El Papa clama por una paz mundial "eficaz y concreta"
El Papa ha clamado por la paz “no de palabra, sino eficaz y concreta” en el mundo y ha extendido este deseo a toda la Tierra, “especialmente los golpeados por la guerra y por conflictos violentos” como Siria, Irak, Libia, Sudán del Sur, Myanmar o Venezuela. “Es hora de que las armas callen definitivamente”, ha sentenciado.
Francisco ha vuelto a aprovechar su mensaje de Navidad, ante los 40.000 fieles que se han congregado en la Plaza de San Pedro para recibir la bendición 'urbi et orbi', para recordar la violencia que se vive en el mundo, como la martirizada Siria, “donde demasiada sangre ha sido derramada” y a las personas que sufren, como “los prófugos” o los que “son objeto de la trata de personas”.
Durante su alocución, ha hecho balance del 2016, como es habitual, y ha recordado “los pueblos que sufren por las ambiciones económicas de unos pocos y la avaricia voraz del dios dinero que lleva a la esclavitud Paz a los que están marcados por el malestar social y económico, y a los que sufren las consecuencias de los terremotos u otras catástrofes naturales”.
Asomado al balcón de la Logia central de la basílica de San Pedro para la tradicional bendición navideña, Francisco ha recordado la ciudad de Alepo, escenario, en las últimas semanas, “de una de las batallas más atroces” al tiempo que ha urgido a la comunidad internacional “que se garanticen asistencia y consolación a la extenuada población civil, respetando el derecho humanitario”. “Es hora de que las armas callen definitivamente y la comunidad internacional se comprometa activamente para que se logre una solución negociable y se restablezca la convivencia civil en el país”, ha pedido el Papa.
Como ya hizo en la pasada Navidad, el pontífice argentino no ha querido olvidar que de nuevo otro año el mundo ha estado dominado por la violencia. Así, ha nombrado “la amada Tierra Santa, elegida y predilecta por Dios” y ha pedido que los israelíes y los palestinos “tengan la valentía y la determinación de escribir una nueva página de la historia, en la que el odio y la venganza cedan el lugar a la voluntad de construir conjuntamente un futuro de recíproca comprensión y armonía”.
También ha hecho hincapié en los conflictos en Irak, Libia y Yemen, “donde las poblaciones sufren la guerra y brutales acciones terroristas”, así como en las diferentes regiones de África, “particularmente en Nigeria, donde el terrorismo fundamentalista explota también a los niños para perpetrar el horror y la muerte”.
El Papa ha querido especialmente pedirla paz en Sudán del Sur y en la República Democrática del Congo, “para que se curen las divisiones y para que todos las personas de buena voluntad se esfuercen para iniciar nuevos caminos de desarrollo y de compartir, prefiriendo la cultura del diálogo a la lógica del enfrentamiento”.
También ha pedido paz en Ucrania oriental, donde ha señalado que “es urgente una voluntad común para llevar alivio a la población y poner en práctica los compromisos asumidos”. El Papa tampoco ha querido olvidar Colombia donde ha pedido que se cumpla “un nuevo y valiente camino de diálogo y de reconciliación” y Venezuela donde ha pedido que se den “los pasos necesarios con vistas a poner fin a las tensiones actuales y a edificar conjuntamente un futuro de esperanza para la población entera”.
Así ha señalado también Myanmar donde ha reclamado que se puedan consolidar “los esfuerzos para favorecer la convivencia pacífica” y ha alentado a la comunidad internacional a dar “la necesaria protección y asistencia humanitaria a los que tienen necesidad extrema y urgente”. El Papa ha implorado la paz para todos los que, en varias zonas, “están afrontando sufrimiento a causa de peligros constantes e injusticias persistentes” también en la península coreana en la que pedido que pueda “ver superadas las tensiones que atraviesan en un renovado espíritu de colaboración”.
En su mensaje de paz no ha olvidado “a los que han perdido a un ser querido debido a viles actos de terrorismo que han sembrado miedo y muerte en el corazón de tantos países y ciudades”, pero sel mismo modo ha reseñado a los “que están abandonados y excluidos, a los que sufren hambre y los que son víctimas de violencia” como los prófugos, los emigrantes o los refugiados.
El Papa ha recordado -como ya hiciera durante la homilía de la misa del Gallo que celebró este sábado en la basílica de San Pedro- a los niños sobre todo a los que están “privados de la alegría de la infancia a causa del hambre, de las guerras y del egoísmo de los adultos”. Finalmente ha impartido su bendición apostólica a todos los hombres de buena voluntad, que cada día trabajan, “con discreción y paciencia, en la familia y en la sociedad para construir un mundo más humano y más justo, sostenidos por la convicción de que sólo con la paz es posible un futuro más próspero para todos”.