Villar Mir, el resucitador de empresas
"Creo en Dios, en la religión católica, en la libertad individual, en la economía de mercado y en la empresa privada”, dijo esta mañana Juan Miguel Villar Mir a los periodistas, como si estuviera dictando los datos fundamentales de su perfil. En lo que no cree es en Pablo Iglesias ni en Podemos: “Celebro que existan fuerzas así, pero su ideología marxista leninista ha fracasado en todo el mundo y solo tiene cabida en la oposición”, señaló. El más veterano entre las cotizadas españolas volvía a significarse una vez más políticamente. Y es que Villar Mir es de los que se moja, muchos dicen que normalmente a favor del poder.
Lo que no puede negarse es su habilidad para estar siempre en primera línea. A tres meses de cumplir los 85, es doctor ingeniero de Caminos, Canales y Puertos y licenciado en Derecho. Madrileño, necido en una familia de clase media y brillante en los estudios, durante su carrera ha pasado por la Universidad, como catedrático desde los 36 años, y fue vicepresidente para Asuntos Económicos y ministro de Hacienda “en el primer gobierno de la Monarquía”, le gusta recalcar desmarcándose de la dictadura de Franco.
Antes de lanzarse a comprar empresas quebradas, fue presidente de compañías ajenas como Altos Hornos de Vizcaya, Electra de Viesgo, Hidro Nitro Española, Empresa Nacional de Celulosa, Empresa Nacional Carbonífera del Sur, Cementos del Cinca y Cementos Portland Aragón y Puerto Sotogrande. Y es en 1987, con la madurez de los 56 años de edad y mil experiencias a la espalda, cuando comienza a fraguar OHL. Primero con la adquisición de Obrascom, a las que se sumaron Huarte, Lain y una treintena de empresas a un ritmo de firma por año.
“He comprado empresas en serias dificultades, he asumido su deuda, las he reflotado y nunca he cerrado ninguna”, suele recordar Villar Mir. Para unos, máximo exponente del pelotazo en España por comprar a una peseta. Para otros muchos un referente irrepetible.
El empresario ha presidido Altos Hornos de Vizcaya, Electra de Viesgo, Hidro Nitro Española, Empresa Nacional de Celulosa, Empresa Nacional Carbonífera del Sur, Cementos del Cinca y Cementos Portland Aragón y Puerto Sotogrande
Durante la junta de accionistas celebrada ayer volvió a dar una lección de fortaleza –dice estar en “la primera infancia” o “no tener tiempo para sufrir alzheimer”– ofreciendo un discurso de más de una hora sin leer un solo dato y de pie. Podría haberlo hecho en inglés o en francés sin problema. Villar Mir conoce al dedillo cada uno de sus negocios, ya sea de energía, fertilizantes, inmobiliario, financiero... Pero su niña bonita es OHL, en la que emplea a 30.000 personas y con la que ha llegado a 37 países.
Sus momentos de esplendor se han mezclado con su recurrente presencia en sonoros escándalos. Se le ha visto como uno de los empresarios más osados de la crisis al comprar los siete edificios que albergaban a los mayores bancos en el centro de Madrid, lanzando el proyecto hotelero Canalejas; invirtiendo en Abertis, en Colonial o adquiriendo el Old War Office en lo más caro de Londres. Pero también declarando por los casos del hospital mallorquín Son Espases, donde defendió que no sobornó al presidente balear Jaume Matas para ganar el contrato, o negando donaciones al PP tras aparecer en la supuesta contabilidad B de extesorero Bárcenas.
Ni en los buenos ni en los malos momentos Villar Mir, tan buen atacante como fajador, pierde la compostura. “Nunca he dado, ni se ha dado en nombre de OHL, un euro a nadie”, reiteró ayer a los periodistas negando ayudas ilegales al PP por parte de su yerno, Javier López Madrid. Dos horas después, increpado por un accionista por la rebaja del dividendo, también esquivó la andanada con una elegante finta: “Ha dicho usted verdades como puños y tiene razones para suspenderme”. A renglón seguido le aconsejo que siguiera comprando acciones de OHL. El encendido accionista compró a 37 euros hace tres años y hoy sus títulos cotizan a menos de 5. Villar Mir padre cree que su hijo Juan hará brillar la empresa en breve espacio de tiempo.