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Emprendedores

El mayor cultivo en Europa de rosas rojas, en Soria

La compañía Aleia Roses ha invertido 50 millones en un invernadero que creará más de 400 empleos en el despoblado municipio de Garray.

Imagen del invernadero en Garray, Soria.
Imagen del invernadero en Garray, Soria.

En el municipio de Garray, a ocho kilómetros de Soria, entre sauces, abedules y fresnos, se levanta el mayor invernadero de rosas rojas de Europa. El proyecto, construido por la empresa Aleia Roses gracias a una inversión de más de 50 millones de euros, ocupa una superficie de 14 hectáreas que linda con el Parque Empresarial del Medio Ambiente (PEMA). Este ha sustituido a la polémica Ciudad del Medio Ambiente, un proyecto urbanístico que contemplaba en la época dorada del ladrillo la edificación en suelo protegido de viviendas, un polígono industrial, un centro de congresos e instalaciones culturales y deportivas.

Pese al pasado conflictivo de la zona, el invernadero ha sido recibido con buenos ojos en la localidad de 700 habitantes. Generará más de 400 puestos de trabajo, 180 directos – de contratación indefinida- y 250 indirectos, incluido el reclutamiento de personas discapacitadas o en riesgo de exclusión social, gracias al apoyo del grupo Ilunion, de la Fundación Once, o la Cámara de Comercio de Soria.

La producción anual se calcula en 40 millones y el 80% de esa cifra se exportará a Holanda

La empresa se especializa en el cultivo intensivo de la variedad red naomi, “considerada la reina de las rosas, entre las mejores del mundo, por su color rojo perfecto, mayor número de pétalos, tallo robusto de entre 60 y 90 centímetros y una duración de hasta 15 días en florero”, con una producción anual estimada en 40 millones, unas 100.000 al día. Aunque más que cantidad, primará la calidad, aseguraba José María Martínez, presidente ejecutivo de la compañía, durante la presentación de la firma en Garray.

En Europa solo hay 84 hectáreas con licencias de Red Naomi, pero con las 14 de Aleia sumarán 98. Holanda será su principal destino, a través del mercado de subastas de referencia Floraholland, donde colocarán, en principio, el 80% del producto, mientras que el 20% restante lo absorberá el canal directo. No obstante, su aspiración es crecer en el segundo, una vez posicionada la marca, y dar el salto a otros grandes compradores como Alemania, Francia e Inglaterra, según Martínez.

La variedad red naomi.
La variedad red naomi.

“Holanda es el hub, el marketplace, no puedes obviarlo, porque es donde los compradores relevantes están. Es nuestro showroom, donde tenemos que darnos a conocer. Ahora somos cooperativistas de Floraholland y eso nos permite poner todo el producto que queramos”, sostenía. Aquí los precios oscilan entre los 40 céntimos por tallo de media y los 74 céntimos, dependen de si está entre los peores o mejores productores. Pero si es muy bueno, se puede conseguir hasta unos 85 céntimos. “Aspiramos a ser el mejor”, anhela Martínez. El 80% de rosas que se consume en Europa sale de Holanda; el 70% de ese porcentaje, de Floraholland.

En el caso de España, su intención es dinamizar un negocio que ha perdido encanto. Pocos regalan rosas y casi no están presentes en la decoración de los hogares. De ahí que sea el país europeo con el menor gasto per cápita (20 euros) frente a los demás socios (70 euros). 

“Es una rosa mala, cara y hay pocos floristas. La mayoría viene de Latinoamérica y África y ha viajado muy mal. En cuanto pierde la cadena de frío y agua, el producto muere a pasos acelerados. Queremos incorporar un producto competitivo en precio, pero infinitamente superior. Esa debilidad la vemos precisamente como una oportunidad”, confían.

  • Por qué en Castilla y León

El proyecto comienza a gestarse hace 10 años de la mano del empresario madrileño Luis Corella, hoy consejero delegado de la empresa, con experiencia en invernaderos de tomate en México, que abastecían el mercado estadounidense.

Luis Corella, consejero delegado de la empresa.
Luis Corella, consejero delegado de la empresa.

