Renta Corporación, vida después del concurso
En España, más del 91% de los concursos de acreedores concluyen con la disolución de la empresa afectada. Sin embargo, la inmobiliaria Renta Corporación pertenece a ese reducido margen de compañías que consiguen retomar la actividad y superar el proceso concursal. La empresa saldó la mayor parte de sus deudas pendientes mediante operaciones de dación en pago, lo que ha mermado en un 70% el volumen de su cartera de activos, pero le ha posibilitado también reducir en un 94% su deuda financiera neta.
Esto ha permitido a Renta Corporación emprender una nueva planificación estratégica con una estructura más saneada. Al cierre del tercer trimestre, la empresa obtuvo un beneficio bruto operativo de tres millones de euros, basado en la mejora de ventas y márgenes. Axesor otorga a Renta Corporación un rating no solicitado de C, con tendencia estable.
El plan estratégico de Renta Corporación contempla duplicar el beneficio en un plazo de tiempo breve y recuperar el pago de dividendo a los accionistas en uno o dos años, con la aspiración de ir aumentándolo gradualmente en cada ejercicio. El grupo salió de la situación concursal tras una sentencia favorable del Juzgado de lo Mercantil de Barcelona en julio de 2014, estableciéndose a partir de ese momento el plan de viabilidad, el plan de pagos y el convenio aprobado con los acreedores. El plan de viabilidad ha conducido a un redimensionamiento de la estructura de la compañía para adecuarla a su situación actual (llegó a valer en Bolsa 1.000 millones de euros y ahora su capitalización supera ligeramente los 50 millones), reforzando los recursos propios y simplificando la distribución societaria. La firma inmobiliaria ha evolucionado favorablemente desde entonces y la previsión es que la situación económico-financiera vaya estabilizándose.
El perfil de negocio de Renta Corporación exhibe una exposición exclusiva al mercado doméstico, tras la interrupción del segmento internacional del negocio. A pesar de la recuperación económica en general de España y en particular del sector inmobiliario, esta concentración total de las ventas en España constituye un factor de riesgo. Si bien, por otra parte, la alianza con el fondo inmobiliario Kennedy Wilson, con el objetivo de invertir en edificios residenciales nacionales, le permitirá ampliar sus fuentes de financiación.
El volumen del portfolio inmobiliario del grupo no es, en estos momentos, representativo comparado con las carteras de otros grandes grupos inmobiliarios nacionales. Renta Corporación cuenta con una cartera de derechos de inversión valorada en 250 millones de euros, aunque su activo real es de 73 millones de euros, y tiene activos en estudio por otros 500 millones de euros, según ha explicado públicamente la propia compañía, que aspira a cerrar entre 30 y 40 operaciones anuales.
La estrategia del grupo se basa en la adquisición de terrenos y solares para transformarlos en suelo disponible para la edificación y también en la adquisición de edificios residenciales o industriales para su transformación o rehabilitación, con el objetivo de revalorizarlos de cara a su posterior salida al mercado. La entrega de activos durante el ejercicio de 2014, como consecuencia del plan de viabilidad aceptado en el proceso concursal, provocó una imputación negativa de resultados en las operaciones, dadas las diferencias de valores contables, lo que desembocó en un ebitda negativo de 34,54 millones de euros, frente al ebitda negativo de 1,61 millones de euros del año anterior.
Una vez superada la fase concursal y acometida una importante reducción de la deuda, el escenario en el que Renta Corporación se desenvuelve ahora se caracteriza por la recuperación macroeconómica, la mejora del consumo y la inversión, así como la entrada en el negocio inmobiliario de nuevos actores, como los fondos de inversión y las socimis.