La ISO 14001 que acaba de entrar en vigor, y cómo afecta a las empresas
Con esta medida las organizaciones contribuyen a fomentar el desarrollo y bienestar de su entorno.
La nueva norma ISO 140001 describe las principales exigencias para que las empresas implementen un Sistema de Gestión Ambiental (SGA) que les ayude a medir el impacto de sus actividades. A través de las modificaciones que esta aporta, las organizaciones no solo se comprometen a cumplir las diferentes legislación sobre protección de entornos sino que, además, contribuyen a su desarrollo y bienestar.
Para llevar a cabo la puesta en marcha de esta medida, las empresas cuentan con un periodo de implementación de entre seis meses y un año. Además, aquellas organizaciones que cuenten con una certificación ambiental previa podrán realizar a lo largo del próximo año una recertificación, a través de la cual complementen los logros alcanzados.
En lo que respecta a las modificaciones que ISO 14001 supone, entre las mismas destacan los cambios relativos al contexto de la organización. Así, como señalan desde Iso Tools, esta norma introduce el análisis de elementos como el clima, los recursos disponibles y los cambios sociales, regulatorios, financieros y tecnológicos.
A su vez, se distingue por otorgar mayores responsabilidades a la dirección de las empresas y por la necesidad de que el Sistema de Gestión Ambiental con el que cuente tenga un carácter estratégico. Por otra parte, la ISO 14001 hace hincapié en la necesidad que existe de una mayor concienciación y competencia en torno al cuidado y la preservación del ambiente.
Principales modificaciones
En paralelo, los responsables de los negocios han de tener presente que la norma también ha modificado ciertos factores para aumentar la coherencia en materia de protección medioambiental. Es el caso de la comunicación interna. Asimismo, se hace un mayor énfasis en el término cadena de valor de las empresas y se ofrece un análisis más completo sobre la puesta en marcha de los procesos.
Por último, también cuenta con una cláusula en la que se profundiza sobre la medición, seguimiento y revisión de los procesos por parte de la dirección de las compañías así como con un elemento nuevo que propone un enfoque más estructurado de las medidas y decisiones entorno a la puesta en marcha de un SGA en cada negocio.