Egresado de la Universidad Pontificia de Comillas, Corella decidió trasladar su conocimiento a España y comenzó a analizar y a determinar qué productos tenían mayor rentabilidad en este tipo de cultivos. Y llegó a la rosa roja y, dentro ella, a la variedad Red Naomi.

Para ejecutar su idea, contó con la colaboración técnica de la compañía de invernaderos Dalsem Horticultural Projects, el centro de I+D de plantas y flores de la Universidad de Wageningen y la consultora de flores y plantas Delphy.

El clima privilegiado de Soria influyó en su elección. “Reúne las condiciones más propicias para el crecimiento de nuestras rosas. A 1.030 metros sobre el nivel del mar, soleado casi todo el año, frío, incluido las noche de verano, bajos niveles de humedad y el Duero de fondo, que nos proporciona agua pura y ayudará a convertirnos en un referente de calidad en un sector tan delicado como el de las rosas”, aduce su presidente ejecutivo.

También influye que sea un entorno natural saludable, productivo (es área inundable) y cuyas condiciones climáticas permiten una reducción de costes desde el punto de vista energético. “Es más caro retirar humedad y enfriar que calentar”, apuntaba Martínez. Así logran disminuir en verano hasta 10 grados, gracias a la tecnología utilizada: si fuera hace 36 grados, dentro baja a 26.

  • Sistema de producción

La empresa utiliza el método de agricultura hidropónica de alto rendimiento. Es decir, en el invernadero de cristal, la rosa está elevada o en suspensión y no en el suelo, evitando el uso de pesticidas para tratar la tierra, explican en la compañía. Esto permite controlar también los parámetros de temperatura, humedad, radiación, fertilizantes y agua que permiten unos niveles de producción por metro cuadrado de rosa superior a un invernadero de plástico.

Además, el 100% del agua de riego colocada en las bandejas (el 50% proviene del Duero y el otra porcentaje restante, del agua de lluvia canalizada en dos balsas gigantes) irá a una depuradora para su reutilización. “Al final se tira cero productos tóxicos al suelo”, aseguran.

Con la firma Gestamp Biomass, instalada en el Parque Empresarial del Medio Ambiente, a unos 300 metros del invernadero, desarrolla un proyecto para proveer de electricidad, gas natural y calor a sus instalaciones.

“Ellos van a gestionar nuestras necesidades energéticas y de calor. Trabajamos en un proyecto para filtrar y extraer los gases de  dióxido de carbono que emite su central de biomasa, que es materia prima para nosotros, para inyectarlos en nuestra plata. Con lo que estamos reduciendo enormemente nuestra huella de carbono”, comentan.

Y Gestamp no es la única. Hay compañías de distribución holandesas interesadas en desembarcar en el mismo parque empresarial en litigio para instalar una base logística de cara a este negocio prometedor, según Corella. 

Aleia se encuentra aún en fase de plantación (una hectárea por semana), por lo que su producción estará disponible en la primavera de 2017. Su gran desafío es logístico: superar el trayecto de 20 horas hasta Floraholland frente a las apenas dos horas de los locales. Aún sí, están convencidos de que con una adecuada transportación (respetando la cadena de frío y agua) podrán competir por calidad.

Las cifras

Más de 50 millones de inversión. De ese monto, siete millones se dedicaron a las enormes máquinas de clasificación del producto.

89.000 unidades de cristales difusos para mantener la temperatura y no quemar la rosa, de los que 1.500 están en el techo.

13.056 lámparas de asimilación de 1.000 vatios.

90 kilómetros de tuberías de distribución del dióxido de carbono.

310 toneladas de estructura de aluminio.

590 toneladas de estructura de acero.

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Sobre la firma

Denisse Cepeda Minaya
Periodista especializada en energía, medio ambiente, cambio climático y salud. Máster en Economía verde y circular por el Inesem y Máster en Periodismo por la UAM/El País. Con más de 20 años de experiencia en periodismo económico. Anteriormente trabajó en República Dominicana como reportera de economía en los periódicos El Caribe y Listín Diario.

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