“Cuanto más difícil sea el reto, mejor para el restaurador”
Es una referencia en la restauración artística y cultural en España. Su último proyecto, la renovación de la parroquia de San Nicolás de Bari y San Pedro Mártir de Valencia, financiado por la Fundación Hortensia Herrero.
Desde la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), Pilar Roig (Valencia, 1949) ha encabezado el equipo que ha trabajado durante casi cuatro años en la restauración de la parroquia de San Nicolás, en la capital valenciana, con el triple de superficie reparada que la renovación de la Capilla Sixtina. Catedrática del departamento de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la UPV, y académica numeraria de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, tiene a sus espaldas 36 tesis doctorales y 32 artículos publicados en revistas internacionales y decenas de conferencias en todo el mundo. Hija de restaurador, también puso en marcha el archivo histórico de restauradores españoles.
Pregunta. ¿Qué retos se presentaron al enfrentarse a un proyecto como el de la parroquia de San Nicolás?
Respuesta. Cuando empezamos con los estudios previos, nos impactó mucho, porque teníamos toda la problemática posible. Lo primero y más grave eran las grietas, pero también los abolsamientos, una capa de suciedad casi imposible de quitar... Eran una variedad de problemas geniales porque cuando estás ante algo así dices: “Tengo que hacer frente a todo’”, y es perfecto para poder investigar, en todos los aspectos. Ese es el principal reto, encontrarnos con todos los problemas que puede haber en una obra. Cuantos más se presenten, mucho mejor. Nos crecemos ante ellos.
Pregunta. ¿Y de qué forma se afrontan?
“Aprovechamos todos los avances científicos”
Como explica Pilar Roig, la labor del restaurador está muy unida a la ciencia, como también lo está a la docencia. Los avances científicos y tecnológicos han hecho cambiar los procesos en los últimos años:“Aprovechamos siempre los avances científicos para llevarlos a nuestro terreno. Por ejemplo,antes trabajábamos con cal, pero no en nanopartículas, que permiten profundizar más en la superficie. Son productos que están mucho más elaborados y dan a los procesos una mayor estabilidad”.
En estos progresos, Roig destaca el papel clave que desempeña la universidad:“Es fruto del trabajo que se hace allí:tesis doctorales, trabajos de final de máster y de grado... Esto hace que, con probetas, estemos continuamente poniéndonos al día de cómo actúan los nuevos productos. No podemos investigar sobre la obra, sino con el trabajo previo de la universidad”.
Respuesta. Te hace estar constantemente al día, investigando y viendo qué soluciones se pueden aportar. Se pasa muy mal porque dices: “¿Dónde me he metido?”, sobre todo con el tiempo tan acotado. Cuando hay que encontrar soluciones en el primer tramo, porque van a servir para toda la bóveda, los primeros pasos son decisivos. Teníamos reuniones todos los días, debatíamos criterios, sobre qué productos eran los más adecuados, qué nivel de limpieza teníamos que aplicar...
P. ¿Cuál es la dimensión real de este proyecto?
R. Para mí, que estoy en una etapa ya otoñal, es el más importante que he hecho, habiendo trabajado antes, por ejemplo, en la basílica de la Virgen de los Desamparados, con los riesgos de desprendimiento que hubo trabajando en la cúpula. Pero este, con las pinturas de Dionís Vidal, ha sido otra cosa. Era un gran retratista y además tenía muy poca obra, por lo que restaurarla era una responsabilidad.
P. España posee un importante patrimonio cultural e histórico. ¿Se invierte lo suficiente en mantenerlo?
R. Nunca hay bastante. Siempre necesitaríamos más, sobre todo, que concedan becas. Nosotros, en la universidad, siempre solicitamos todo lo que sale. Si hubiera más apoyo a la investigación, sobre todo más soporte económico a becarios... Ahora, para completar una tesis doctoral, o estás metido en un proyecto o no puedes sufragar el coste que supone estar tres años haciéndola.
Nosotros no podemos quejarnos, porque siempre hemos tenido proyectos nacionales y europeos. Pero en general, ha ido bajando. Todo lo que tenga que ver con la investigación redunda en la docencia y hace progresar al país.
P. ¿Existe conciencia de mantener el patrimonio?
R. Es fundamental que exista, y ese mantenimiento tampoco se puede hacer gratuitamente.Al acabar este proyecto, los técnicos se tienen que ir al paro, y yo quisiera mantenerlos y trabajar con ellos en terminar la Iglesia de los Santos Juanes, que es mi espinita. Conseguir fondos y que esta gente preparadísima pueda meterse en otra gran obra es lo que más me preocupa. Hay mucho trabajo por hacer.
P. Ustedes han contado con el apoyo de la Fundación Hortensia Herrero, ¿el mecenazgo es una vía a seguir?
R. Me parece imprescindible y fundamental, y no agradeceré lo suficiente la sensibilidad de Hortensia Herrero. Se enamoró de la parroquia de San Nicolás, lo puso en el libro de oro. No todo el mundo lo ve y apuesta por ello. Ojalá fuera un revulsivo para otros mecenas, porque merece la pena y es buenísimo para todos. Es un incremento económico para el país, por ejemplo, como reclamo turístico.
P. ¿Cuál es el nivel profesional y técnico de España en restauración?
R. Italia siempre ha sido la pionera, el modelo a seguir. Pero a nivel docente y de estructura de los estudios, estoy convencida de que estamos por delante. Tenemos un grado específico, y que sea dentro de la Politécnica es maravilloso, porque tenemos los ingenieros, que han trabajado con el georradar, los científicos, los físicos… todos, muy cerca. Tenemos unos equipos humanos multidisciplinares y lo que tienes al final es un trabajo bien hecho, porque está apoyado por todas las ciencias.