Los minoritarios, árbitros entre la nueva y la vieja Pescanova
Tras largos meses de bloqueo entre Pescanova SA, que engloba a los antiguos dueños de la pesquera, y Nueva Pescanova, que gestiona el negocio y está controlada por la banca, ha surgido un árbitro inesperado. Los 9.000 minoritarios que se encuentran atrapados en el accionariado han mantenido reuniones con las partes para dar una salida a la situación de enfrentamiento entre unos y otros.
Este bloque heterogéneo engloba a buena parte de los accionistas que, antes del concurso de acreedores en el que se vio inmersa Pescanova, entraron en el capital de la pesquera. Según Carlos Sanz y Alejandro Fernández, portavoces de este colectivo englobado en la asociación AMAP, aglutinan cerca del 11% de las acciones de Nueva Pescanova. “Nos gustaría ser interlocutores entre la nueva y la vieja Pescanova”, asegura Fernández. “El interés común es que se acaben las disputas y se piense en el futuro de la empresa”, remarca.
Fernández asegura que han mantenido reuniones en los últimos meses con representantes de las dos sociedades enfrentadas para exponer la situación de los minoritarios. Señala que han salido satisfechos de los comentarios de un lado y otro y que se traduzca en hechos.
La fecha clave para este movimiento de los minoritarios es el próximo martes, día 28, cuando se celebrará la junta general de accionistas de la sociedad que ahora gestiona la marca de pescado congelado. “Queremos que se desbloquee la situación y se aporten todos los documentos necesarios para que Pescanova SA pueda volver a cotizar en Bolsa”, señala Fernández.
Esta sociedad aglutina a todos los antiguos accionistas de Pescanova, que tras el anuncio del concurso de acreedores, vieron la cotización suspendida y sus acciones atrapadas. Pescanova SA tiene un 20% de las acciones de Nueva Pescanova.
Este grupo tiene por objetivo que esta sociedad, Pescanova SA, vuelva a cotizar, con el fin de desbloquear su posición y a la vez, lograr fondos para una evitar quedar diluidos en una eventual ampliación de capital de Nueva Pescanova. Los minoritarios se muestran confiados en que si hay “responsabilidad” en la junta del martes se podría lograr el visto bueno de la CNMV para volver a cotizar en julio. Para ello, se precisa de las cuentas del año pasado auditadas y de un plan industrial por parte de la compañía para que el regulador apruebe su vuelta al parqué.
Con vocación de permanencia
Fernández explica que el colectivo de accionistas al que representa es muy diferente, pero que en su gran mayoría tiene una apuesta por la empresa, por lo que pretenden mantener posiciones, o incluso ampliarlas, una vez se vuelva a cotizar en la Bolsa. Reconoce que el precio de vuelta al parqué todavía quedaría por debajo del dinero que tienen algunos accionistas. “La mayoría está en 10 euros por título”, apunta. Además, lamenta que “nos han quitado mucho”, en referencia a la situación que desembocó en el convenio de acreedores.
Por ello, el portavoz del colectivo defiende que sus intenciones pasan por dejar atrás “los enfrentamientos” entre las partes para “pensar en la compañía”. “Somos una de las empresas pesqueras más importantes de Europa y si salimos a Bolsa podríamos aprovechar el auge de las empresas del sector”, asegura Fernández.
De funcionar la estrategia planteada por los minoritarios, se conseguiría encarrilar el final de un conflicto entre dos partes que se ha agravado en los últimos meses, desde que Jacobo González Robatto tomara el control de Nueva Pescanova. El primero y más grave de estos desencuentros se produjo cuando Robatto, siendo entonces administrador único de la empresa, activó un crédito supersénior de 125 millones a un 15% de intereses. Los antiguos propietarios denunciaron este movimiento, pese a que la banca aseguraba que estaba dentro del convenio.
El segundo de los grandes desencuentros, y precisamente el que los minoritarios quieren subsanar en la junta, fue el retraso en las cuentas de Nueva Pescanova, previstas hace meses, y que Pescanova SA necesitaba para que las suyas fuesen auditadas y así obtener el visto bueno de la CNMV para volver a cotizar.
La ampliación de capital, hacia fin de año
Uno de los principales temores planteados por representantes de Pescanova SA tras la toma de control de la banca de la sociedad Nueva Pescanova era una posible ampliación de capital por parte de los accionistas mayoritarios que diluyeran la participación de los antiguos propietarios.
Sin embargo, Nueva Pescanova tenía un freno a esta operación. En el acuerdo de creación de la sociedad se apuntaba que, hasta el 31 de julio, la empresa precisaba del 81% de los votos para ampliar capital, por lo que necesitaba de la vieja Pescanova. El temor de Pescanova SA es que esta operación se hiciera justo después de cumplir el plazo, sin tener tiempo para volver a cotizar y captar los fondos necesarios para acudir. Sin embargo, fuentes de la compañía apuntan que esta ampliación no sería hasta finales de año, sin cifrar la cantidad.