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Cristina Cuadrado, directora general de Chocolat Baby

“Cuando nace un bebé, hay mucho negocio a su alrededor”

"Las empresas gastan mucho dinero en cosas que podrían hacer ellas mismas" "Tuvimos la suerte de empezar al comienzo de la crisis"

Manuel Casamayón

Trabaja rodeada de todo aquello que lanza su empresa al mercado. Cristina Cuadrado, nacida en Madrid en 1971, es la directora general de Artesanía Cuadrado, un negocio familiar fundado en 1968 que decidió reinventarse en 2007, creando la marca Chocolat Baby. “La compañía la levantaron mis padres, especializándose en la fabricación de muñecos de peluche y muñecas de trapo”, explica. Y hace nueve años, cuando decidieron jubilarse, pusieron todo su empeño en que el negocio no cerrase y pasase a estar administrado por sus dos hijos. Lo consiguieron.

Hoy, Cristina y su hermano Víctor llevan la dirección a partes iguales, y aunque los buenos resultados rodean a la firma, cuando tomaron las riendas no terminaban de verlo claro. “No teníamos nada que ver con el negocio. Mi hermano trabajaba en el sector bancario y yo ejercía de farmacéutica en un laboratorio. Y nos iba bien”, recuerda. Pero su madre, ágilmente, logró meterles el gusanillo emprendedor en el cuerpo, con la idea de lanzar un producto destinado a un segmento del mercado mucho más ajustado: los recién nacidos. “Nos impulsó este reto, y también la pena que nos daba que la empresa familiar cerrase o cayese en otras manos”, prosigue.

Y lo que para la mayoría de las compañías fue un enorme problema, para esta empresa la crisis de 2007 supuso un revulsivo. “Tuvimos la suerte de empezar en un momento en el que las tiendas precisaban de artículos que cubriesen sus escaparates, con una apariencia de calidad, pero con un precio que no fuese muy elevado”. Es ahí donde el negocio rompió el mercado, “ofreciendo productos de calidad mucho más baratos que la competencia”. Por el momento trabajan con 1.300 clientes, están en varias tiendas multimarca, incluyendo El Corte Inglés como gran apuesta, y cuentan con cuatro establecimientos propios.

Cristina Cuadrado, que entre otras labores se encarga del diseño de los productos, trabaja en las instalaciones de un polígono industrial, ubicado en la localidad madrileña de Fuenlabrada.. Ocupa una sala que recrea todas sus tiendas, con las mismas estanterías que ocupan sus locales y los artículos que en ellos se venden. “Es una forma de meterme en ambiente”, apunta, ya que esta profesional nunca estudió diseño. “Siempre me gustó la moda, pero nunca supe dibujar”. Por eso intenta no hacer productos muy complejos, a lo que también le ha ayudado las nuevas tendencias del mercado, que buscan artículos mucho más sencillos y minimalistas..

Los hermanos Cuadrado han tenido que sacarse las castañas del fuego, aprendiendo diseño o a manejar programas para poder hacer los catálogos. “Tratamos de exprimir al máximo las cualidades de cada uno, y así evitamos depender de terceros para pequeñas tareas”. Esta es la filosofía que han intentado trasmitir a la plantilla, un equipo de 14 personas, de las que muchas llevan en la compañía desde que se fundó, hace más de 40 años.

“Las empresas gastan mucho en detalles que ellas podrían hacer. Nosotros nos quitamos ese extra y por eso podemos poner precios mucho más competitivos sin perder la calidad”. Este, junto al nicho de mercado al que está orientado, es el secreto del negocio, que se ha centrado en el segmento de cero a un año. “Cuando nace un bebé, hay mucho negocio a su alrededor, y es ahí donde nos colocamos”, explica. Es a partir del año de edad cuando entra la moda y las grandes multinacionales comienzan a competir. “Y ahí, como empresa familiar, no tenemos nada que hacer”.

 

Con las zapatillas de ‘ballet’ a cuestas

Como en muchos otros sectores, el trabajo de Cristina Cuadrado está muy marcado por el calendario. “En época de feria estamos todos los días allí, para conocer a los clientes y atenderles personalmente, que es como me gusta trabajar”, explica.

Presume del horario que cumplen en la oficina, “de 9 de la mañana a seis de la tarde, y el que siempre hemos tenido en esta empresa”, que permite conciliar el trabajo con otras labores y aficiones. En su caso el ballet, algo que siempre le ha gustado, pero que tuvo que abandonar al comenzar la carrera de Farmacia, aunque lo sigue practicando.

Ahora, a partir de marzo, la directora general se vuelca en diseñar los nuevos artículos para la siguiente temporada. Para estas labores trabaja en el despacho, que simula a uno de los establecimientos de Chocolat Baby, una sala en la que, durante esos momentos, solo trabaja ella. En la puerta contigua, otro despacho alberga las mesas del resto de la oficina, donde trabaja con su hermano y donde ella también lleva a cabo las labores de contabilidad cada mañana, “algo que me gusta hacer a mí”. Su hermano lleva las ventas y los contactos con los representantes y empresas.

Chocolat Baby está presente en más de 20 países. Por eso trabajan con colecciones válidas para todo el año, y productos que pueden utilizarse tanto en España cuando es invierno, como en otros países del otro lado del charco, cuando llega el calor. Recientemente se han sumado a la lista de clientes varios países árabes, que demandan, principalmente, uno de los productos estrella de la empresa, “unas cestas personalizadas que contienen los artículos que el cliente elige”, y que fue la carta de presentación del negocio para entrar en El Corte Inglés.

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