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Control de gastos pero con más costes de lo que aparentan

Estas son las ventajas e inconvenientes de las tarjetas prepago

Tarjeta prepago

Los nuevos medios de pago siguen creciendo centrándose especialmente en la seguridad. El aumento de uso de sistemas de pago por el móvil sigue siendo lento y tardará mucho en convertirse, si lo logra, en los medios de pago más usados superando a las tarjetas bancarias. En mercados maduros en el uso de la tarjeta, como es Estados Unidos y Reino Unido, el crecimiento de estas soluciones está siendo algo mayor pero lento. En otros países donde el sector de las tarjetas no ha llegado a su punto máximo, el uso de tarjetas sube más que el de las aplicaciones. En definitiva, que por distintos motivos –especialmente la adaptación de los comercios a nuevos métodos de pago- las tarjetas seguirán reinando durante mucho tiempo.

Con todo ello, uno de los tipos de tarjeta sigue creciendo, el de las tarjetas prepago. Ya sea por seguridad, para que pueda utilizarla un menor o para controlar los gastos, las prepago se han convertido en uno de los pocos segmentos de tarjeta que crecen año tras años a pesar de la crisis.

Esta modalidad se ha desarrollado bajo distintos nombres por muchas entidades, generalmente nos dan un soporte en papel o cartón en el que se incluyen la numeración y códigos de validación necesarios para efectuar el pago.

Pero dada estas ventajas de seguridad, también han surgido otra modalidad de tarjeta prepago bajo el soporte y apariencia de una tarjeta normal (con banda magnética y/o pin) que permite pagar en todos los establecimientos.

Con ambas tarjetas además de seguridad ganamos en otro punto, el control del gasto. Al tener que recargar nuestra tarjeta contra la cuenta corriente nos ayudará más a evitar compras compulsivas y controlar mucho mejor nuestros gastos. Este es un punto muy importante, siempre tiene que existir una cuenta detrás, no se posibilita las recargas por ejemplo desde tarjetas de otras personas para evitar usos fraudulentos o blanqueo de dinero.

Pero también tiene otras limitaciones. Por ejemplo no son aceptadas en muchos casos para pagos recurrentes, como pueden ser renovaciones de programas informáticos o servicios contratados dado que no tienen ninguna garantía de que en ese momento haya saldo para cargar el importe. Esto por ejemplo ocurre con el servicio de pago Paypal, al cual asociamos tanto una cuenta bancaria como una tarjeta para que nos carguen los pagos y que no permite usar las prepago.

También tienen contras, especialmente en operativa y coste. Aunque muchas son gratuitas en su emisión y renovación, su coste está tanto a la hora de recarga como por disponer o devolver el efectivo que no se use a nuestra cuenta corriente. Es muy importante para el cliente que antes de contratar el producto analice todas las comisiones como la existencia de mínimos tanto en cantidad como en las comisiones, por ejemplo, un 1% por recarga con un mínimo de 2 euros.

Y por último, aunque son muy útiles por la limitación del riesgo, cuando viajemos al extranjero debemos asegurarnos que tengamos acceso a la posibilidad de recarga. Al no poderse hacer por cajeros u oficinas, esta tendrá que ser exclusivamente por los servicios de banca online de nuestra entidad.

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