Indra destituye a Monzón como presidente de honor
El aparato ha sido adquirido por el futbolista del Real Madrid, Cristiano Ronaldo, tras pagar 19 millones
El consejo de administración de Indra ha destituído a Javier Monzón como presidente de honor de la compañía, cargo que ostentaba desde enero de este año. Según informa Europa Press, el despido se produjo en la tarde del pasado miércoles. El presidente de Indra, Fernando Abril-Martorell llevó la propuesta de un consejero a la reunión del consejo de administración y éste aprobó la destitución de Javier Monzón por unanimidad.
La razón de la destitución se basa en el contrato de adquisición del avión que recientemente ha comprado el jugador del Real Madrid Cristiano Ronaldo. Este avión era el que tenía el expresidente de Indra, Javier Monzón, y que, según las fuentes solventes consultadas por Europa Press, lo había adquirido a espaldas del consejo de administración de la empresa de tecnología.
El pasado 12 de noviembre se conocía la adquisición, por parte de Cristiano Ronaldo, de un avión por el que había pagado 19 millones de euros, según aseguraba el diario luso Correo da Manha. Pero en aquel momento no se reveló la identidad del vendedor.
Otras fuentes negaron a CincoDías que el directivo comprara ningún avión. "No hubo ninguna compra, fue un acuerdo de uso (un leasing) y no se hizo a espaldas del consejo de administración de Indra". Según estas fuentes, el avión era para que lo utilizaran los directivos de la compañía "y algunos lo hicieron".
Las fuentes consultadas por Europa Press insistieron en que el contrato del avión se había realizado sin que el consejo tuviera conocimiento de él, ni fuera aprobado por los consejeros de la empresa. Las citadas fuentes explicaron que se trataba de un contrato de alquiler, pero con unas condiciones que más bien suponían una compra y con uso de exclusividad plena por parte de la compañía arrendataria, en este caso, según indican, el presidente, ya que rechazan que el consejo tuviera conocimiento del mismo.
El citado avión es un Gulfstream G200. Se trata de un avión ejecutivo bimotor diseñado por la compañía israelí Israel Aerospace Industries, y producido posteriormente por la compañía estadounidense Gulfstream Aerospace en Savannah, Georgia.
Mide 19 metros de longitud, tiene una capacidad para dos tripulantes y ocho pasajeros y está equipado con un baño, vestuario, acceso a internet, teléfono y fax. Alcanza una velocidad máxima de 900 kilómetros por hora.
Cuenta también con una cocina equipada y todo lujo de detalles, entre los que están como lectores de CDs y DVD. Según el diario portugués, el 'galáctico' lo estrenó para desplazarse a Londres al estreno de la película sobre su vida, acompañado de su familia, entre los que estaban su madre y su hijo.
Su nombramiento como presidente de honor se había producido el mismo día en que fue sustituido por Abril-Martorell en la presidencia ejecutiva de Indra. En aquella ocasión, el consejo de administración de la empresa decidió dar la presidencia de honor a Monzón por unanimidad, aunque con reservas de los consejeros nombrados por la Sepi, Adolfo Menéndez y Juan Carlos Aparicio, porque en aquel momento no tenían certeza de cómo había sido la gestión de la compañía por parte de éste.
El citado asunto ha sido recurrente en otros consejos de administración que han tenido lugar a lo largo de este ejercicio, en los que algunos consejeros se han mostrado a favor de la destitución de Javier Monzón de este puesto que, aunque no es remunerado, sí daba un marchamo de calidad al titular, según precisaron las mismas fuentes.
Sin embargo, no fue hasta el pasado miércoles por la tarde cuando se ha producido el hecho, tras ser propuesta de manera oficial la destitución de Javier Monzón. Los consejeros de Indra aprobaron por unanimidad esta propuesta, según las fuentes consultadas quienes argumentaron que no ha habido la “transparencia debida” por parte de Monzón ante el consejo de administración, es decir, que la destitución se produce por no haber contado “todo” al Consejo.
Su nombramiento como presidente de honor se había producido el mismo día en que fue sustituido por Abril-Martorell en la presidencia ejecutiva de Indra. En aquella ocasión, el consejo de administración de la empresa decidió dar la presidencia de honor a Monzón por unanimidad, aunque con reservas de los consejeros nombrados por la Sepi, Adolfo Menéndez y Juan Carlos Aparicio, porque en aquel momento no tenían certeza de si la gestión de la compañía había sido buena o no.
El citado asunto ha sido recurrente en otros consejos de administración que han tenido lugar a lo largo de este ejercicio, en los que algunos consejeros se han mostrado a favor de la destitución de Javier Monzón de este puesto que, aunque no es remunerado, sí daba un marchamo de calidad al titular, según precisaron las mismas fuentes.
Sin embargo, no ha sido hasta el pasado miércoles por la tarde cuando se ha producido el hecho. Los consejeros de Indra la aprobaron por unanimidad esta propuesta, según las fuentes consultadas quienes argumentaron que no ha habido la “transparencia debida” por parte de Monzón ante el consejo de administración, es decir, que la destitución se produce por no haber contado “todo” al Consejo.
De esta forma, el mismo consejo de administración que nombró a Javier Monzón presidente de honor por unanimidad, después de 22 años en la presidencia de la compañía, ha sido el que le ha destituido, también por unanimidad.
El relevo en la presidencia de Indra se produjo el pasado mes de enero. Después de los malos resultados que registró la compañía en el año 2014 Javier Monzón, que había sido el único presidente que ha tenido la empresa desde su creación en 1992 --lo fue con Felipe González, con José María Aznar y con Zapatero como presidentes del Gobierno--, en enero de este años fue sustituído por Fernando Abril-Martorell.
A lo largo del presente ejercicio han ido aflorando algunas operaciones que han causado pérdidas a Indra, entre las que se encuentran la aventura empresarial brasileña, que se ha saldado con unos 600 millones de euros de provisiones, que, añadidas a otras, han elevado la necesidad de provisionar a cerca de los 1.000 millones de euros.