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Un español, primer desarrollador invidente de la App Store, de Apple

La economía de las ‘apps’ más accesibles

Jonathan Chacón, trabajando en sus desarrollos, en su lugar de trabajo.
Jonathan Chacón, trabajando en sus desarrollos, en su lugar de trabajo.
Marimar Jiménez

La economía de las aplicaciones mueve cifras astronómicas. En 2014 ya supuso el 25% del negocio total de la movilidad, según un informe de VisionMobile, frente al 75% de negocio que fue generado por la venta de dispositivos. Y todo apunta a que esta cifra se elevará hasta el 33% en 2016. Se trata de un mercado que mueve 85.000 millones de dólares a nivel mundial y genera un millón de empleos. Solo en 2017 se calcula que habrá 270.000 millones de descargas de apps en el mundo, según Gartner.

Apple tuvo mucho que ver en el invento de las apps. Se puede decir que esta actividad económica arrancó en su conferencia de desarrolladores de 2008, cuando Steve Jobs anunció el inminente estreno de la App Store en 62 países. Se abrió en junio de ese año con 800 apps, 200 gratuitas, y el primer fin de semana se descargaron 10 millones.

Desde que empezó la revolución de las apps (la semana pasada Google anunció que solo para Android Wear, su sistema operativo para relojes y pulseras, tiene ya más de 4.000 aplicaciones) se ha desarrollado en Europa una enorme industria basada en el diseño y creación de apps. Solo el ecosistema iOS –sistema operativo de la empresa de Cupertino– ha creado en Europa más de 530.000 puestos de trabajo, según datos de esta compañía. Y hoy la App Store ofrece más de 1,4 millones de apps. Algunas, del español Jonathan Chacón, que no ha querido dejar de participar en esta actividad cada vez más lucrativa.

Chacón es probablemente el primer desarrollador de apps ciego, pues ya en 2010 ofreció su primera aplicación en la App Store. “Es un caso realmente excepcional” entre los más de 305.000 miembros del programa de pago para desarrolladores de la compañía. “Entre ellos, más de 17.500 son empresas de desarrollo y desarrolladores de apps iOS españoles, y uno de ellos es Chacón”. Apple ha pagado ya más de 7.500 millones de dólares a los desarrolladores de apps europeos, lo que supone cerca del 30% de los 25.000 millones que Apple lleva transferidos a los desarrolladores de todo el mundo.

Chacón creó a los seis años de edad su primera aplicación para el ordenador Amstrad CPC en 8 bits, y pronto pasó a trabajar en 16 bits en un Commodore Amiga. Según cuenta a CincoDías, en 1995 se quedó ciego y, con ayuda de herramientas de accesibilidad, siguió desarrollando su actividad de programación. “Empecé a crear apps y juegos móviles cuando descubrí el iPhone 3GS, el primer smartphone táctil accesible”, dice. En 2010 puso en marcha su propio sello, Tyflos Accesible Software, bajo el que hoy ofrece sus apps en la App Store. Más tarde abrió su blog Programar a Ciegas.

Su primera app para iPhone fue el juego Buscaminas accesible, adaptado para que puedan usarlo todo tipo de personas, incluidas ciegas o sordas. Después ideó Tragaperras accesible, cuyo reto tecnológico era crear “una interfaz no homogénea”, a diferencia del Buscaminas, que era un tablero regular, y originar una experiencia de usuario dinámica accesible. Después llegó una app para acceder a los contenidos de su blog y Othelo accesible, un juego de tablero cuyas innovaciones son el acceso a Game Center de iPhone e iPad, para que personas con y sin discapacidad puedan socializar jugando, además de una interfaz dinámica accesible y animada.

“Cualquier cosa diseñada con la accesibilidad como base acaba siendo más fácil”, defiende este desarrollador, que sabe que en el mundo hay más de 1.000 millones de personas con alguna discapacidad reconocida. En total, tiene seis apps en la App Store. La última, que estrenó este abril en español e inglés, es el juego Sopa de letras accesible. Está disponible en decenas de países.

Sobre la firma

Marimar Jiménez
Redactora senior en la sección de Empresas de CINCODIAS. Sigue la actualidad del sector de tecnologías de la información y del ecosistema emprendedor español. Antes de incorporse al diario en 2000 trabajó en Actualidad Económica y los suplementos Futuro y Negocio en EL PAIS. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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