Toshiba cambia su cúpula directiva para recuperar la credibilidad
"Este ha sido el acontecimiento más perjudicial para nuestra marca en sus 140 años de historia”. Con estas palabras y una profunda reverencia –a modo de ritual japonés para pedir perdón–, el presidente y consejero delegado de Toshiba, Hisao Tanaka, renunció ayer a su cargo tras el escándalo de la manipulación de las cuentas de la compañía, que ha salpicado su gestión. La investigación independiente que este lunes evidenció que la multinacional japonesa había inflado sus beneficios en unos 1.125 millones de euros durante un periodo de casi siete años también ha costado el cargo a Norio Sasaki, predecesor de Tanaka en la dirección de la empresa y actual vicepresidente de la firma, así como Atsutoshi Nishida, actual miembro del consejo de la compañía y predecesor de Sasaki como máximo ejecutivo.
La dimisión en bloque llega tras la publicación del citado informe de expertos independientes que reveló que la cúpula de Toshiba alentó la manipulación “sistemática” de la contabilidad de la compañía. El gigante japonés, dedicado a infraestructuras y electrónica, explicó que Masashi Muromachi, actual presidente honorífico de Toshiba, asumirá provisionalmente la dirección ejecutiva de la multinacional. La empresa, que tiene previsto anunciar el próximo mes los resultados de negocio correspondiente al ejercicio finalizado en marzo, está considerando situar en los puestos ejecutivos a directivos externos, según informó Reuters.
Tanaka insistió ayer en que él no dio órdenes para abultar artificialmente los beneficios de la compañía, aunque la investigación sí señaló que el directivo envió correos electrónicos a los ejecutivos de la compañía en los que les pedía manipular los beneficios retrasando la publicación de los gastos. Las conclusiones de la investigación apuntan que las malas prácticas se habían extendido durante tres generaciones de consejeros delegados, remontándose al mandato de Nishida entre 2005 y 2009, según informó Financial Times.
Tranquilidad en la filial española
Todo el asunto del escándalo contable de Toshiba se lleva desde la sede de la corporación en Tokio. En España, la compañía asegura que nadie puede hacer de portavoz para hablar del tema, y remiten a los portavoces internacionales para aclarar cualquier cuestión. Fuentes del mercado aseguran a CincoDías que en la filial española hay máxima tranquilidad, y que el escándalo contable y la dimisión de parte de la cúpula directiva no ha afectado a la agenda de Toshiba España, “que mantiene su calendario para nuevos lanzamientos de productos”. En nuestro país, el gigante japonés cuenta con una plantilla de 60 personas. Aquí centra su actividad en informática de consumo y profesional, iluminación LED, gestión documental, aire acondicionado y su negocio médico.
El peor escándalo tras el de Olympus
Toshiba ha señalado que adoptará las medidas oportunas para corregir sus cuentas, en la medida necesaria, incluyendo la necesidad de contabilizar amortizaciones de activos fijos.
Con los cambios en la cúpula y estas medidas correctoras la compañía espera poder recuperar la credibilidad pérdida. Algo difícil, como admitió ayer Tanaka al asegurar que no cree que “estos problemas puedan ser superados en una noche”. En este sentido, el ministro de Finanzas japonés, Taro Aso, expresó su preocupación por el impacto negativo que este caso pueda tener en la reputación de Japón en los mercados. “Si no se consigue llevar a cabo la gestión empresarial adecuada, (Japón) podría perder la confianza de los mercados”, subrayó, al tiempo que calificó de “muy lamentables” las irregularidades llevadas a cabo por Toshiba.
Este caso no es el primero que salpica a Japón. El caso Toshiba es el peor escándalo de este tipo que se produce en el país asiático desde el que sufrió Olympus entre 2011 y 2012. Este escándalo saltó con la dimisión en octubre de 2011 del entonces presidente de la firma Michael Woodford, el primer extranjero en asumir ese cargo. Tras su destitución, el británico mantuvo que su despido se producía después de que cuestionara las supuestas irregularidades en adquisiciones efectuadas por la empresa entre 2006 y 2008. Tras salir a la luz las acusaciones de Woodford, la compañía admitió que había encubierto pérdidas en inversiones por valor 1.076 millones de euros desde la década de 1990 y que posteriormente las había tratado de “maquillar” con aquellas adquisiciones.
Con todo, las acciones de Toshiba subieron ayer un 6%, aunque caen un 23% desde principios de abril, cuando la firma reveló por primera vez las irregularidades contables. Standard & Poors dijo el martes que la reformulación de las cuentas de Toshiba podría llevarles rebajar su nota. “Los inversores institucionales y fondos a largo plazos ya han deshecho sus posiciones sobre las acciones de Toshiba, por lo que hoy el precio de los títulos está siendo sostenido por los inversores a corto plazo” dijo a Reuters Takatoshi Itoshima, director gerente de cartera de Commons Asset Management.