Las empresas españolas, ante la incógnita venezolana
Venezuela se prepara para vivir un cambio político tras las elecciones del pasado domingo que pueden poner fin a 17 años de chavismo. La oposición reunida en la Mesa de Unidad Democrática (MUD), logró 99 escaños en la Asamblea Nacional frente a los 46 del PSUV del presidente Nicolás Maduro. Ante este cambio surge la incógnita del futuro de la economía del país, lastrada en los últimos años por fuertes devaluaciones de la moneda y una problemática situación política.
A la expectativa sobre la evolución que tenga el país tras este hecho están 96 empresas españolas que tienen intereses en el país por valor de 9.000 millones de euros, según los datos del ICEX. En este grupo se encuentran algunas de las mayores compañías como Telefónica, BBVA, Iberdrola, Iberia, Repsol o Amadeus. La organización de comercio exterior señala que las infraestructuras, las explotaciones de recursos naturales y la maquinaria para la industria son los principales focos de interés de las empresas españolas.
España es uno de los principales inversores del país latinoamericano, aunque la relación comercial se ha ido deteriorando en los últimos años. Según las estadísticas del ICEX, las exportaciones españolas en dicho mercado han ido descendiendo. En 2014 se pasó de exportar por valor de 1.052 millones de euros en 2013 a 541 millones. A ello se suma que en los nueve primeros meses del año esta cantidad ha descendido otro 27% respecto al año pasado.
El propio consejero delegado del ICEX, Francisco Garzón, comentaba a comienzos de este año que existe un “descenso de interés” por parte de las empresas españolas para invertir en Venezuela. Explicó que, aunque es un mercado importante para las exportaciones españolas, se ha producido un descenso en las consultas sobre Venezuela en el ICEX. La institución achacó esta situación al “tono hostil” por parte del Gobierno hacia el libre mercado.
Lo cierto es que las compañías españolas se han visto bastante afectadas por la situación de inestabilidad económica que ha vivido el país en los últimos años y que se ha traducido principalemente en la devaluación de su moneda. Es el caso de Telefónica, que en febrero anunció que reajustaba los tipos de cambio en el país latinoamericano lo que provocaba una caída en los beneficios de 399 millones de euros. Aunque Venezuela apenas supone un 1,38% de las ventas de Telefónica en el tercer trimestre, cuenta en el país con 11,9 millones de accesos móviles y fijos y casi medio millón de clientes de la televisión de pago. Por ello, la empresa reafirmó entonces su decisión de mantener los planes de inversión en el país, incluyendo el proyecto de la instalación de la red 4G.
Las compañías españolas no quisieron ayer hacer valoraciones sobre la situación política que se abría en Venezuela tras las elecciones del domingo. Sin embargo, algunas como el caso del BBVA, reconocieron que la inestabilidad de los tipos de cambio han provocado que se quite a este mercado de sus resultados para evitar el impacto de la fluctuación de la divisa en sus cuentas.
Otra de las compañías con una presencia destacada en Venezuela es Repsol. La compañía entró en el país en 1993 y en 2014 alcanzó una producción de 36.800 barriles al día distribuidas en ocho bloques. Entre los proyectos de la compañía en el país destaca megacampo Perla, el campo offshore más grande de Latinoamérica. Sin embargo, tras la integración de Talisman el año pasado, la compañía ha reducido el impacto del país latinoamericano a menos del 7% del total de la producción.
Salidas del país
De las 96 empresas que figuran en la lista del ICEX con presencia en Venezuela, hace unas semanas se cayó una de ellas: Indra. La compañía tecnológica había anunciado antes del verano en su plas estratégico que saldría de aquellos mercados donde no tuviera operaciones de cierto tamaño o donde el retorno no fuera adecuado a la inversión.
Anteriormente otras empresas españolas habían encarado su salida del país. La primera más sonada fue Banco Santander, quien vendió su filial, Banco de Venezuela, al propio Gobierno de Hugo Chávez en 2009 por 755 millones de euros. Otra compañía española que dejó el mercado venezolano fue Amper, que vendió su filial en el país durante su proceso de concurso de acreedores. En este caso la transacción se cerró por un euro.
Aunque en estos casos no se ha señalado oficialmente directamente a la situación del país como razón para salir de Venezuela, la devaluación y la regulación comercial han estado presentes. De hecho, la legislación dificulta que se puedan repatriar los beneficios de las filiales.
Con estos resultados, el Gobierno continúa en manos de Nicolás Maduro, del PSUV, pero tendrá en contra la mayoría de la cámara, que controlará el MUD. Los mercados recibieron con buen ánimo los resultados de las elecciones y los analistas citados por agencias como Reuters señalaron que se abre la puerta a las reformas económicas. Los bonos venezolanos crecieron con fuerza mientras que la bolsa de Caracas se apuntó un 1,84% en el arranque de la sesión.