El juego está en los servicios convergentes
Las operadoras afinan sus estrategias en el negocio digital. Piden un marco regulatorio y legal más previsible.
Las fusiones y adquisiciones vividas en los últimos años en nuestro país han afectado tanto a operadores móviles y fijos (Ono con Vodafone y Orange con Jazztel) como a empresas de contenidos (Telefónica y Distribuidora de Televisión Digital).
Y han protagonizado en los últimos tiempos una industria que busca ofrecer mayor calidad, mejores precios y, sobre todo, nuevos servicios en un escenario de creciente convergencia tecnológica en redes, dispositivos y servicios.
Efectivamente, tal y como aseguran desde la consultora KPMG, el sector de las telecomunicaciones se está preparando para un escenario competitivo de mayor alcance, que se juega en el terreno de la economía digital con servicios convergentes, que traspasan las fronteras nacionales y donde se están conformando operadores conglomerados (es decir, empresas que ofrecen tanto servicios de tecnología como contenidos y comunicaciones) que aspiran a tener la capacidad para competir en el nuevo contexto del mercado digital y con consumidores cada vez más exigentes.
Telefónica es la primera que tiene en mente afrontar ese nuevo escenario de la mejor manera posible, máxime cuando se encuentra en pleno cambio directivo de su cúpula. Los expertos creen que este va a ser el momento en el que la Telefónica de José María Álvarez-Pallete mueva ficha para consolidarse como un jugador de primer orden en los servicios de voz, fibra y se haga un hueco en contenidos en internet, escenario en el que tiene que competir con auténticos gigantes como Google, Facebook, Netflix o Apple.
Pero al mismo tiempo no hay que perder de vista los objetivos en el negocio principal y, dado que la Agenda Digital contempla fomentar el despliegue de redes y servicios para garantizar la conectividad digital –que el 100% de los hogares dispongan de cobertura de más de 30 Mbps y que al menos el 50% de los mismos haya contratado velocidades superiores a 100 Mbps en 2020–, las compañías españolas llevan años invirtiendo en importantes programas de despliegue de nuevas infraestructuras, principalmente de fibra óptica y móvil 4G. De hecho, los resultados ya son evidentes.
Telefónica cubre actualmente con su red de fibra óptica más de 14 millones de hogares y tiene el objetivo de alcanzar con esta infraestructura en 2020 el 97% de los hogares. Vodafone, por su parte, invirtió en el último ejercicio más de 1.178 millones de euros en el despliegue de redes de nueva generación (4G, fibra) y en la mejora de la experiencia del cliente.
Las cifras
2% es la previsión de crecimiento anual de la industria española de las telecomunicaciones para los próximos tres años, según los cálculos de Vodafone.
31% ha disminuido el volumen de negocio del sector de las telecos en España entre 2008 y 2015, según la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
3% del PIB es la proporción que la patronal Ametic quiere que se aumente la inversión en I+D+i, en consonancia con otros países de la Unión Europea.
En cuanto a Orange, prevé alcanzar con su red de fibra óptica 14 millones de unidades inmobiliarias en 2020 y llevar la tecnología 4G al 95% de la población en 2017 por un importe superior a los 3.000 millones de euros. Un esfuerzo inversor que se ha compatibilizado con un descenso generalizado de los ingresos como consecuencia de la bajada de tarifas de los últimos años, tanto en el móvil como en la banda ancha fija.
De hecho, entre 2008 y 2015, el volumen de negocio de la industria de las telecomunicaciones en España disminuyó un 31%, según las estimaciones de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
Además, las empresas piden que ese esfuerzo económico se acompañe de un marco legal y regulatorio que fomente más inversiones y la competencia, y que resulte previsible. “Se deben establecer las mismas reglas de juego para todos los actores. Por ejemplo, a las compañías de telecomunicaciones y a los competidores alternativos, así como a los que prestan servicios de voz sobre IP, se les deben imponer las mismas obligaciones en materia de protección de datos y de privacidad. Solo así se establecerá un entorno competitivo justo” con el objetivo de impulsar la transformación digital del país , señala Antonio Coimbra, consejero delegado de Vodafone España.
Transformación y digital son las dos palabras que ahora mismo reinan en el sector. “Esto significa”, aclara Coimbra, “en primer lugar, transformar los procesos internos para ganar en agilidad en la relación con terceros, incluidos proveedores y clientes; y, en segundo lugar, desarrollar nuevos servicios que incorporen las herramientas digitales (como pagos móviles, internet de las cosas, big data) para ganar en competitividad”.
Desde Orange calculan que la transformación digital tendrá un impacto de más de 120.000 millones de euros en el año 2025 sobre los sectores económicos más relevantes en España. “Así que no hay tiempo que perder en la digitalización de las estructuras económicas del país”, resalta Carmen Recio, secretaria general y miembro del consejo de administración de Orange en España.
Al mismo tiempo, Recio también recuerda que, pese a que España ocupa el puesto 14 del mundo por PIB, se sitúa en el 45 en cuanto al uso de las tecnologías de la información en los negocios, según el Fondo Monetario Internacional (FMI).
“Si queremos superar esta situación y no perder el tren del futuro, es importante fomentar la inversión en el sector de las telecomunicaciones, clave en la productividad de la economía y la generación de empleo”.
Eduardo Taulet, consejero delegado de Yoigo, por su parte, cree que para que el país siga creciendo “será imprescindible acometer nuevas reformas estructurales dirigidas a mejorar la eficiencia y avance de la productividad, como única manera de seguir siendo competitivos en una economía cada vez más globalizada”.
En este sentido, Taulet apuesta por una reforma del sistema educativo que permita a las nuevas generaciones “incorporarse al mercado de trabajo adaptándose a los nuevos requerimientos de las empresas, con una mayor especialización y cualificación”.
Los datos, estrellas indiscutibles
Dentro de las comunicaciones móviles, el segmento de mayor crecimiento es el de la transmisión de datos. La sociedad 2.0, la necesidad de estar hiperconectados (24/7) y la democratización de los smartphones están transformando el sector de las telecomunicaciones, además de la propia sociedad.
“Una de las consecuencias de este giro es que está creciendo de forma exponencial el uso de datos a través de dispositivos inalámbricos y que, según sigan pasando los meses, el tráfico se va a seguir multiplicando”, advierte el consejero delegado de Yoigo, quien asegura que “esto supone, para los operadores, un reto y una oportunidad, pues debemos saber aprovechar esa demanda para mejorar nuestra oferta con servicios de acceso a redes más veloces, estables, capaces y económicas”.
Es cierto que el uso de redes 3G y 4G/LTE ha ido en aumento en la medida que los usuarios finales han ido creciendo al tiempo que el número de dispositivos conectados lo hacía. Y dentro de no mucho tiempo, la tecnología 5G será una realidad, pero ¿hace falta más espectro?
De momento, es suficiente, calculan en PwC, aunque matizan que “para atender la futura evolución hacia nuevos servicios se hace necesario poner a disposición de los operadores una mayor cantidad de espectro y permitir el uso de las actuales bandas de frecuencia de una forma más eficiente para facilitar el acomodo de las nuevas necesidades, especialmente de servicios de banda ancha en movilidad”.