Paisajes de luz y agua en Aracena
Acuíferos y manantiales, encinas y castaños al sur de Sierra Morena. La arquitectura defensiva es uno de los referentes patrimoniales de la zona.
Al norte de la provincia de Huelva, en el extremo occidental de Sierra Morena, se extiende un espacio rico en acuíferos y manantiales caracterizado por una extensa masa forestal de robles, castaños y encinas, alta pluviosidad, clima suave y un patrimonio natural y cultural sorprendente. Se trata del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche, un tesoro natural salpicado de pueblos blancos y castillos, muchos levantados durante el dominio musulmán.
Tras la Reconquista, la sierra de Aracena cumplió un papel esencial en la defensa de los límites del Reino. Estas fortalezas, cuyas paredes relatan historias de guerras y asedios, sirvieron a los castellanos para defender la denominada Banda Gallega, territorio fronterizo entre los reinos de Castilla y Portugal, y nombre con el que históricamente se conocía a gran parte de la actual sierra de Aracena. Esta denominación surgió a partir la repoblación de estas tierras por gallegos y leoneses tras la expulsión de los musulmanes.
La arquitectura defensiva es uno de los referentes patrimoniales más importantes de la zona y, sin duda, también son privilegiados miradores para contemplar los paisajes serranos que la rodean. El castillo de Aracena, la capital de la sierra y el parque que llevan su nombre, es un buen ejemplo. Construido a mediados del siglo XIII, sus muros acogen la Iglesia Prioral de Nuestra Señora del Mayor Dolor, el templo más antiguo de la ciudad, un edificio de estilo gótico-mudéjar, con una notoria influencia de la Giralda de Sevilla, que conserva el alminar de la mezquita que le precedió.
Además de recorrer el casco histórico de Aracena, considerado bien de interés cultural, es imprescindible sumergirse en las entrañas de esta espléndida villa de poco más de 7.000 habitantes para descubrir un enorme tesoro.
Situada en pleno centro de la ciudad, la denominada Gruta de las Maravillas hace honor a su nombre. Oculta durante milenios bajo la montaña sobre la que se erige el castillo, es una de las formaciones kársticas más interesantes de España y una de las mayores atracciones de esta localidad.
Aquí, el agua, la piedra y el tiempo han creado un grandioso laberinto de lagos, estalagmitas y estalactitas que se extiende a lo largo de varios kilómetros. Descubierta a finales del siglo XIX, en 1914 se abrió al público como la primera cueva turística de Europa. En las visitas guiadas, con un número limitado de personas, se realiza un sorprendente recorrido de más de un kilómetro. Está prohibido hacer fotos.
El paisaje de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche está atravesado por innumerables senderos naturales, de los cuales más de 600 kilómetros están señalizados. Muros y cercados de piedra, caminos empedrados que aún siguen comunicando pueblos, aldeas y caseríos de la zona, molinos de agua, fuentes, abrevaderos, pozos, acequias, albercas... conforman un patrimonio rural de gran valor.
Su relieve suave, clima atemperado y la abundancia de fuentes y manantiales hacen de esta comarca un rincón idóneo para disfrutar durante todo el año del contacto directo con la naturaleza y de pueblos con encanto donde nunca falta una tasca o una venta para degustar los platos locales.
El jamón y las setas son los atractivos gastronómicos por excelencia de la región. Dehesas de alcornoques, encinas y quejigos y grandes extensiones de castaños convierten a esta tierra en una de las más prolíficas de la Península en la producción de setas y un paraíso para los amantes de este manjar. Otoño, final del invierno y principios de primavera son las mejores épocas para comer setas.
Y Jabugo... Solo con mencionar su nombre, nuestras papilas gustativas se activan. Sinónimo de jamón ibérico, es uno de los productos más apreciados de la gastronomía onubense y de la española. La Semana del Jamón Ibérico de Aracena se celebra la última del mes de octubre. Jamón y setas, excelente excusa para hacer una escapada de otoño.
Guía para el viajero
Comer, dormir... En plena naturaleza y en la mayoría de los pueblos de la sierra hay establecimientos de turismo rural; también sofisticados hoteles, como el Hotel Convento Aracena. Ubicado en un antiguo convento de clausura del siglo XVII, ofrece una excelente relación calidad-precio. Para comer hay muchas opciones. Un restaurante recomendable en Aracena es José Vicente.
Rutas del agua. Los numerosos manantiales, conocidos en la zona como veneros, han generado a lo largo de años una intrincada red de caminos, veredas y senderos. Existen rutas para descubrir los espacios y las infraestructuras que han servido a los habitantes de la comarca para aprovechar los excelentes recursos hídricos de su entorno.
Retazos árabes. Uno de los pueblos más representativos de la sierra de Aracena es Almonaster. El mayor esplendor de esta bonita localidad serrana tuvo lugar durante la temprana islamización de los territorios andaluces. Las siluetas de la mezquita del siglo X, espléndidamente conservada, y el coso taurino construido a su lado dominan el paisaje.