La discreción de los hombres de campo
Confiesa ser austero, conduce el mismo coche siempre, un Passat Hace sus propios jabones
No usa nunca perfume, no porque no le guste, sino por un tema profesional. Agustín Santolaya, director general de Bodegas Roda, nacido en una familia de viticultores en Villamediana de Iregua (La Rioja) hace 54 años, no quiere que ningún olor ajeno distorsione su faceta de catador. “Eso sí, en los aeropuertos huelo to_das las fragancias que salen al mercado”.
Lo que siempre lleva, en vez de pañuelo, lo que le da un toque diferente a su elegante estilo, es un ramito de alguna hierba aromática en el bolsillo de la chaqueta. “Es algo que siempre llevaba mi abuelo, y siempre me ha gustado porque siempre desprendes una fragancia natural”. Santolaya viaja por medio mundo vendiendo vino, una experiencia que le reafirma en su pasión por su tierra, La Rioja. “Desde mi casa veo la sierra de Cantabria, tres ríos y hasta los Pirineos. Todas mis grandes celebraciones las hago en este valle, donde encuentro un gran equilibrio energético”..
Confiesa ser un gran lector, sobre todo de tratados antiguos del campo, como la obra de Columela, el recorrido más amplio documentado sobre agricultura romana. En cuanto a lecturas más contemporáneas, elige a Haruki Murakami, del que acaba de leer Hombres sin mujeres, que le ha hecho releer La metamorfosis,de Frank Kafka.
Fiel al mismo sastre
Siempre lleva la misma marca en sus trajes, Ermenegildo Zegna. “Me caen bien, me siento cómodo con ellos, para qué voy a cambiar”.
Paisaje único
Lo ha descubierto recientemente: Peña Puerta, en el pueblo de Viguera, en La Rioja. “Un lugar único, compuesto por un pequeño circo de montañas, de las que caen cascadas, y donde en invierno hay una sensación de hielo y frío, como si estuvieras en los fiordos noruegos, y en verano está cubierto de musgo; es impresionante”, describe emocionado.
Último capricho
Es aficionado a los toros y su última gran experiencia fue ver salir por la puerta grande de la plaza de Bilbao al torero Diego Urdiales. El broche lo puso con una comida en el restaurante Kate Zaharra, uno de sus preferidos, además de por su nivel gastronómico por las vistas que tiene sobre la ciudad.
Un ramito en la solapa
Suele llevar, como hacía su abuelo, plantas aromáticas en el bolsillo de su chaqueta.
Cosmética de producción propia
Elabora sus propios jabones y cremas con hierbas aromáticas, como la caléndula o el hipérico o hierba de San Juan, que macera en aceite de oliva.
Buenas vibraciones
Es coleccionista de piedras, “que me dicen algo, es la historia de la tierra, te hablan; cuando las tienes en la mano sientes su calor”.
De color marrón
Tiene especial debilidad por los zapatos en tonos marrones. Le gusta que sean cómodos, sencillos, con cordones y de la firma Barrats.
De blanco inmaculadoOtra manía: no se complica la vida con las camisas. Se las hace a medida y solo admite el color blanco.