las llamadas convencionales. Así que, por favor, respetemos a los muertos, y a sus supuestos errores, porque gracias a eso podemos ya planificar un sistema eléctrico mucho mejor y más barato que el que tenemos en la actualidad. No solo en España. En 2015, para aquellos que aún no lo sepan, por primera vez en la historia, en el mundo se ha instalado más energía renovable que convencional y ya será siempre así.
Hace algunos días, en una reunión del REN21 en París, discutíamos acerca de la conveniencia o no de publicar un muy elaborado estudio liderado por Sven Teske en el que se concluía que alcanzar el 100% de la energía total con renovables en 2050 era posible. ¿Pero era políticamente correcto? ¿Podría volverse en contra de nuestro movimiento?
En Alemania es más que correcto. Y el ejemplo a seguir, hace 15 años, y ahora, siguen siendo ellos. La primera potencia industrial y económica de Europa lo tiene muy claro: su Gobierno aprobó en 2010 (aunque como sabemos, empezaron mucho antes a trabajar en esta dirección) el objetivo de que toda la producción de electricidad en 2050 sea de origen renovable. ¡Y el 60% de la energía final!, sustituyendo el viejo modelo por el nuevo que han diseñado. Y, francamente, si no pasa nada catastrófico, lo conseguirán mucho antes. ¿Por qué? Voluntad política, responsabilidad ante los ciudadanos, visión industrial, y que más quieren que les diga.
Mientras que en España se critican los apenas 4,7 gigavatios de fotovoltaica, en Alemania ya van por 40 GW. Eso sí, con más de 1,5 millones de instalaciones, la mayor parte familiares y pequeñas. Esto, en un país en el que la tecnología FV es de media un 40% más cara que en España. Pero nosotros seguimos sin tener un plan. Un programa en el que se integren todas las soluciones en un sistema cada vez más limpio y más inteligente. En el que los ciudadanos y las empresas produzcan y gestionen la energía de forma eficiente e inteligente, promoviendo el autoconsumo.
En ese sistema cabemos todos: nuestra red eléctrica, un ejemplo para muchos países, y nuestras compañías eléctricas, para así recuperar nuestra industria con cientos de nuevas empresas y miles de trabajadores que surgirán cuando, definitivamente, nos decidamos, simplemente, a copiar a los alemanes aprobando un plan energético nacional a largo plazo.
Ernesto Macías, director de Solarwatt España, miembro del Bureau del REN21