Telefónica puede relajarse un poco
La ‘teleco’ debería abandonar su objetivo de deuda y dividendo para no tener que vender a la fuerza
Los esfuerzos de Telefónica con su deuda parecen inútiles. Después de varios contratiempos, está bastante claro que la teleco no alcanzará su objetivo autoimpuesto de deuda neta/ebitda para 2017. El presidente, José María Álvarez-Pallete, debería desechar el objetivo, así como el dividendo. Ajustarse a él lo convierte en vendedor a la fuerza.
La brecha podría cubrirse en parte rebajando el dividendo
Telefónica tiene 52.600 millones de euros de deuda, equivalentes a 3,2 veces el ebitda ajustado. Se ha comprometido a reducirla a 2,35 veces a finales de 2017. Sin embargo, sus esfuerzos se han topado con problemas. La venta de O2, bloqueada por los reguladores, habría proporcionado 11.600 millones de euros. Luego, tuvo que cancelar la salida a Bolsa de su filial Telxius debido a la baja demanda.
Telefónica podría terminar el año con 49.000 millones de deuda neta, según estimaciones de Eikon. Para alcanzar su objetivo en 2017, la deuda neta tendría que reducirse en 10.700 millones, frente a los 4.000 millones en flujo de caja libre que podría ingresar. Telefónica está valorando una OPV de O2, pero los mercados están agitados. Incluso si vendiera sus participaciones tanto en O2 como en Telxius el próximo año, quizás por 4.500 millones, seguiría quedándose corta.
La brecha también podría cubrirse recortando el dividendo, que se paga en parte en acciones y que consume alrededor de 2.400 millones de euros de efectivo. La rentabilidad por dividendo, del 8%, sugiere que los inversores no creen que sea sostenible, y un recorte eliminaría algo de presión.
La compañía podría, en su lugar, centrarse en aumentar su ebitda, en lugar de darse prisa por vender activos. España está en el camino correcto, igual que Brasil. Pero se enfrenta a dudas estratégicas en Alemania y Reino Unido, donde posee solo activos de telefonía móvil en mercados donde crecen las ofertas de convergencia con la banda ancha, la TV y la telefonía fija.
El riesgo de abandonar el objetivo de deuda es que se rebaje la calificación de Telefónica. Está dos niveles por encima del bono basura, según Moody’s. Pero aunque los costes por intereses subieran, sería partiendo de un nivel bajo, y Telefónica seguiría teniendo grado de inversión. Debería darse a sí misma un poco de margen.