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Potencia su banca privada y de inversión en el país

Citi quiere atraer en España a los clientes con más de 22 millones

Fernando López, responsable de Banca Privada para el Sur de Europa.
Fernando López, responsable de Banca Privada para el Sur de Europa.

Citi se propone crecer en España más del 10% anual en banca para patrimonios de al menos 25 millones de dólares (unos 22 millones de euros). La entidad, tras vender sus negocios de banca minorista y tarjetas, es una de las firmas más activas en banca de inversión.

Para ser cliente de la banca privada de Citi es necesario ser multimillonario. Lejos de los umbrales mínimos que sugiere esta denominación, fijados en la mayoría de las entidades en torno a los 300.000 euros, el banco estadounidense, que vendió sus divisiones de particulares y de tarjetas de crédito a Popular en 2014, requiere disponer de un patrimonio de más de 25 millones de dólares (unos 22 millones de euros). El mínimo de cada cuenta debe alcanzar al menos los siete millones de dólares (seis en euros) bajo gestión. “Los clientes naturales de esta división son grandes patrimonios y family offices”, explica Fernando López Muñoz, responsable de Banca Privada de Citi para el Sur de Europa. Con un equipo de 20 personas vinculadas a España, lideradas por Eliseo Cervera, Citi ha sorteado los problemas que estallaron para los usuarios de la banca privada de otras entidades. Entre ellos, los vinculados a los fondos monetarios dinámicos o a las quiebras de Lehman Brothers y de la banca islandesa.

La gran arma de Citi, que prefiere mantener la confidencialidad sobre el número de clientes de su banca privada –aunque señala que cada banquero atiende como máximo a 25, lo que hace un máximo de 500 en España–, es que tiene tentáculos por todo el planeta. “Utilizamos todas las herramientas del banco, todo su balance y su globalidad, para dar soluciones a nuestros clientes. Podemos emitir deuda, constituimos estructuras sofisticadas de financiación... Nuestra actividad se asemeja más a la de la banca de inversión que a la minorista”, añade Fernando López Muñoz. Este año, Citi ha participado en las colocaciones de tres de las seis salidas a Bolsa (Saeta Yield, Euskaltel y Cellnex) en la Bolsa española, por casi 3.400 millones, y en otras ocho operaciones –entre ellas, las desinversiones de Oman Oil en Enagás, de Grupo Arnault y Colony en Dia, y de Air France en Amadeus– por unos 1.700 millones de euros. En los mercados de deuda, es uno de los clásicos aliados del Tesoro, al ser creador de mercado en bonos y obligaciones.

La división de banca privada de Citi contaba a finales del año pasado con unos 374.000 millones de dólares (330.000 millones de euros) bajo gestión y 49 oficinas en 15 países. Dispone de ojos en casi cualquier rincón del mundo y, por lo tanto, es un termómetro del sentimiento de los grandes inversores de toda procedencia.

El rally de elecciones en España, con las autonómicas del pasado mayo, las catalanas de hace dos semanas y las generales del próximo 20 diciembre, no quita el sueño a los grandes patrimonios. “En España, el cliente no tiene un miedo particular a la situación política, obviamente, sí es sensible a ella, pero no es la preocupación número uno”, afirma Fernando López Muñoz. “No preocupaban significativamente las elecciones catalanas del 27 de septiembre per se, tampoco las generales que se celebrarán en diciembre”. Reconoce, eso sí, un cierto temor a que un cambio en el panorama de coaliciones de gobierno implique una modificación a los incentivos a la empresa familiar. Es decir, en los impuestos de Sociedades y sobre el Patrimonio.

Grecia y los mercados emergentes, con China a la cabeza, sí provocan dudas. La analista jefe de Política de Citi, Tina Fordham, considera que el escenario más probable es que el país heleno abandone la zona euro en tres años a más tardar. Con todo, López Muñoz descarta una nueva recesión, pero advierte de que “hay que ser muy hábil para capear la actual coyuntura y ser muy selectivo”, y entre los diferentes activos prefiere la Bolsa: “No se puede afirmar que la renta variable, en términos comparativos con la renta fija, esté cara”. Sobre el ladrillo en España, avisa de que hay que ser muy selectivo, aunque es optimista: “Dentro de los mercados desarrollados, es uno de los países, junto con Holanda, en los que creemos que hay oportunidades.”

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