¿La compra de grandes cantidades frente al comercio de proximidad?
Después del éxito de su primer centro en España, en concreto en Sevilla, el gigante de la distribución Costco (segundo en el mundo sólo por detrás de Wal Mart y muy por delante de Carrefour) ha abierto un segundo en Madrid. Lo relevante no está sólo en que esta gran empresa decida seguir creciendo en España, si no también por su intención de seguir creciendo a corto plazo (con la intención de abrir cuatro centros más) y especialmente por su forma de trabajo.
Costco combina dos conceptos novedosos, el primero es la venta de artículos en grandes tamaños lo que ayuda a tener un precio más reducido. Los grandes tamaños para conseguir ahorro son muy utilizados en Estados Unidos por diferentes cuestiones sociodemográficas pero en España no llegan ni mucho menos a esos tamaños. Pero aún adaptándo a nuestro mercado los tamaños, especialmente en alimentación seca, son en muchos casos muy superiores a los que estamos acostumbrados a ver, salvo los de un establecimiento, el alemán Makro, dirigido sólo a empresas y profesionales.
El segundo factor es que para comprar hay que hacerse socio y pagar por ello una cuota anual: 30 euros + IVA para los particulares (36,30 euros) y 25 euros + IVA para los profesionales (30,25 euros). La empresa asegura que muy rápidamente, en las primeras compras se recupera fácilmente esta cuota con sus precios más bajos, pero este modelo de negocio trae condicionantes.
Los riesgos de centrarnos sólo en el precio
Tener un carnet para comprar no es nuevo ni único. Makro por ejemplo lo tiene, aunque lo concede a cualquier profesional o empresa que lo solicita sin coste. Los modelos restrictivos para los consumidores los hemos tenido hasta hace poco con los Economatos. Los había sin coste, como ventaja de empresa o grupo laboral (por ejemplo funcionarios de un Ministerio u Organismo) pero también los había particulares pagando la cuota de socio. Tanto unos como otros desaparecieron, los primeros por sustituir las ventajas laborales por las de otro tipo y las segundas por agotamiento de un modelo comercial por la competencia de otras superficies con precios bajos.
La llegada de Costco quiere romper esta tendencia ayudándose en las ventajas de buenos precios (con el reclamo adicional de combustible económico) y una gama amplia de producto. Pero el consumidor si opta por este tipo de establecimientos también debe tener en cuenta ciertos riesgos que pueden conllevarle límites y pérdidas:
- Menor elección de lugares de compra: Al buscar amortizar la cuota anual se tiende a ir a este establecimiento, no comparando con ofertas que pueden ser más beneficiosas en otros centros.
- Los problemas de comprar grandes cantidades: Los grandes envases de centros como Costco ofrecen mejores precios pero con ciertos riesgos o problemas, desde almacenamiento a que el producto pierda calidad o caduque (por ello se centran en alimentación seca principalmente). Esto hace que sea mejor centro para profesionales o familias con grandes consumos como la familia numerosa y peores para pequeñas familias.
En productos frescos se extienden más estos problemas. Si compramos grandes cantidades en productos secos el ritmo de compra con el del producto fresco no irá acompasado y obligará o a ir muchas veces al mismo centro a por productos frescos o hacer la compra en otros establecimientos más cercanos. Después de la crisis de los mercados tradicionales de las grandes ciudades, la sangría de cierres de establecimiento se ha parado y sucede lo contrario, creciendo los minimercados (un local con una pescadería, charcutería, frutería y carnicería) que están haciendo crecer la compra casi diaria de estos productos más perecederos. - Costes ocultos: O no tan ocultos, como por ejemplo el transporte. A diferencia de la compra de proximidad estos centros obligan en muchos casos a un desplazamiento con un coste, el cuál se busca maximizar con una práctica poco recomendada ¡comprar más! El resultado, se multiplica el gasto y los costes de almacenamiento y de caducidad de la compra.