Vacaciones en una antigua estación de tren
Instalaciones ferroviarias convertidas en hoteles, algunos de lujo.
Junto a los sellos, quizás el mundo de los trenes sea uno de los hobbys que cuenta con más adeptos en el mundo. Desde las primeras locomotoras de vapor hasta las más modernas máquinas de alta velocidad, el ferrocarril siempre ha sido un imán porque nos traslada a la época de la revolución industrial, por lo que tiene de vintage, por la fascinación del hombre por la ingeniería o sencillamente por su belleza.
En España, vivir una experiencia vacacional en un entorno ferroviario es posible. En una época en que todo se recicla, la empresa Adif tiene alquiladas antiguas estaciones de trenes, que han sido convertidas en hoteles, donde el acercamiento a la historia de este medio de transporte del siglo XIX es uno de sus atractivos.
Más de una veintena de alojamientos de lo más coquetos pueblan la geografía española en un entorno absolutamente rural, lo que permite, además, hacer rutas de turismo activo o de naturaleza, disfrutar de las poblaciones cercanas, otrora privilegiadas por el paso del tren, y acercarse a la vida entre las traviesas o las casas de los factores de circulación o de los guardagujas.
Ubicaciones privilegiadas en entornos rurales para amantes de la naturaleza
El Hotel Parada Puigcerdá, en Gerona, es uno de los exponentes de esta atrevida aventura. Un alojamiento, en plenos Pirineos (Cerdaña), que inició su andadura en 2015, cuando los dueños se fascinaron por este edificio centenario.
Integrado en la antigua estación de Puigcerdá, donde el primer tren llegó en 1922, este hotel de tres estrellas (28 habitaciones) ha sabido mantener la atmósfera ingenieril del enclave, dejando a la vista estructuras de hierro y madera. De hecho, la recepción está inspirada en un antiguo vagón de tren y los cabezales de las camas en las traviesas.
Spa, parking privado y wifi son algunos de los servicios del hotel, que, además, coordina actividades de montaña (senderismo, esquí). La estación de esquí de la Molina, el diminuto pueblo, Querforadat, en pleno parque natural Cadí-Moixeró, y Puigmal, una de las montaña más altas de la zona, son de gran interés turístico.
En 2003 abre las puertas el hotel L’Estació, en Bocairent, un pueblo del interior de la provincia de Valencia, que tiene un barrio medieval donde años atrás batallaban moros y cristianos. Este hotel con encanto resucita la romántica estación de tren de vía estrecha, un edificio simbólico de la arquitectura típica de Valencia.
Rodeado de un parque lleno de pinares, cuenta con catorce habitaciones, equipadas con todos los detalles de un gran hotel, wifi, piscina exterior, jardín con palmeras, sala de estar con chimenea, patio interior, ideal para la lectura o la charla en las tardes de primavera, además de un restaurante dentro de la estación (La Parada), especializado en la carne a la piedra.
Las fiestas locales en Alcoy, Concentaina y Bocairent, que debe su nombre a los musulmanes por su forma de piña o colmena, tienen gran interés cultural y su cercanía, al Parque Natural de la Sierra de Mariona, atrae a muchos turistas de naturaleza. Imprescindibles, Les Covetes del Moros y la de Sant Blai, excavados en la roca y la Plaza de Toros, la más antigua de la comunidad.
San Pedro de Caldas está emplazada en la casa de la estación de Yanguas de Eresma (Segovia), que daba cobijo a los viajeros que llevaban la mercancía (abono, cereal, animales, etc.) para ser transportadas en el tren. Una estación muy transitada, donde se cargaba de agua a las locomotoras de vapor y que daba de comer a muchas familias en la zona.
Este alojamiento, que tiene 17 habitaciones, biblioteca, chimenea, jardín, sala de reuniones, entre otros, organiza visitas ala fábrica de chocolate de Miguelañez, que se está remodelando; a la ruta de los dinosaurios, en Armuña; a los grabados rupestres, en Domingo García, y la vía verde, zona por donde pasaba el tren, remodelada por Adif.
Campamentos, base para hacer senderismo, cicloturismo y espeleología
En la difunta línea de tren entre Santander-Mediterráneo, que ni llegó ni a Santander ni al Mediterráneo, según dicen en la casa rural de Hontoria del Pinar, se encuentra al antigua estación de este municipio, que está a mitad de camino entre Soria y Burgos.
La línea se cerró, como tantas otras, y dado el estado de abandono de las instalaciones, Adif empezó alquilar las estaciones con precios asequibles y a largo plazo, explican en este alojamiento, mucho más modesto, junto a otros muchos que pueblan la geografía española, como la Antigua Estación, en Almonester la Real (Huelva), en pleno Parque Natural de Sierra de Aracena y Picos de Aroche, y con capacidad sólo para 20 personas.
Hontoria del Pinar cuenta con tres edificios, un duplex, el muelle de carga, aún sin remodelar, y el edificio principal de la estación, que era donde vivía el jefe de estación, estaban las ventanillas para comprar los billetes y la sala de espera. Hoy está ocupado por este albergue para 22 personas. Su principal atractivo está en la cercanía con el Parque Natural del Río Lobos, en cuya zona protegida empieza solo a 400 metros del alojamiento.
Senderistas, cicloturistas y espeleólogos son los principales visitantes, que utilizan como campamento base para disfrutar de la zona, que es kárstica y rica en cuevas. La Antigua Estación está integrada por tres casas rurales. La estación propiamente dicha conserva perfectamente la estructura, destacando por su belleza la antigua escalera de madera y la barandilla de forja.
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