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Axesor, opinión del experto

Amper necesita sostenibilidad financiera

Axesor le otorgar una calificación, no solicitada, de CCC- con tendencia negativa.

La empresa de soluciones tecnológicas de telecomunicaciones Amper, que en el presente ejercicio cumple 60 años, atraviesa una complicada situación financiera que ha llevado al equipo de análisis de rating de Axesor a otorgarle una calificación, no solicitada, de CCC- con tendencia negativa. Este nivel denota baja capacidad para hacer frente a las obligaciones financieras y dependencia de entornos económicos favorables. La incertidumbre asociada al posicionamiento competitivo de la compañía (España y América Latina suponen el 50% de la facturación), junto con la ajustada autonomía financiera y la existencia de un fondo de maniobra negativo, derivan en una debilitada posición de solvencia, que puede comprometer a la firma si no solventa la financiación de su circulante.

Fundada por el ingeniero de telecomunicaciones Antonio Peral, Amper llegó a ser en los años ochenta el principal suministrador de equipos de Telefónica. Actualmente, su situación se caracteriza por un bajo nivel de autonomía financiera, pese a la mejora operativa, así como las reestructuraciones y ampliaciones de capital llevadas a cabo. Amper cerró 2015 con una facturación de 129,58 millones de euros, una deuda financiera neta de 52,96 millones; un fondo de maniobra negativo de 32,01 millones, y un flujo efectivo de explotación negativo de 16,63 millones. La reducción de costes y el incremento de las ventas han permitido una mejoría del panorama, ya que los resultados del primer semestre del año, publicados el viernes, reflejan un beneficio de 3,8 millones de euros, frente a las pérdidas de 4,6 millones del mismo periodo en 2015. De igual modo, la compañía ha logrado elevar el patrimonio neto consolidado hasta los 15,2 millones de euros, frente a los 5,57 millones de euros del cierre de 2015, y ha conseguido bajar la deuda financiera neta hasta 44,28 millones. En cualquier caso, la compañía mantiene su apuesta por acelerar la firma de acuerdos de financiación y la venta de activos.

Tras la venta a finales de 2014 de su división de sistemas de defensa, recientemente Amper anunció la firma de una carta de intenciones con la operadora ATH para venderle todos sus negocios en la región de Pacífico Sur por un importe que rondaría los 78 millones de euros. Este anuncio tiene lugar apenas un año después de que la teleco española adquiriese Telecom Cook Islands por un importe de 15 millones de euros. Precisamente, esta compra permitía a Amper aumentar su nivel de internacionalización y ventas, al tiempo que abría la posibilidad de obtener nuevos contratos. De hecho, la mayor parte de la mejora cualitativa y cuantitativa experimentada en el balance de 2015 procedió de esta filial. Por eso, el anuncio de la intención de venta de este activo añade incertidumbre al futuro a medio plazo de la compañía, pese a que podría suponer un importante desapalancamiento como efecto más inmediato.

Otra de las líneas en las que está trabajando la firma para intentar salir de la complicada situación en la que se encuentra es la de cerrar diversos acuerdos de financiación. El último fue la firma de un contrato de financiación sindicada con Alterfin (Alternative Financing Estructuración y Originación), filial de Auriga, por un importe de cuatro millones de euros, convertible en acciones a un precio de 0,07 euros por acción, ligeramente por debajo de los niveles a los que llevan moviéndose los títulos en Bolsa desde hace poco más de un mes. Hace un año, las acciones de Amper cotizaban a 0,16 euros y hace cinco, a 3,2 euros. En junio, la compañía firmó otro acuerdo con Renta 4, otorgándole a esta entidad el derecho durante un año a suscribir eventuales ampliaciones de capital que pudieran tener lugar por un importe máximo de cuatro millones.

Las estrategias implantadas en el pasado derivaron en un empeoramiento generalizado de la situación financiera de la compañía. Como consecuencia de ello, el nivel de contratación se redujo sustancialmente (las ventas cayeron un 54,6% entre 2013 y 2015), provocando una situación de gran inestabilidad en el accionariado. El balance, en definitiva, es que Amper sigue quedando en una situación de alta incertidumbre y, de momento, muy expuesta ante posibles resultados negativos en los próximos ejercicios.

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