Las compras y ‘descompras’ de la banca mediana
Las entidades financieras han finalizado sus presupuestos para 2016 o, si no lo han hecho, están a punto de hacerlo. Las últimas operaciones de retoques y ajustes están en la recta final. Todas las entidades están ahora poniéndose más o menos guapas para evitar tener que bailar con la o el más fea o feo.
Y es que 2016, y siento repetirme, parece el año de los arreglos finales del sector financiero. Será el año de salida de lo que se puede denominar por fin la banca del siglo XXI. Esta vez parece que sí.
El equipo que encabeza Goirigolzarri prefiere que Bankia se venda por pequeños paquetes en el mercado
2016 será el año que marcará definitivamente el futuro de Bankia. Sus coletazos como banco participado por el Estado pueden tener los días contados. Sus responsables esperan que este ejercicio sea el de la privatización del banco, aunque todo indica también que no será hasta 2017 cuando el Estado deje completamente su influencia en Bankia.
La idea del equipo que encabeza José Ignacio Goirigolzarri es que Bankia se privatice poco a poco con la venta de paquetes, como ya se hizo en 2014, cuando se colocó en el mercado el 7,5% de la institución. El problema es que la cotización de Bankia debe responder también. Debe ser atractiva para el mercado, y aún está muy lejos de llegar a 1,50 euros por título, como se vendió en 2014.
El jueves, 31 de diciembre, cerró a menos de 1,1 euros por acción. Su capitalización no llega a los 12.400 millones de euros, cifra muy alejada de los 22.424 millones de euros que debe devolver al contribuyente por las ayudas públicas que recibió. Este precio, al que debería incluirse una prima, podría ser atractivo para que algún gran banco extranjero o uno de los grandes quisiera llegar a un acuerdo con el Gobierno de turno (aún no se sabe quien gobernará durante los próximos cuatro años) y lanzar una opa para quedarse con la entidad por unos 16.000 millones de euros.
Pero parece que tanto Goirigolzarri como los posibles gobernantes prefieren otro destino para Bankia. Esperan que sea un banco independiente y que haga de contrapeso al nuevo futuro mapa bancario español con menos entidades financieras aún.
Que se convierta en un banco público durante unos cuantos años es otra opción barajada por Podemos. Los pactos finales a los que lleguen los diferentes partidos políticos para poder acceder al Gobierno son definitivos para su privatización o su mayor control por parte del Estado al transformarse en un banco público. Una incógnita a resolver en unos meses.
BMN también tiene que pasar por la misma suerte. Aunque su caso es ligeramente más sencillo. La entidad que preside Carlos Egea prepara su salida a Bolsa, reto bastante complicado si se tiene en cuenta que cada día que pasa va perdiendo valor y sus activos van menguando consecuencia de la debilidad del negocio bancario en general y del cierre de oficinas de este banco en particular. Con menos de 43.000 millones de euros en activos, BMN busca ahora un nuevo modelo que pueda hacerle ganar valor durante los primeros meses de este año y así intentar llegar a algún acuerdo con inversores y venderles alguna participación que le apoye en su salida a Bolsa.
Unicaja aún no ha finalizado la implantación tecnológica de España Duero. Además, debe canjear ‘cocos’ este año
De no ser así, BMN podría estar condenado a ser engullido por otro banco de mayor tamaño y así desaparecer el problema. Egea no lo tiene fácil. BMN tiene hasta finales de 2017 para salir a Bolsa, pero no se espera que sea hasta ese año cuando el BCE suba sus tipos de interés, lo que daría oxígeno al negocio bancario, que ahora no sabe cómo luchar contra el estrechamiento de sus márgenes. Los tipos de interés al casi 0% no es el mejor aliciente para la actividad financiera, ni para comenzar a cotizar, ni para convencer al mercado de las bondades de invertir en un sector deprimido con rentabilidades que no compensan el coste del capital.
La digestión de BMN por parte del sector financiero, de cualquier forma, es mucho más sencilla que la de Bankia. Los 1.600 millones que inyectó el Estado en BMN son mucho menos indigestos que los enchufados en el gigante con sede en Valencia.
Y mientras, otras entidades buscan diferentes alternativas para lograr el mismo objetivo, salir del embudo en el que está el negocio financiero. El futuro de Kutxabank también pasa por su salida a Bolsa, pero tanto el Gobierno del PNV (aunque se supone que ya no tendría que influir en la entidad) como sus propietarios –la Fundación de BBK, sobre todo– no están dispuestos a perder el control de la entidad.
Kutxabank fue la segunda caja de ahorros que se adjudicó otra homóloga suya en subasta, Cajasur (entonces aún era solo BBK). Ahora la entidad vasca ha comenzado a desprenderse de las oficinas menos rentables de la ya excaja cordobesa. Ha vendido 10 sucursales de Cajasur en Extremadura a la Caja Rural de Almendralejo, con lo que sale de la comunidad extremeña.
La Rural de Almendralejo, mientras, va a contracorriente. Ha abierto alguna que otra sucursal y sigue apostando por crecer con compras de redes, pese a estar en un sector, el rural, en el que no se ha llevado a cabo ninguna reestructuración.
En 2014, adquirió 15 sucursales en España del portugués Banco Caixa Geral, que ahora se suman a las 10 que adquirirá (falta por cerrar la operación) de Cajasur. Estas 10 oficinas del banco cordobés registraban un volumen de negocio de aproximadamente 300 millones de euros y afecta a unos 35 empleados, antes de Cajasur y ahora de Cajalmendralejo.
Otra excaja de ahorros que también debe someterse a los escrutinios del mercado es Unicaja. La entidad que preside Braulio Medel debe salir a cotizar este año, según sus planes ya explicados al BCE y aprobados por Bruselas, tras la compra de Ceiss. Unicaja tiene en su capital unos 600 millones de euros en bonos convertibles (cocos) que este año deberá canjear por acciones, según el compromiso que alcanzó con los poseedores de estos títulos para salir a Bolsa. Estos títulos provienen de la ayuda concedida a la entidad malagueña por la compra de Caja España Duero (Ceiss).
El escollo es el mismo para todas las excajas de ahorros. Es complicado que el mercado esté interesado por estas entidades ahora, y en particular por Unicaja, banco que tras varios años negociando la compra de Ceiss, que finalizó en 2014, todavía no ha concluido su integración informática.