Llene su pueblo con un festival
El auge del turismo musical triplicala población en algunas localidades
El turismo de festivales de música ha irrumpido como la tercera vía ante la eterna duda de la playa o la montaña. Solo entre julio y agosto se celebran en España cerca de 70 citas de este tipo. La gran mayoría, y cada vez más, en pequeñas localidades.
En 2014, los diez principales festivales acogieron a 1,4 millones de espectadores un 3% menos que en 2013, según la Asociación de Promotores Musicales. Espectáculos que acogen entre 100.000 y 250.000 personas, y con poco margen de crecimiento. Son los festivales de mediano tamaño los que han visto cómo sus cifras de asistencia se han incrementado de forma considerable.
Citas con un precio contenido, y cuyo menor tamaño permite complementar la oferta musical sin masificaciones. “Nos ha costado 15 años sacar el festival adelante”, afirma Javier Ajenjo, director de Sonorama, que celebrará su 18ª edición en Aranda de Duero (Burgos), entre el 12 y el 15 de agosto. En 2014, con el gancho de Raphael, batía su récord de asistencia con cerca de 45.000 espectadores, más del doble que los que reunía hace ocho años y 10.000 por encima de la población total de Aranda: “En 2007, llegamos a perder 200.000 euros, y en los últimos tres hemos cerrado con superávit”, explica Ajenjo. Para este año, la venta de entradas ya se sitúa un 15% por encima de los niveles del año pasado: “Ir a un festival de verano, o a dos o a tres, se está convirtiendo en una moda. Un pueblo que no tiene festival, no es nada. Pero la sobreoferta puede ser un arma de doble filo. Y ser un festival más tiene un riesgo altísimo”, añade.
El Resurrection Fest, desde 2006 en Viveiro (Lugo), atrajo en julio a 54.000 personas, un 35% más que en 2014. El Portamérica, celebrado también el mes pasado en Nigrán (Pontevedra), cumplió este verano su cuarta edición. Y con récord de público:35.000 personas, un 25% más. “Crecemos cada año porque hay componentes, como el paisaje o la gastronomía, que fortalecen que la gente repita y recomiende”, afirma Kin Martínez, su director. La gastronomía es una de las bases de Portamérica, que ha reunido a 25 cocineros con un total de ocho estrellas Michelin. ¿Y dónde queda la música? “Es importante quién toca, pero deja de serlo cuando todo lo demás funciona y la gente está contenta”. “Se trata de crear una experiencia de ocio”, comenta José Luis Quirós, director del OBA Festival, que nace este mes en Arriondas (Asturias). “Solo con conciertos es difícil funcionar. Fuimos prácticos y bajamos el festival al pueblo. La gente también quiere beberse un vino o comer un lechazo”, opina Javier Ajenjo, de Sonorama.
En el caso del festival arandino, solo el 30% de los asistentes proceden de Castilla y León. El 70% de los que irán al OBA Festival, son de fuera de Asturias. Y esto incide en el impacto económico en cada entorno. Portamérica calcula ocho millones de euros:“no había plazas hoteleras en la zona”, relata Kin Martínez. En Sonorama, calculan 2,5 millones de incidencia directa. Pero desde ambos festivales, de iniciativa privada, apuntan al escaso apoyo que reciben de la administración, no solo económico, sino, sobre todo, burocrático:“no pueden exigir a lo privado lo que ellos no se aplican. Tiene que haber un criterio para celebrar algo así con más facilidad”, reclama Martínez.
“Ya no nos hace falta imprimir carteles”
Las redes sociales son también artífices de que los festivales medianos atraigan a más público. “Llevamos tres años sin hacer carteles. Ya no hace falta. Han multiplicado exponencialmente nuestra visibilidad”, afirma el director de Sonorama, Javier Ajenjo. El festival de Aranda de Duero suma, entre Facebook y Twitter, 50.000 seguidores. “Sin redes sociales ni la posibilidad de la venta online, hoy sería casi imposible atraer a la gente”, añade Kin Martínez, director de Portamérica. Su homólogo en el OBA Festival, José Luis Quirós, destaca su importancia para un espectáculo que debuta:“Es esencial que el community manager esté integrado en el equipo y responda las dudas de la gente. Lo contrario sería inadmisible”.