Pocas cosas han cambiado tras el accidente de Germanwings
Rajoy y Puigdemont coinciden por primera vez en el homenaje a las víctimas
La investigación sobre la colisión intencionada del avión de Germanwings, del que hoy se cumple un año, muestra que existe un gran margen de mejora en la seguridad de la aviación comercial. Sin embargo, a pesar de que las autoridades comunitarias encargaron en mayo a la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) la creación de un grupo especial de trabajo para identificar esas posibles mejoras, pocas cosas han cambiado desde entonces.
Tan solo tres días después del siniestro, la Unión Europea adoptó la primera medida, y en la práctica la única, al recomendar que en cada vuelo existiese “al menos dos tripulantes” en la cabina, incluido como mínimo un piloto cualificado, durante todo el vuelo. Esta medida, similar a la que existe en Estados Unidos, busca evitar que una sola persona pueda alterar deliberadamente la ruta del avión como ocurrió con el copiloto Andreas Lubitz, que estrelló contra Los Alpes el A-320 de Lutfhansa con 144 pasajeros, cuatro tripulantes y el primer oficial a bordo.
Los pilotos, no obstante, dudan de su efectividad y ponen en cuestión si en la práctica supone un mayor riesgo. “Desde el principio dijimos que era una medida adoptada más de cara a la opinión pública que como un refuerzo de la seguridad. No se hizo ningún estudio previo que es lo habitual”, comenta Ariel Schocron, jefe del departamento técnico y de seguridad en vuelo del Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas (Sepla). La normativa internacional obliga a mantener la puerta de la cabina cerrada con un pestillo que puede ser activado por quien está dentro sin que desde fuera se pueda desbloquear. La decisión, adoptada tras los atentados del 11-S en Estados Unidos, pretende evitar secuestros de aviones, pero se convirtió en la trampa mortal en el accidente de Germanwings.
Examen psicológico
Lubitz, en tratamiento psiquiátrico, no había comunicado sus problemas de salud a la compañía. Los controles médicos que debe pasar el personal de aviación y el conocimiento que las empresas tienen de su estado de salud están desde entonces en el centro del debate. Con las reglas actuales, los pilotos deben disponer de un certificado médico expedido por un especialista en medicina aérea y revalidado periódicamente (normalmente una vez al año). Solo una pequeña parte de ese chequeo evalúa su salud psicológica. “Son apenas tres o cuatro minutos de examen psicológico. Antes era más extensa ”, reconoce Schocron. “Quizás la parte psicológica se ha abandonado un poco porque estadísticamente nunca ha habido grandes problemas”, añade.
Cada cinco años, los pilotos deben someterse a un examen extenso donde se les hacen más pruebas físicas, pero no más psicológicas. Estos exámenes, que se realizan con los estándares que establece para toda Europa la Joint Aviation Authorities (JAA), sirven para renovar la parte médica del examen que todo piloto debe pasar para sacar la licencia. El certificado que obtienen les otorga la consideración de aptos para pilotar. Sin el certificado no se puede volar. A partir de los 40 años ese examen médico simple debe pasarse cada seis meses.
Las aerolíneas tienen que garantizar la validez de esos certificados y pueden requerir controles adicionales para un piloto si ha registrado incidentes o si alguna vez su comportamiento ha generado inquietud entre sus compañeros. El Colegio Oficial de Pilotos de la Aviación Comercial (Copac) considera necesario un mayor control por parte de las autoridades europeas y la corrección de los procedimientos de certificación para personal de vuelo. “La autoridad alemana no tiene todavía a día de hoy los mecanismos deseguir la trazabilidad en el proceso de certificación médica de un piloto”, pone como ejemplo Gustavo Barba, vicedecano de Copac.
Los expertos consultados reconocen que los problemas psicológicos de pilotos son difíciles de detectar por los médicos que los evalúan aunque se incrementaran los exámenes. Además, en la mayoría de los casos la información no llega a la compañía si el interesado opta por no comunicarla escudándose en su derecho a la privacidad. Tras el accidente en Los Alpes, las autoridades confirmaron que Lubitz había sido tratado por 41 médicos en los últimos cinco años sin que Lufthansa tuviese conocimiento de ello. La EASA recomienda que los países modifiquen sus legislaciones para “asegurar un adecuado equilibrio entre la confidencialidad del paciente y la protección de la seguridad pública”. Nada se ha avanzado en esta punto. El piloto sigue siendo libre de comunicar, o no, a la empresa su estado de salud mental. Desde el Sepla advierten, en cualquier caso, que la implementación de algunas recomendaciones podría provocar un problema mayor del que se pretende evitar, ya que podría inhibir al piloto de informas a los médicos de su verdadero estado de salud, "ocultando información imprescindible para su diagnóstico".
Otra de las recomendaciones es la creación de programas de apoyo a los pilotos que pasen por situaciones de estrés o problemas personales. En España, la única iniciativa de este tipo la lleva a cabo desde hace cuatro años el Sepla. Un grupo de pilotos, que en su tiempo libre, proporcionan unos primeros auxilios psicológicos que se convierte en un primer filtro para detectar problemas. Ninguna compañía española, sin embargo, ha implantado un programa propio. Copac y el ministerio de Fomento trabajan para implantar un programa específico de carácter universal para todos los pilotos españoles o que trabajen en una aerolínea nacional.
Para evitar casos similares al de Germanwings, la EASA también recomienda la creación de una base europea de datos médicos que compartan los examinadores de la salud de los pilotos. Se intenta así detectar casos peligrosos aunque el afectado opte por no comunicar sus problemas. Tampoco está en marcha.
Rajoy y Puigdemont, primer encuentro
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el de la Generalitat, Carles Puigdemont, protagonizaron ayer en el aeropuerto de El Prat su primer saludo institucional, antes de encabezar el primer acto de homenaje a las víctimas del accidente de Germanwings.
Los discursos de ambos evitaron cualquier referencia política. Rajoy destacó la cooperación entre instituciones y recordó que viajó a la zona del accidente con el antecesor de Puigdemont, Artur Mas. El actual presidente de la Generalitat subrayó que “en las peores tragedias es cuando sale lo mejor de un país”.