Todo lo necesario para hacer ejercicio está en su hogar
Su precio es de cinco o seis euros al mes, cantidad irrisoria comparada con los gimnasios A medida que el abonado progresa, se le sirven vídeos de más dificultad o intensidad
Excusas del tipo “salgo muy tarde del trabajo” o “la mañana me la absorben los niños” están en peligro de extinción. La tecnología permite que quienes realmente quieran hacer ejercicio puedan lograrlo incluso sin tener que salir de casa. El llamado fitness online causa sensación en EEUU, donde ya cuenta con millones de suscriptores. También gana peso en Europa, con Alemania o Austria como algunos de los países en los que más rápido se está imponiendo.
¿Qué es exactamente el fitness online? Se trata de webs en las que, a cambio de un pago determinado (por uso, mensual, trimestral, anual, etcétera), el usuario recibe a cambio vídeos en los que un entrenador personal le indica cómo realizar una serie de ejercicios. El servicio por el que se paga es disfrutar en casa de un monitor de yoga, musculación, aeróbic o cualquier otra disciplina.
Esta fórmula empieza a funcionar también en España. Gym-In.com, una de las webs disponibles en el mercado, se inició en el negocio en 2013. “Detectamos que había una creciente demanda para este producto. En los últimos dos años hemos crecido en suscriptores, pero creemos que todavía queda mucho recorrido”, explica Arantxa Ezcurra, cofundadora de la compañía junto a dos socios más.
El dato
La industria deportiva mueve el 1% del PIB, según datos de la asociación empresarial Fneid. La misma fuente asegura que el 17% de la población hace uso de alguna instalación deportiva de forma habitual, lo que sitúa España entre los países más activos del mundo.
En el caso de esta web no hace falta tener una gran infraestructura en casa. “Para usarnos es necesario tener ropa cómoda, una buena conexión a internet y fuerza de voluntad”, resume Ezcurra. Otras páginas, como ictiva.com o telegim.tv, sí que incluyen ejercicios en los que se requieren mancuernas, bicicletas estáticas o balones medicinales.
Los interesados en el deporte también pueden buscar tutoriales o clases monitorizadas en portales como Youtube o Vimeo. “El problema es que algunos de los vídeos están grabados por profesionales, con clases bien hechas, pero otros muchos no”, indica Ezcurra. La calidad es precisamente lo que venden los portales de fitness online. Por cinco o seis euros al mes, una cantidad irrisoria comparada con las cuotas de los gimnasios físicos, los usuarios de Gym-In tienen acceso a vídeos de diez disciplinas, como por ejemplo aerodance, pilates, baile cardio o yoga. A medida que el abonado progresa, se le sirven vídeos de más dificultad o intensidad. Lo mismo que haría el entrenador al ver que uno aguanta la sesión sin sudar demasiado la camiseta.
El ordenador portátil es, por el tamaño de la pantalla, el soporte más usado para seguir las clases de fitness online. Aunque el móvil y la tableta van ganando terreno. “También queremos que nuestro portal sea compatible con la smart tv”, indica Ezcurra.
Otra diferencia sustancial entre seguir las instrucciones de vídeos sacados de internet a las de un preparador de un portal de fitness es la posibilidad de seguir planes personalizados, por ejemplo de musculación o pérdida de peso. Para confeccionarlos hace falta saber primero el estado físico o los hábitos de alimentación del interesado, información que obtienen las páginas de fitness a través de cuestionarios. El seguimiento de los pupilos también se obtiene a través de la valoración y comentarios que hacen tras cada clase.
Una idea de hace 30 años
La edad de oro de la pasión por el deporte
La concienciación social respecto a la necesidad de hacer ejercicio para tener reducir la incidencia de enfermedades cardiovasculares está hoy a años luz respecto a la de hace un par de décadas. Según un estudio de la consultora estratégica Bain & Company basado en su última encuesta sobre tendencias mundiales, nueve de cada diez personas están dispuestas a gastar más para tener un estilo de vida saludable. El 75% de los encuestados es consciente de que tiene que cambiar sus hábitos, aunque el 80% dice enfrentarse a impedimentos de diversa índole para hacerlo, ya sean dificultades financieras o falta de tiempo.
El mercado no ha dejado pasar el tren de la fiebre del ejercicio físico. Los gimnasios de todo tipo, entre ellos los lowcost, se multiplican. La Federación Nacional de Empresarios de Instalaciones Deportivas sitúa en torno a los 3.000 millones de euros la facturación anual del sector, que da empleo de forma directa a cerca de 60.000 personas.
Las apps tampoco se han desentendido de este mercado en crecimiento. Android y AppStore cuentan con centenares de ellas, gratuitas y de pago. Desde el simple cronómetro y GPS para los aficionados al running hasta la oferta de varios tipos de entrenamiento, internet rebosa de planes saludables.
EEUU es el referente mundial en la venta de vídeos VHSpedagógicos para aprender a realizar casi cualquier actividad. En los años ochenta se puso de moda el aeróbic, usando, eso sí, calentadores y cintas en el pelo. La ganadora de dos premios Óscar Jane Fonda lanzó durante esa década varios vídeos de rutinas de ejercicios, tirando de su popularidad para darle un toque de glamour a una actividad tan mundana como hacer ejercicios para reafirmar los glúteos.