Abengoa confía en parte de los bonistas para lograr más liquidez de urgencia
La tabla de salvación a la que se aferra Abengoa son los dueños de la deuda cotizada. Son bonistas que han entrado en los últimos tiempos a precios de derribo, con un descuento de entre el 80% y el 90% sobre el nominal. Los dueños de ese pasivo, agrupados en torno a Hoolihan Lokey, banco especializado en defender a los acreedores en este tipo de eventos, estudian inyectar liquidez en Abengoa para que siga en pie.
Hoolihan Lookey ha conseguido agrupar a dueños del 40% de los 3.800 millones de euros en bonos, entre ellos gestoras como BlackRock, AIG, Invesco, D.E. Shaw, Varde y Centerbridge. Algunos de ellos están abiertos a poner a disposición de la compañía una parte del dinero que necesita de forma acuciante. Solo para pagar las nóminas de sus 24.000 empleados Abengoa requiere unos 60 millones de euros mensuales.
Abengoa solicitó el 4 de diciembre un total de 450 millones de euros, y el pasado 24 de noviembre el G7 –formado por Santander, CaixaBank, Bankia, Popular, Sabadell, HSBC y Crédit Agricole– inyectó 106 millones con una garantía del 17,3% del capital de Abengoa Yield y otro 8,2% por la línea de liquidez de 165 millones que le dio en septiembre.
El grupo de ingeniería ha recalculado ahora sus necesidades de efectivo y las cifra en alrededor de 200 millones entre el presente mes y finales de marzo, según las fuentes financieras consultadas.
Los bancos que lideran las negociaciones con Abengoa, asesorados por KPMG, han mostrado su intención a la compañía de ser la última baza para aportar más dinero. Quieren que otras entidades acreedoras también aporten liquidez, como publicó CincoDías el pasado 29 de diciembre, y también que los bonistas pongan de su parte.
El plan de viabilidad que se presentará oficialmente el 25 de enero incluirá una propuesta de quitas que después deberá ser discutida. El porcentaje de las condonaciones se planteará en el entorno del 60%, según fuentes financieras.
La inyección de liquidez a cargo de los bonistas implica también una contraprestación para la banca. No quieren que el 41,5% que la matriz conserva en Abengoa Yield –rebautizada hace unos días como Atlantica Yield– se venda, pues es uno de los activos más valiosos.
Los bancos, sin embargo, son partidarios de que se deshaga cuanto antes de esa participación, valorada en unos 700 millones de euros. De ahí que los bonistas, entre los que se encuentran hedge funds y fondos oportunistas, se nieguen a aportar liquidez si se deja abierta la puerta a la enajenación de la filial. Además del porcentaje pignorado por los préstamos de los bancos, el hedge fund The Children’s Invesment (TCI) tiene en prenda un 14% de Atlantica Yield por el crédito de 120 millones de euros que le concedió el pasado mes de octubre.
El plan de viabilidad incluirá, además de las quitas sobre la deuda no sostenible –aquella que no se podrá pagar con los flujos de caja–, la capitalización de la deuda. Con esta metamorfosis, el peso de la familia Benjumea, que tiene su inversión a través de la sociedad Inversión Corporativa, que ahora conserva más del 50% de los derechos voto, quedaría prácticamente extinguido, con menos de un 7%.
No todos los bonistas que han entrado en los últimos tiempos son partidarios de aportar la liquidez y los que sí lo son lo harían a cambio de entrar en el capital. Por ejemplo, una quita sobre la deuda del 60% les reportaría unas cuantiosas ganancias si han comprado con un descuento del 85%.
La operación con los bonistas se cerraría con la incorporación de un socio financiero. Varios fondos de capital riesgo especializados en el sector de la ingeniería y las energías renovables se habrían interesado, entre ellos Macquarie, Global Infrastructure Partners (GIP), Brookfield y Rare Infrastructure.
En todo caso, la subasta que ha valorado la deuda de Abengoa, el paso siguiente al del pasado 11 de diciembre cuando se activaron los seguros contra el impago de su deuda (CDS, por sus siglas en inglés), ha fijado el valor de los bonos en el 4,6% de su nominal. Esto implicará un descuento superior al 95% respecto al valor de emisión.
Pone a la venta su sede histórica en Sevilla
La compañía trabaja a contrarreloj para lograr una liquidez que le permita obtener ingresos sin acudir a la banca. Abengoa ha puesto en venta varios de sus inmuebles, como su antigua sede de Sevilla en la avenida de la Buhaira. Un inmueble de 8.000 metros cuadrados que abandonó en 2010 al mudarse al Campus Palmas Altas, que contó con una inversión de 100 millones de euros. Abengoa también ha colgado el cartel de se vende a otros de sus inmuebles, tanto en Sevilla como en Madrid –varios oficinas en el centro de la ciudad–, así como a varios terrenos que adquirió en los últimos años para poner en marcha plantas solares.
La empresa de servicios de ingeniería y construcción ultima por otra parte la desinversión de su participación del 50% en una de las plantas solares que controla fuera de España.