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Elecciones Generales

La cultura del pacto, de la empresa a la política

La colaboración entre las grandes compañías y las ‘startups’ es el ejemplo a seguir Las formaciones políticas que propicien acuerdos serán recompensadas por la sociedad

Getty Images

La política y la empresa comparten más semejanzas de lo que parece. Una de ellas, el dominio de los nuevos agentes. Nunca antes los pequeños habían tenido tanto poder como hoy. La aparición de pequeñas empresas y la llegada de nuevos partidos políticos ha puesto en jaque la supremacía de las grandes organizaciones y de las formaciones tradicionales, creando un ecosistema totalmente inusual.

Del ajedrez al parchís

El tablero se ha roto. Cuando hace unos meses la estrategia se enfocaba en ganar las elecciones, hoy se dirige a formar gobierno. “Algo que, aunque parezca similar, no lo es”, recalca el profesor de dirección de personas de IESE, José Ramón Pin.

Por eso, ejemplifica el docente, se ha pasado de jugar al ajedrez, “donde uno tenía que derrotar al otro”, al parchís, donde hay cuatro agentes y la estrategia es crucial. También la de los pactos. “Cuando se juega al ajedrez, igual no interesa comer una ficha a un jugador, para que este coma al contrincante que te está siguiendo”, comenta. Por eso, las alianzas en la política, al igual que en el popular juego, son esenciales y determinan el resultado de la partida.

Pin asegura que en esta campaña “ya está el pescado vendido”, y poco va a cambiar de aquí a la fecha señalada. “Por eso conviene, más que acertar, no cometer errores”. Y uno de ellos es olvidar que este ya es un partido a cuatro, “porque si no, por ejemplo, la ficha morada puede comerse a la roja”.

Así lo explica el director de Deusto Business School en Madrid, Iñaki Ortega. “Las nuevas compañías surgieron por la simple razón de que las tradicionales no ofertaban productos que la sociedad comenzaba a reclamar”, relata. Algo que, en la política, se ha repetido. La economía colaborativa, el orgullo de pertenencia y la fuerza de las redes sociales han propiciado que en la empresa los consumidores hayan cobrado protagonismo. “Esto mismo es lo que ha impulsado, en política, a los nuevos partidos, que han tenido en cuenta todos estos detalles”, afirma Alana Moceri, profesora de comunicación política en la Universidad Europea.

El marco y las reglas del juego han cambiado. “Estamos en un momento de disrupción total y dolorosa, en el que se ha hecho mucho más fuerte la lucha entre los que están y los que vienen, entre los emprendedores y los empresarios tradicionales”, añade Ortega.

De esta nueva realidad se dieron cuenta mucho antes las grandes organizaciones, quizá porque el despegue de las startups que amenazaron su dominio fue previo al de los partidos políticos que han roto el bipartidismo. Por eso, la cultura de los pactos que, según los sondeos tendrá que despertar en la política, llegó hace ya tiempo al mundo corporativo, “cuando los que estaban se vieron amenazados por los que venían. O dicho de otro modo, cuando los incumbentes vieron que los insurgentes se acercaban peligrosamente a ellos”, prosigue Ortega.

Quien antes empieza a jugar, antes conoce las reglas del juego. Por esa razón, el mundo empresarial es para la política el espejo en el que mirarse. “La colaboración entre las organizaciones hoy ya es necesaria, y por eso muchas empresas que incluso compiten entre sí , desde hace un tiempo colaboran mutuamente porque saben que en determinados aspectos, esta relación es realmente útil para ambas”, señala José Ramón Pin, profesor de dirección de personas en IESE. Y a veces no solo rentable, sino vital.

En este sentido, firmas competidoras entre sí pueden poner a trabajar sus recursos para desarrollar nuevos productos que supongan un beneficio para ambas. “De la misma forma que, en muchos procesos productivos, ya hay servicios y artículos que, sin la colaboración de otra compañía, una organización no puede sacar adelante”, relata Pin. Estas medidas que han puesto en marcha las empresas obedecen a una ley tan antigua como conocida: “el cliente siempre tiene la razón”, recuerda Ortega. Las firmas que atendieron las demandas del consumidor y supieron dejar al lado las diferencias para colaborar son las que, a grandes rasgos, salieron adelante. En política, añade Ortega, la situación es similar. “Ha quedado claro que se necesitan acuerdos. Por eso, quien los propicie tendrá mucha más ventaja”.

El Amazon político

Cuando irrumpió la plataforma de ventas online Amazon, el reinado de muchos grupos de distribución se vio amenazado. Muchos de ellos supieron reinventarse y adaptarse a los nuevos tiempos abriendo una ventana a la venta a través de internet. Trasladándolo al mundo de la política, “Podemos ha sido el Amazon particular del PSOE, que tiene que responder para volver a ser puntero”, explica Iñaki Ortega.

Sin embargo, no hay que confiarse. “La novedad no es condición total para triunfar”, señala Ortega. Muchas empresas que nacieron al calor de las nuevas necesidades de los consumidores no supieron materializar sus ideas. “Si al surgir no tienes éxito rápidamente, acabas desapareciendo, porque ya existe un superpuesto al que no puedes desplazar sin ofrecer algo nuevo. Por eso, la novedad en la compañía, al igual que la juventud, no es eterna”.

Esta situación también se repite en la tesitura política. “Por eso, la principal preocupación de los partidos es no cometer ningún error”, recalca Moceri. Mucho más cuando los comicios del próximo 26 de junio se celebran seis meses después de los últimos, y no cuatro años más tarde, como era lo habitual. “Se ha acelerado el plazo para convertirse en viejo”, recalca Ortega.

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