Ignacio Pérez Dolset: “La universidad va 20 años por detrás de los cambios”
Ahora consejero delegado del centro universitario U-Tad, fue uno de los creadores del Commandos, uno de los videojuegos de mayor éxito de los hechos en España.
Quizá el nombre de Pyro Studios no le diga nada al lector más o menos avezado en videojuegos. Si, en cambio, hablamos de Commandos, probablemente le resulte más familiar. Y si no, basta con explicar que esta saga de videojuegos, nacida en 1998 y que embarcaba al jugador en el manejo de un grupo de soldados en la II Guerra Mundial, pasa por ser la más importante de las hechas nunca por un estudio español, junto a PC Fútbol.
De aquello han pasado casi 20 años, y uno de los fundadores de Pyro Studios, Ignacio Pérez Dolset (Jaén, 1970), sigue vinculado al ámbito digital, pero desde otro punto de vista. Primero, como fundador de U-Tad Centro Universitario de Tecnología y Arte Digital, ubicado en Madrid y asociado a la Universidad Camilo José Cela, que imparte grados y postgrados de todo lo relacionado con la economía digital: desde diseño y programación de videojuegos a dirección de empresas tecnológicas, pasando por estudios en big data o realidad virtual. “He trabajado casi 25 años en proyectos digitales, y el primer problema es el de la formación. En España tenemos una base muy amplia de autodidactas, yo lo fui, porque la universidad es lentísima adoptando cambios. Va 20 o 25 años por detrás”, afirma desde su despacho en las oficinas de Ilion, el estudio que ha dado forma a películas como Planet 51.
El Spectrum y el juego que le cambió la vida
El despacho de Pérez Dolset ocupa un amplio esquinazo, sin demasiada decoración pero con unos cuantos objetos que significan mucho para el fundador de U-Tad. El cuadro de Clint Eastwood, “el único tipo por el que haría todo por hacerme una foto”, una figura suya en miniatura realizada por un moldeador amigo suyo, o un viejo maletín que usaba hace 20 años en sus viajes por EEUU:“Lo abrí un día y era como una cápsula del tiempo”, afirma mientras enseña una factura de 1997 del hotel Ritz Carlton de Atlanta, donde se celebró la feria mundial del videojuego, el E3. Pero por encima de todos destaca su Spectrum, el primer ordenador para toda una generación. El suyo tiene 33 años, con una memoria de 16 kB, pero conserva la ampliación de 32. Lo guarda como oro en paño, al igual que su consola Atari de 1974, expuesta en la vitrina de la entrada a U-Tad, junto al Goya por Planet 51 recibido en 2010. Aquella consola, conectada a la televisión en blanco y negro, y con el videojuego Pong, “le cambió la vida. Parecía magia”.
Pérez Dolset explica que no es una cuestión de falta de talento, sino de adaptarlo a un entorno empresarial, algo difícil por el pequeño tamaño del tejido empresarial digital de España. “Hay pocas empresas, y por eso la gente formada no tiene acceso a un conocimiento práctico. Y cuando salen al mercado, no tienen un historial de éxito. Queremos resolver algunas de esas carencias y completar a largo plazo el círculo”, describe, añadiendo con resignación:“Hay más facultades de arquitectura en la Comunidad de Madrid que centros universitarios donde se estudien videojuegos en España”.
Pérez Dolset habla con especial entusiasmo de los videojuegos, que define como “la interacción entre un humano y una máquina”. Sobre todo, por la cantidad de conocimientos que abarca:“Quien se forma en ello aprende a diseñar, a programar, a hacer arte... El videojuego ha sido pionero de muchísimas transformaciones tecnológicas, y muchos de los estudiantes acabarán trabajando para un banco o una multinacional haciendo proyectos de gamificación, de usabilidad, navegabilidad...”, y pone un ejemplo: “Steve Jobs, el tipo mas relevante de la historia digital, empezó de diseñador de interfaces en Atari. Solo alguien con un profundo conocimiento en la interacción entre un humano y una máquina puede diseñar la interfaz del iPhone. El videojuego ha ido 20 años por delante de la ingeniería industrial, en ese sentido. Una consola te permite más funciones con siete teclas que un cajero automático”.
El directivo cree que el videojuego en España “vive el momento de mayor oportunidad de la historia, pero queda mucho por rematar”. Lamenta que el éxito de Commandos, que fue “el Manolo Santana de su momento, algo que no tenía que haber ocurrido”, no tuviese una continuidad en la industria. La de la animación, en cambio, sí vive un “momento mágico”, precisamente, dice Pérez Dolset, por la existencia de estudios de cierto peso. El suyo, Ilion, trabaja hoy con Paramount en su próximo largometraje de animación, con un presupuesto de 100 millones de euros y por el que pasarán un total de 600 personas en su elaboración, de hasta 25 nacionalidades. “El 80% de los perfiles que trabajan en animación y videojuegos son similares. La diferencia es que la cantera de animación de este país no tiene paralelo en el mundo. Siempre se ha dibujado. Pero hay que formar ese talento en los usos y hábitos de una industria”. Y se beneficia de tener una cantera formada a escasos pasos de su despacho: “Es una oportunidad única”.