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Mi currículum

Martín Cabiedes, el filósofo que se convirtió en inversor

“Envidio a la gente que tiene claro qué quiere hacer y a qué quiere dedicarse” “El dónde y el cuándo son determinantes en una carrera profesional”

Pablo Monge

Es filósofo y se dedica a invertir en empresas emergentes. Reconoce que tuvo suerte cuando llegó el momento de elegir la carrera que iba a estudiar. Luís Martín Cabiedes, nacido en Madrid en 1960, está firmemente convencido de que la universidad, tal y como está planteada, funciona de forma errónea. “Debe crear a la persona, no al oficio. Una cosa es tu formación y otra muy distinta es aquello en lo que vayas a trabajar. Aunque es cierto que para poder llevar a cabo esta idea, tienes que tener una solvencia económica que te permita estudiar lo que de verdad te guste. Y yo la tenía”. Por eso se matriculó en Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid, donde se licenciaría.

A pesar de ello, siempre tuvo muy claro que no quería dedicarse profesionalmente a esta ciencia. “A día de hoy tampoco está entre mis planes”, comenta. “Me da envidia la gente que tiene claro desde un principio qué quiere hacer y a qué quiere dedicarse”.

Cuando finalizó sus estudios de filosofía cursó un Máster de Administración de Empresas en el IESE. “Mucha gente de mi familia había estudiado allí, así que seguí sus pasos para aprender a ser empresario”. Una vez finalizado, y tras un tiempo barajando varias ideas y posibilidades, decidió entrar, a finales de los años ochenta, en la agencia de noticias Europa Press, la compañía familiar. “Llegué como consejero, con el convencimiento de que no iba a trabajar con nada que ya existiese, y que era necesario aprovechar los avances e innovaciones que, en el mundo de la comunicación, se encontraban en esos momentos a la vuelta de la esquina”.

...Pasado

Una larga cadena de circunstancias fue lo que llevó a Martín Cabiedes a dedicarse a poner dinero en pequeñas empresas emergentes. Todo se fraguó durante su etapa en la agencia de noticias Europa Press. “El dónde y el cuándo fueron determinantes. Si no hubiese estado trabajando en la empresa durante esa época, seguramente todo habría sido diferente”. Comenzó desarrollando Europa Press televisión, y más tarde, con la llegada de internet, tocó apostar por el nuevo producto. “Era algo especial y distinto. Nosotros no vendíamos información, vendíamos el soporte. Y teníamos uno nuevo que proporcionaba oportunidades nunca vistas hasta el momento. Tuve que decirle a mis hermanos y a mi padre que internet estaba hecho para nosotros”. Martín Cabiedes tomó la iniciativa y la agencia apostó muy fuerte por el cambio. “En Windows 95, las primeras noticias que podían leerse eran nuestras”.

Todo esto llevó a que, a finales de los noventa, ya no solo fuesen grandes multinaciones a las agencias en busca de publicidad, sino que llegó gente joven que ofrecía proyectos aprovechando internet. “Eran las startups de hoy, en su mayoría chavales con buenas ideas que no tenían dinero para poder llevarlas a cabo”. Un ejemplo fue Olé, el primer buscador de internet en castellano, en el que Martín Cabiedes decidió invertir. “Cuando Terra compró Olé, ganamos más dinero del que habíamos conseguido haciendo noticias y vendiendo información”.

Fue en ese momento cuando decidió seguir buscando empresas que tuviesen proyectos en internet para invertir en ellas. “Un día volví al IESE y un compañero me preguntó a qué me estaba dedicando. Se lo conté y me dijo que me había convertido en un business angel. Por fin me enteré de lo que era”.

Presente

La época de trabajar con los medios y las agencias de comunicación ya terminó para Martín Cabiedes. Ni siquiera para invertir. “Veo complicado su futuro, así que me fijo solo en empresas que nacen por y para internet”. En los 15 años que lleva en este negocio ha realizado un total de 74 inversiones. Y no todas han funcionado. “De hecho, lo que hago gira alrededor de ciertos hitos, como Tiendeo o Cocunat. Si inviertes en diez, lo normal es que fracases en ocho y ganes en dos. Pero esas dos tienen que ser grandes éxitos”.

Su experiencia le permite dar clases en el IESE sobre emprendimiento. Y para quienes no pueden asistir a sus cursos ha escrito ¿Tienes una startup?, un libro que recoge sus reflexiones. “Leerlo es como charlar con un inversor mientras te tomas un café”.

Y además, continua buscando empresas a las que financiar, a la par que sigue leyendo y formándose, a ritmo de cinco o seis reuniones diarias. “La filosofía me ha ayudado a ser mejor inversor. En todo este tiempo, lo único que he aprendido es que no tengo ni idea de lo que va a pasar en un futuro. Vivimos en un entorno incierto”. Y es así como toma sus decisiones, sabiendo que nada es seguro, que a veces hay que arriesgarse y que lo que una vez funcionó, en un futuro puede salir mal. “Hay gente a la que le espanta lo incierto. A mí me parece precioso que haya mil posibilidades”. Y sobre todo, ha aprendido a ser racional, a no enamorarse de un producto o del cliente. “Soy frío y distante. Tengo claro que mi papel es poner dinero para retirar los beneficios más adelante”. Esta racionalidad también le ha ayudado a saber decir que no. “Cada día tratas con personas que te cuentan su proyecto. Lo más duro es rechazarlos”.

Futuro...

En un futuro próximo, Martín Cabiedes espera seguir contribuyendo a aupar a las pequeñas empresas de internet. “Como, por ejemplo, mi último éxito, Blablacar”. De momento no tiene pensado cambiar su forma de trabajar porque, hasta la fecha, le ha funcionado bien. Aunque, siguiendo con su línea, quizá tenga que modificarla más adelante, “no sabemos cómo funcionará el mundo de internet de aquí a unos años”.

En un futuro más lejano, este inversor quiere dejar de serlo. “Llevo unos años en los que he bajado el nivel de financiación. Dentro de un tiempo me tocará sacar todo el dinero que he ido metiendo en las empresas”. Porque, como explica, esa es su profesión. Ser un mero portador del dinero que ha de recoger los frutos de su trabajo. “Realmente yo no quiero ser inversor, yo quiero ser desinversor”.

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