La agencia del pueblo, que nació el 11-S
Se conocieron hace 29 años trabajando en Tiempo BBDO, “la mejor agencia de publicidad, un lugar maravilloso para trabajar, donde se aprendía creatividad y relaciones humanos”, asegura Roberto Lara, de 56 años. Pero las relaciones se rompen, y el 5 de mayo del 2000, el mismo día que se estrenaba Gladiator, Miguel García Vizcaíno, de 50 años, abandonaba la agencia en la que había permanecido 13 años. “Me acuerdo perfectamente que ese fin de semana estaba recogiendo mis cosas, mientras escuchaba que el Atlético de Madrid se metía en segunda división. Nada podía ir a peor”, asegura.
Cuatro meses después, y el mismo día del atentado de las Torres Gemelas de Nueva York, el 11-S, ya habían montado, junto a Marta Rico, directora creativa, su nueva agencia, Sra. Rushmore. Cinco meses después completaron el quinteto de socios, con la incorporación de Eva Gutiérrez, consejera delegada, y César García, como director creativo.
“Desde el primer día que nos conocimos formamos un tándem indestructible, y soñábamos, como todo creativo, que queríamos tener una agencia propia. Miguel y Marta fueron los activadores”, asegura Roberto Lara, que ejerce como presidente y es el contrapeso de García Vizcaíno, director creativo ejecutivo y reconocido forofo rojiblanco. “Fíjate si somos opuestos que yo soy del Real Madrid. Con Miguel, que es bastante racional puedes hablar de todo menos del Atleti”, aclara Lara, que añade que el reparto de papeles ha estado claro desde el primer día: “una agencia vende ideas, que salen de los señores creativos, y luego estamos los gestores”.
“Somos de equipo, para que todo salga adelante se necesita de la energía, del talento y de las sinergias de mucha gente”, apunta García Vizcaíno, que recordando las palabras del Cholo Simeone, asegura que en Sra. Rushmore son más de partido a partido, “somos la agencia del pueblo”. Hasta en el lugar donde ubicarían las oficinas, en la madrileña Gran Vía, estuvieron de acuerdo: “Queríamos conectar con la calle porque el gran triunfo es que la gente hable de nuestras campañas”. Sobre lo que tienen en común, afirman que, al igual que con el resto de los socios, les une la visión que tienen de la vida, “pero por encima de todo el deseo de crear un lugar fantástico para ir a trabajar”.
Este año, Sra. Rushmore cumple 15 años juntos y, según avanza García Vizcaíno, lo celebrarán por todo lo alto, “somos muy de celebrar, y tenemos motivos para hacerlo por todo lo que hemos pasado en todas estas crisis económicas que hemos vivido en España”. Y si se han defendido bien, agrega Lara, es porque “hemos gestionado la agencia como si fuera una mercería o una frutería, sin créditos, ni capital riesgo; los ingresos siempre por encima de los gastos”. Eso les ha llevado, prosigue, a “dar números negros desde el primer día, y no ha habido ni un solo año en el que no hayamos subido el sueldo a la gente”.
La base de esta relación, aseguran ambos, está en la confianza, en la complicidad y en el consenso. A Roberto Lara lo que más le gusta de su socio y amigo es su genialidad, “no he conocido a nadie tan genio, con ese don, como él, tiene una inteligencia natural, y mientras le funcione el cerebro va a poder hacer campañas de publicidad hasta los 95 años”. Lo único que le pediría, “es que hablara un poco más”. El problema, interviene García Vizcaíno, es que “tengo cuatro socios que hablan alto y muy rápido”. Por lo demás, destaca de Lara “la energía que desprende, la capacidad para enamorar y hacer que las cosas pasen, nos hace la vida fácil”.
Y advierte que son “como los gitanos, vamos todos juntos a todos lados; cuando fuimos a Coca-Cola, en Atlanta (Estados Unidos) viajamos todos”. En cuanto a los conflictos también son bien avenidos. “Todas las semanas tenemos guirigay pero nunca llega la sangre al río;llegamos a acuerdos después de discusiones acaloradas”, señala García Vizcaíno. Lo bueno, agrega Lara, es “que nos hemos aceptado como somos”, y hasta confiesan que veranean juntos en el mismo lugar, Menorca. “No es una religión tener que vernos; somos amigos y nos vemos porque queremos”. El próximo proyecto en mente: hacer un viaje largo, eso sí, todos juntos.