Por qué las mujeres no quieren ser ingenieras
Solo el 25% de los que estudian una carrera politécnica son alumnas, un dato alarmante
El 54% de las mujeres ingresa en la universidad pero solo el 25% de los alumnos que cursan una ingeniería son féminas. Se trata de una rama universitaria eminentemente masculina, algo que lleva tiempo haciendo saltar las alarmas en los campus y entre el colectivo de ingenieros.
Con esta finalidad se presentó ayer, en la sede de la Real Academía de Ingeniería (RAI), el proyecto Mujer e Ingeniería, que pretende motivar a las mujeres para que estudien algunas de las carreras de ingeniería y de arquitectura, y de esta manera poder romper la brecha de género de este sector. Se trata de una acción conjunta entre la RAI, el área de Políticas Sociales y Familia de la Comunidad de Madrid y el Instituto de la Mujer, que desean impulsar a las mujeres para que participen en el desarrollo tecnológico del país, y cuenta con el apoyo de Indra, Hewlett-Packard o Telefónica, entre otras.
Porque la cifra de universitarias cursando estudios de ingeniería, según el presidente de la RAI, Elías Fereres, es muy baja, si se tiene en cuenta que, según previsiones de la Unión Europea, el sector tecnológico va a necesitar un gran número de titulados en STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), ya que la industria 4.0. supone un cambio de modelo económico, que generará en los próximos años una previsión de nuevos puestos de trabajo de alta cualificación profesional que se cuantifica en millones.
En este sentido, alegó Fereres que entre las razones por las que las mujeres desisten de estudiar una ingeniería se deben, entre otras, a la falta de atractivos y a la pérdida del prestigio de la carrera, así como a la escasa tradición que existe entre las mujeres y a un problema en la enseñanza que no motiva a las niñas desde edades tempranas a inclinarse por esta rama, ya que no se les enseña a “aprender haciendo, sino oyendo”.
Una de las artífices de esta iniciativa es la ingeniera Sara Gómez, profesora de la Universidad Politécnica de Madrid y directora del proyecto, añade que también influyen la falta de referentes femeninos, así como el reducido número de maestras de matemáticas y la escasa visibilidad de las ingenieras. “Los datos de empleo nos dicen que las carreras que más futuro laboral tienen son las relacionadas con las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas, y las chicas se resisten a cursarlas”, explica la docente, quien cree que es una combinación de muchos factores: falta de referentes femeninos en estas materias, expectativas de los padres o poca utilidad social de estas disciplinas, entre otras.
Y añade que en edades tempranas la mayoría de las niñas aventajan a los niños en todas las materias, incluyendo matemáticas. “Por tanto, la diferencia en sus comportamientos no tiene que ver con la falta de habilidad o los conocimientos adquiridos, sino más bien con la forma de enfrentar los retos”, explica la responsable del proyecto. “Así, mientras que los chicos asumen que no logran solucionar un problema porque es complicado, las chicas empiezan a dudar de sus habilidades”. Por su experiencia añade que “cuando acompañamos a las chicas que están en clara minoría a ser valientes y formamos una red a su alrededor que las anime y las apoye hacen cosas increíbles, porque dejan que aflore su enorme potencial. Si no hay maestras, no hay alumnas”.
Y si se quiere se puede, afirma la doctora en Ciencias Químicas, María Vallet Regi, que anima en un vídeo a las mujeres a no temer ser ingenieras. Porque, según explica la directora de grandes empresas y partners de Microsoft, Ana Alonso, “te cambia la vida, ya que supone enfrentarse a retos, a diferentes formas de pensar, a resolver problemas, a innovar...”.