El lujo asequible y el deporte se salvan del mal año en la moda
El sector cerrará 2016 con un alza máximo del 2,5%, el crecimiento más bajo a nivel mundial en la última década.
Con el final del año cada vez más cerca, es turno de que comiencen los balances de un 2016 singular en lo político y, por extensión, también en lo económico. El referéndum por el Brexit en Reino Unido, la victoria de Donald Trump en las elecciones estadounidenses, la volatilidad en los mercados financieros europeos y chinos o el miedo a posibles ataques terroristas han marcado el ejercicio en diversos sectores, también en la moda. Este, que en la última década ha crecido de una forma casi imparable, a una media anual del 5,5% alcanzando un valor de negocio de 2,2 billones de euros, cerrará 2016 con el peor resultado en estos últimos años.
Según el informe The State of Fashion, publicado por la consultora McKinsey & Company, la facturación de esta industria cuando cierre este año habrá crecido entre un 2% y un 2,5%, con unos márgenes de beneficios estancados. Esto es debido a que, además de los agentes externos, la industria está afrontando un profundo proceso de renovación que también está castigando a sus resultados, intentando hacer más eficientes y sostenibles sus procesos de producción, al mismo tiempo que la demanda de los clientes les exige lanzar colecciones cada vez menos duraderas en el tiempo.
Los encuestados por McKinsey para su informe, en su mayoría altos ejecutivos, creativos e inversores del sector, creen en un 67% que el negocio ha empeorado en estos últimos meses, mientras que solo el 14% opina que haya mejorado. En concreto, las tres palabras más repetidas para definir la situación han sido: incierta, cambiante y retadora.
Aunque no en todos los segmentos del mercado la situación es igual de negativa, la tónica es generalizada: ninguno llega a crecer al ritmo del 5% con el que cerró el conjunto del sector en 2015. El que más lo hará será el del lujo asequible, en torno a un 3,5%, muy por debajo, eso sí, del ritmo del 9% anual que encadenaba desde el año 2013. Desde entonces, esta es la categoría que más ha crecido en el sector.
Para identificar las marcas encuadradas en este segmento, McKinsey utiliza nueve referencias de precios para determinados productos, como por ejemplo, unos pantalones vaqueros para hombre. En este caso, la horquilla de precios va desde los 145 euros hasta los 295. Por encima estaría el lujo, y por debajo las marcas consideradas premium. En el lujo asequible entran marcas como Michael Kors, la italiana Furla o Uterqüe, la enseña del grupo Inditex.
Según explican los autores del informe, este tipo de marcas siguen beneficiándose de la llegada de clientes procedentes del lujo, en especialmente, de los clientes chinos. Sus diseños exclusivos a precios más contenidos son los aspectos que atraen a estos compradores, aunque el año está dejando resultados dispares según las marcas. Michael Kors, que ha pasado de facturar 500 millones de euros en 2011 a ingresar casi 4.400 en el último ejercicio, se deja en el primer semestre de su año fiscal un 2% de los ingresos. La italiana Furla, por su parte, mejoró en un 22% sus resultados semestrales, mientras que Uterqüe lo hizo en un 9%. Las perspectivas para el próximo año son mejores, ya que McKinsey calcula un crecimiento para esta categoría de lujo de un 4,5% para 2017.
La aparición de nuevas marcas y de tejidos más cómodos y asequibles marcan el crecimiento de las prendas deportivas
El éxito de la fiebre runner
Pero el segmento ganador de este año será el de la ropa deportiva. La fiebre por el running, que ha ido de la mano con el desarrollo de nuevas prendas, más ligeras, cómodas y asequibles, y la aparición de nuevas marcas de valor añadido, llevan a que este segmento siga creciendo este año en torno al 8,5%, el que más de todas las categorías. También tirará de la industria en 2017, aunque a un ritmo menor, de alrededor del 7%.
Una industria que durante el próximo año dará síntomas de mejora, aunque la recuperación será lenta. Los analistas de McKinsey calculan un crecimiento global del 3,5%, lejos aún de la media del 5,5% de la última década. Todo dependerá del desarrollo de las economías y de la actitud de un cliente cada vez menos predecible y más atraído por las ofertas.